EL MUCHACHO QUE NO SE DETIENE




¡No, no te detengas!,
El amanecer estará siempre esperándote,
Que muchos quedaron marcha atrás
Y maldicen el haberse vendido
En esta corta vida de la cual recién han tomado consciencia
Entre riquezas y todo aquello que jamás pudo llenar sus vidas.
¡No, no te detengas!,
Eres la oración de los que perseveran
Y esperan en tus pasos, como es la esperanza,
El sueño, la fe de los que aún creen y obstinados, persisten.
Si no entiendes esto, en cada generación
Siempre hubo alguien que está contra todo
Y debe seguir así, en su marcha
Para sostener los credos de los imposibles
Los hombres solitarios que empujan al mundo
En medio de su perdición
Para recordarnos que el hombre aún merece estar en este mundo.
¡No, no te detengas!,
Los hombres más poderosos te encuentran como esa razón
Para no apretar el botón.
Así es el destino de los justos
Como su estrella que brilla en medio de lo más oscuro
En la hora definitiva de las dudas
Cuando las personas no encuentran su lugar en este mundo,
Cuando los sabios necesitan volver su mirada sobre ti
Cuando les asalten los momentos de ira
Y quieran desistir en el ser humano.
¡No, muchacho lector, no te detengas ni te vendas!,
De nada vale el dinero del mundo
Si lo que ha de rodearte sea solo las falsedades propias
De los que perdieron su religión
Por muchos días de hipócrita ventura
Donde te aseguro, felices no son,
Porque querrían ser como tú:
Un muchacho solo contra el mundo,
Alguien que no se rinde,
Alguien que sigue avanzando,
El que no se detiene.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

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Julio Mauricio Pacheco Polanco

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