ELOGIO PARA LOS AMANTES QUE AMAN Y NO SE ENAMORAN





No, no espero nada de ti, creo que nos pasa lo mismo, creo que eso se lo he dicho a todas las muchachas que he conocido y conoceré, ¿qué?, que no espero nada de ti, (en su momento), porque sé que no estarás cuando esté a punto de dinamitar el mundo, cuando mis silencios me digan que lo maravilloso tiene precio, que el amor es una invención que tiene forma de trato, cuando un hombre solitario y, una mujer que me ve como ve a los demás hombres con los que estuvo todo el día, sabe bien que el amor que ella brinda, forma parte de su trabajo, porque para ser más sincero, he borrado de la agenda de mi celular decenas de números cuando he vuelto a llamar para conversar de cosas triviales y las que me han contestado, se han desentendido luego que me he quedado sin dinero, ese dinero que compró algo ficticio que duró un par de horas, donde se busca al amor. Porque así como lo busqué yo con ellas en todos los lechos posibles, de igual manera, esos orgasmos con los cuales las domino, solo significan horas felices donde aprendimos a ser fríos, a no esperar un retorno, a mi negativa de eyacular cuando las hago mías, porque sé que solo son mías mientras tenga dinero, a pesar que las complazca, a pesar que me den media hora de tiempo extra que no es cobrado, a pesar que se lleven lo mejor de mi poesía o las canciones que les cante a todo pulmón, mientras tengo sexo con ellas. Porque media hora después, al marcar sus números, la voz se tornará fría al contestarme, al desentenderse de tomar un café o una KR en un café, que no hay tiempo para un Poeta que solo tiene dinero para hacer el amor una vez por semana, que se masturba diariamente y se pregunta en qué momento dejé de creer en las mujeres, lo cual no quiere decir que disfrute de ellas, que las necesite. Ah, seguramente sea esa mi razón a alejarme de todas las personas, he dejado de creer en tanta gente, me he refugiado tanto en mis escritos que de pronto, terminé sin darme cuenta por aceptar este tipo de relaciones, creo que es mejor a las relaciones donde mi libertad esté supeditada a una desdicha que conocí varias veces y advertido entendí que, el amor está bien para los inocentes, que yo he ido más allá, sobre todo lo convenido, cuando he hallado entre mis brazos fuertes, muchachas muy bellas, sumisas, complacientes, perfectas para esas eternidades donde ambas partes sabemos, solo es un sueño, un sueño que ha de durar mientras se tenga dinero, mientras uno se quiera seguir aferrando a la vida, conscientes que en nuestros aprendizajes, las lecciones recibidas han sido contundentes.
Sabido de la atracción de las veinteañeras por los cuarentones como yo, educados y veteranos en la cama, nadie promete sobre lo dicho que no sea sincero luego de haber sido cerrada la puerta de la habitación, cuando exhausto se ha tenido buen sexo, sin compromisos, sin riesgos de embarazos no deseados, siempre con preservativos que son cambiados una y otra vez, donde ellas lo entregan todo, desde el alma hasta el corazón, dejando en cada beso o incontable penetrada, lo poco que les quede del día, cuando han sido amadas por otros hombres solitarios como yo que nos salvamos a tiempo de cantinas, malas influencias o, soledades donde es necesario saber de pasiones propias de los libres, los que no somos capaces de aguantar a otra persona por más de dos horas, a no ser que sea en el lecho, porque para ser más sincero, no puedo entender los enamoramientos, para mí el amor es una muchacha que conozca a primera vista a la cual deba hacerle el amor en minutos, luego de haber sido ella la elegida entre el grupo de veinteañeras que se me presentan, precisamente para saber del placer, de las frases que se renuevan a fuerza de lo que siento al poseerlas, sin reparo alguno en entregarme como ellas lo hacen también, sin miedo a perder la razón o la cabeza, por el resto del par de horas de sexo continuo, donde habrá amado con tanta intensidad que las enloqueceré por querer saber qué es lo que tanto siento, desde el momento en que se me ha reconocido como El Preferido, el cuarentón que disfruta de cada una de ellas y que solo se enamora como se puede enamorar uno, solo por un par de horas, pareciendo ser algo tan sublime como son los sentimientos que parecen durar para siempre y, que se desvanecen luego de cerrarse la puerta, cuando me marcho y por las calles de retorno a casa, dudo por unos segundos y las llamo como quien quiere saber si fue real lo compartido, para escuchar esas voces frías, distantes, de muchachas penetradas que dejé llorando de felicidad y que se paseaban desnudas por los ambientes luego de haber sido bien amadas de manera increíble.
No, lo bueno de la vida no puede ser tan real, no puedo ser el sueño perseguido que de pronto aparece un sábado o domingo y, rompe los esquemas y las esperanzas, a tal punto de meditar en los hijos que alguna vez se deseó tener. Tantas veces fui elegido, piel a piel, para ser instruido en la sabiduría de los fuertes, los que sabemos otras rutas, otros caminos, donde ellas lo son todo y a la vez, un nombre y un recuerdo que será olvidado, cuando otra muchacha me enseñe su forma de amar, bajo dominios donde reino y, sin piedad, les enseño cómo vencer eso llamado amor, después de unos billetes que se llevan todos mis ahorros y, el derroche atlético de quien no para de hablar mientras hace el sexo hasta de pronto ser el que escucha, el que llega a lo más profundo de cada una de ellas, es decir, el sexo entre vaginas y cerebros, donde mi voz permanece cuando responde a sus penas, aflicciones y soledades, esos destinos dentro de un mundo donde no hay espacio para nadie más. Porque es tan sencillo estar dentro de ellas y repetir una y otra vez: “mi alma pertenece a Mauricio, Mauricio me está haciendo el amor, amo a Mauricio, Mauricio es mi dueño, Mauricio es mi marido, solo soy de Mauricio, él está en mi mente desde que descubrí el amor, él es el amor, le pertenezco, soy feliz a su lado, a nadie más amaré, quiero ser suya por siempre, quiero estar eternamente haciendo el amor a su lado” y, así, sentimientos sinceros que fluyen mientras les sujeto con violencia del cabello y les meto mis dedos en su boca para que los succionen mientras empiezan a tener sus orgasmos, mientras luchan vanamente a ser masturbadas mientras las coloco en posición invertida a la mía boca arriba sobre la cama para dejar sin lecho sus cabezas y penetrarlas por la boca mientras beso sus ombligos y lucho contras sus piernas que se juntan, para que no conquiste sus clítoris y eyaculen en el momento de la perdición total, cuando saben que se enamorarán para siempre, si es que ese para siempre dura, hasta que cierre la puerta y me marche, sabiendo que hemos sido felices, así nadie lo entienda, así el miedo les haga negar contestar mis llamadas, salvo si tenga el dinero suficiente para retornar con las ansias de un león, para volver a dominarlas y ser más tema de conversación de ellas, cuando comparan a sus amantes, así pasen muchas semanas en mi ausencia, y mi nombre real siga vigente, desde diferentes ciudades, así sepan que esté haciendo el amor a una nueva muchacha que me vea como alguien diferente, el hombre que amaba sin enamorarse y, que sin embargo es feliz.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor

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