LAS REFLEXIONES CUANDO NO SE HIZO EL AMOR




Nadie a ciencia cierta sabe qué hacemos aquí.
La mañana solitaria puede ser una taza con café,
Horas de tedio y silencio formal en oficinas,
Miradas centradas en las máquinas de las fábricas,
Modales serios para con los demás, dentro de la ciudad.
Nadie sabe a ciencia cierta por qué nos hacemos estas preguntas
Cuando llega la noche, quizá con un tabaco entre los dedos
O la mirada extraviada entre las estrellas
Tratando de saber dónde debe estar Dios,
Si acaso lo único certero que conocemos, es el amor,
Si acaso el amor como placer, es lo único que nos pueda salvar.
¡Ah, mas el amor tiene precio, sea de quien sea!,
Sea el caso, que para nosotros, los hombres, el dinero, nos dé más oportunidades
Si sea el caso para las mujeres, el dinero les dé la libertad para saber de los triunfadores.
Y entonces volvemos a calar el tabaco
Y pensamos en los que a esta hora roban besos tras sus tragedias
Entre lechos que no les pertenecen
Entre el silencio de los decentes,
Los que vemos, callamos y nos desentendemos.
Quizá deba aprender a ser menos escrupuloso,
No tomarme tan en serio mi Ética,
Pero mi aprendizaje me dice que no debo hacer caso
A toda mujer que toque la puerta de mi casa.
Es raro encontrar un espíritu libre que pueda entenderme
Sin que desee mis sentimientos.
Entienda esto a razón de saber que en tres palabras sé cuán inteligente es una mujer
Si la vea solo para hacer el amor
O para decidir no estar más solo.
Sea esa la razón del porqué veo a las muchachas como cuerpos para amar,
Y así, escribo, calando un tabaco,
Como tú,
No por desprecio o soberbia,
Sino por falta de coincidencias,
Por saber que cada uno de nosotros, crecemos a velocidades diferentes
Y rápidamente nos damos cuenta quiénes son nuestros iguales,
Antes de estar enredados en pleitos con los juzgados
Como solo es propio de los novatos.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

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Julio Mauricio Pacheco Polanco

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