CUANDO DE LA VIDA SE TRATA



Me gustan los campeones que han derrotado lo inderrotable
De ellos tengo algo qué aprender.
Me gustan las campeonas que saben qué es el amor
Con ellas soy feliz y siento a la vida en toda su intensidad.
Me gustan las historias que nunca tienen final
Y que inspiran a desafiar lo imposible
A pesar de haberlo tenido en su contra.
Me gustan los amaneceres con o sin esperanza
Porque me recuerdan los años de la fortaleza
De los segundos donde mis ojos palpitaron de los esfuerzos, de mi fe.
Me gustan los que triunfan y traen nuevas respuestas.
Me gusta el sol en toda su plenitud
Como las tardes cuando bronceé mi piel y de su fuego me adueñé.
Me gustan las noches cuando hay silencio
Y también cuando hay fiesta
Y las calles están pobladas de preguntas y personas
Y la ciudad está viva y el amor anda suelto.
Me gusta el misterio del mar y su manera simple de hacerse entender
Como también me gustan los desiertos donde escucho el eco de mis pensamientos.
Me gustan las montañas más elevadas
Porque desde ellas me veo pequeño
Y solo de esa forma puedo sentirme uno solo con el universo.
Me gusta la sonrisa de los ancianos que ya han vencido
La lágrima del niño que no tiene culpa y me enternece
Las interrogantes de los que filosofan vanamente
Y sin embargo encuentran respuestas.
Me gustan las historias de los que yerran de ciudad en ciudad
Pero sobre todo las historias
Y los ojos que ya lo han visto todo y no dejan de seguir buscando.
Me gustan los libros donde me vuelvo a encontrar
El verbo de los eruditos
El calor de las amantes
La filosofía al momento de amar.
Y me gustan las mujeres que se conocen y quieren volver a amar
Yo no he escrito poemas de amor
Pero seguramente con ellas haría el libro de los libros
Que todos los autores siempre quisieron escribir.
Me gusta la tragedia después de haber sido vencida
Y me gusta la voz de los que fueron desagraciados y ahora ríen.
Me gusta la canción donde el ser humano ha relatado lo no relatado aún.
Me gusta la gente que aún no conoce la locura
Y también me gusta la gente que está loca,
Porque me hablan de un antes y un después
En algo que yo llamo crecimiento,
Por ello, me gusta la gente que no deja de crecer.
Me gusta sentir a veces miedo
Es como estar intensamente vivo
En medio de la incertidumbre, de los caminos desconocidos
Cuando uno se pierde en los laberintos de las calles
Y ya no hay ganas de retornar a casa
¡Hay ganas de perderse, adueñarse del mundo!
Me gusta lo que ha escrito el poeta cuando ha llorado
Y cuando ha gritado de felicidad.
Me gusta el té de la tarde en silencio,
La paz que hay en mis escritos
El corazón de las muchachas que son honestas,
La gente que enfrenta cuando ya no tiene fuerza
Y he vuelto a encontrar después de muchas décadas
Y he contemplado una fuerza mayor en ellas.
Me gusta observar el cielo y sus estrellas
Sin cuestionar sus coordenadas ni el porqué la luna desde todos los ángulos de nuestro planeta
Siempre tiene un solo rostro,
Por ello, me gusta recordar las noches de caminatas solitarias
Sentado desde aquella banca
Donde añoré al amor
Y al amor tuve
Y tuve todo el tiempo del mundo para filosofar
Y llenar de esclarecimientos mis páginas
Para entenderme.
Pero por sobre todo, me gusta la gente que pelea diariamente
La que parece desfallecer y no lo hace,
Me recuerda de qué estamos hecho los humanos
Cuando de la vida se trata.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

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Julio Mauricio Pacheco Polanco 

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