DE LAS MUJERES






Con autoridad te puedo testimoniar,
Mayor placer no hay,
Como mayor derrota tampoco.
Porque si te vas a enamorar,
Procura no romper relaciones con las que fueron tus amantes,
Así sean meretrices,
Es falso el amor de la mujer que ya no te admira
Como es falso el amor de la meretriz que tu dinero quiere,
Pero ante la deriva, es mejor el placer de las últimas
Cuando es necesario mandar al carajo a quien se lo merezca.
¡Ah, los celos!, cuánto saben de esto las mujeres en su arte,
Los celos son todo el mundo en conspiración,
Locura que destruye a algunos para siempre,
Por ello, procura secretamente ahorros para la hora del adiós,
Que el placer es evasión
Y así sea pagado, ellas te esperarán para sacarte todo tu dinero,
Ese es el precio del rescate, la medicina precisa para recuperar la autoestima.
No te fíes de la mujer muy bella,
Ella solo se ama así misma mientras bella sea,
Ni te fíes de la fea, está llena de amargura y envidia
Y es incapaz de dar algo que nunca recibió: atenciones.
Disfruta de todas las muchachas que puedas,
El amor no necesariamente es la primera muchacha que conozcas
Ni necesariamente el sexo te enamorará,
Sé misterioso siempre y nunca compartas con nadie tu verdad,
El silencio es de los más fuertes
Y debe ser llevado hasta la tumba
Y ni Dios debe enterarse de tus secretos,
Por ello, cuando debas llorar en el pecho de quien te diga que te ama,
Recuerda siempre: te da su seno
Solo para saber todo de ti,
Solo así sabrá cómo manipularte a ventaja
Si acaso sea necesario ello en algún momento que será inevitable.
Escucha la voz que canta a los niños de la muchacha que arrulla a los no suyos,
Y sigue tu instinto pensando que así podría arrullar a los tuyos,
Porque si bien, antes de elegirla, tuviste 300 mujeres como mínimo
Sabrás con experiencia reconocer la membrana del himen
La educación y fineza de las bien criadas,
Las que nunca te harán el felatio porque esos labios serán para besar
Las mejillas de tus hijos, ni el sexo contranatura, ni el sexo en el embarazo,
Que bien antes de pedirla, deberás haber hecho el amor 3,000 veces
Y hermético como un Titán, ser amado por la elegida
Mientras te dediques a tus afanes
En procura de la herencia de tus delfines.
Que al fin y al cabo, el origen de la mentira está en el himen,
Después, todo es perdonado, si la membrana está intacta
Mientras laboras sin desmayo, sintiendo de lejos
El arrullo de esa voz, parecida al de tu infancia,
Cuando aún hay corazón.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

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Julio Mauricio Pacheco Polanco

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