LO QUE NADIE DIJO SOBRE LA REALIDAD UNIVERSITARIA
No, nunca un profesional aceptará
lo que a continuación he de relatar. Es tan fácil reconocer al profesional solo
por escucharlo hablar. De antemano se le reconoce y uno ya sabe cómo ha sido
formado, cómo es su Alma Máter, si miente o acepta lo corrupto, porque el
profesional está convencido que así es el sistema, o al menos, así terminó su
carrera profesional, muy seguro que por donde vaya, deberá hacer o desenvolverse
tal cual, como lo hizo en su universidad de la cual salió con un título
profesional.
El catedrático entraba todas las
mañanas para contar sobre sus problemas familiares, era un curso de carrera,
pero él persistía en relatarle a sus alumnos sus problemas con su esposa, que
ya no la soportaba, toda una terapia grupal desde la que él se confesaba sin
que nadie le prestara demasiada importancia, total, la cuestión a esas alturas
ya no era aprender, sino, aprobar el curso y, si era de esa manera, pues bienvenidas
eran las catarsis de un catedrático que al final del curso llamó a cada uno de
sus alumnos para preguntarles: ¿qué nota quieren que los pongan? Porque no
faltó algún atrevido que preguntó si podía ponerle un 18, a lo que muy
amablemente el catedrático dijo que sí, ante una lluvia de 18´s que sirvieron
para aprobar a todos los alumnos del salón en ese curso de carrera donde nadie
se incomodó por no haber aprendido nada.
Así fueron formados, así su Alma
Máter les enseñó a ser profesionales. ¿De qué otra manera podían entender al
mundo, la realidad, el trabajo a desempeñar?
Como lo escribiera en el
principio, es tan fácil reconocer al profesional por su manera de hablar, por
la conducta predecible que tiene, con tan
solo mencionar cuál es su Alma Máter.
Es que le caí en simpatía. Me hablaba
del catedrático más respetado de la Escuela. Me dijo que iba a hacer una
pregunta en clases y quien la respondiera, aprobaría el curso, obviamente nadie
sabía la respuesta, porque los alumnos se habían quedado con las lecturas de
los primeros semestres, los siguientes se remitían a solo memorizar las
preguntas resueltas de los exámenes que circulaban por los patios, antes que el
catedrático entrara a clases, para evaluarlos. Claro que nadie se oponía a
ello. Aprobar un curso donde a esas alturas, ya no había tontos que se quemaran
las pestañas estudiando materias que bien en el segundo año, rápidamente se
dieron cuenta que acabar la carrera profesional era más simple de lo que habían
imaginado.
Respondió la pregunta en plena
clase al catedrático y fue aprobado sin rendir el examen con un 20 y, por
supuesto, nadie dijo nada, porque todos sabían cuáles eran las respuestas que venían
en el examen.
Ya sabes cómo es esto Mauricio,
conoces bien cómo funciona esta Facultad, en menos de dos años puedes tener el
título profesional, fue lo que me dijo
un compañero de clases.
Pero como dije al principio,
ningún profesional va a aceptar lo que acabo de escribir. Si se dá esto en la
mayoría de universidades, donde con pagar la pensión es suficiente para ser
profesional o, si el alumno hace a la universidad, solo sé que los cargos importantes siempre fueron dados por recomendaciones de influyentes, puesto que
siempre los gerentes contestaban a la pregunta: ¿cuántos años estuviste en la
universidad? Pues 5, 3 en primero, y 2 en segundo, lo que debí aprender para trabajar, lo aprendí aquí.
¿El que estudia triunfa? No creo
que Mark Zuckerberg o Steve Jobs pensaran lo mismo. Claro que estudiaron, pero
no lo impuesto por una cátedra que hablaba sobre los problemas de sus mujeres,
una cátedra que recibía trabajos escaneados de Wikipedia o tranzas con mafias
en las que en dos años pude haber sido profesional.
Así que estimado lector, antes de
ser entrevistado para un puesto de trabajo, al preguntarte por tu Alma Máter,
no solo quieren saber qué sabes, sino, bajo qué principios éticos has sido
formado,
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
Todos los Derechos Reservados
para
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Comentarios