POEMA PARA EL NIÑO QUE NACIÓ




¿Has pensado en las horas donde él no tendrá con quién conversar?
¿Has reparado que creerá en las personas
Hasta antes de saber de los desengaños?
Sí, cada uno de nosotros es diferente,
¿Pero eso te da derecho a traerlo a este mundo?
¿Por qué decides por ti misma?
¿Tan felices son las mujeres que por ello, traen hijos a este mundo?
¿Sabes que deberá hacer mucha fortuna para que las muchachas se fijen en él?
No importa si nazca con ojos claros o sea alto y guapo,
La soledad siempre estará presente
Y el mundo dispuesto a destruirlo  a cada momento.
Entonces dime si no es egoísmo dar vida a quien ha de sufrir,
¿No puedes con la presión social?
¿Temes quedarte sola?
Te diré que un hijo no debe ser quien te cuide hasta la vejez
Te diré que si crees estar volviéndote lesbiana,
Teniendo un hijo, callarás todos los rumores.
Un niño antes de nacer, nunca tuvo un destino asegurado,
Un vientre lleno no necesariamente significa felicidad,
Porque llegado el momento, él marcará muchos números desde su celular
Y ninguna muchacha le contestará.
¿Te parece bien ello?
¿Crees que para ser una mujer completa debes ser madre?
¿En qué momento descubriste la vida que nadie conoció?
La vida es muy hermosa, lo sé, lo sabemos todos,
Pero esa sensación  es momentánea,
Otras calles donde nadie le haga caso,
Donde tenga que pelear lo que tú nunca pudiste vencer
Le enfrentará contra Dios y las mujeres, contra los hombres,
Dime pues género opuesto a mí,
¿Son muy felices como para traer hijos a este mundo?
Porque el mundo está mal, y la maldad triunfa sobre el bien siempre,
¿Cambiar al mundo?
Te responderé que existen los psiquiátricos y las cárceles.
Te dejo pensando mientras almorzaré
Porque hay otras noches donde los niños ignoran
El mundo será una mierda con ellos
Y nada podrás hacer ante ello.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

Todos los Derechos Reservados para
Julio Mauricio Pacheco Polanco





Comentarios

Entradas populares de este blog

MANUAL PARA NO DESPERDICIAR LAS NOCHES

EL POEMA QUE HONRÓ AL MUNDO

EL CORAZÓN QUE VOLVIÓ A SU DUEÑO