CUANDO LA MUCHACHA QUE NO VOLVERÁS A VER





No, no me vengas con que leyéndome tendrás una respuesta diferente.
No soy pesimista, nunca lo fui, suelo reír casi todo el día,
Está bien el silencio de las tardes, la observancia ante los errores
Y alguno que otro libro que ya no tiene sentido.
¿Te parece poco ubicar este poema dentro de un mundo que cambió?
No me pidas estimado lector que te escriba sobre el amor,
Mis relatos eróticos tienen mucha verdad necesaria para no rendirse
Pero el silencio que compartimos todos no dice necesariamente lo mismo.
Porque hay un tiempo para llenar auditorios y
Contestar las preguntas pertinentes y obviar las que están fuera de foco.
Un libro de poemas podía ser un tema de conversación en un bar
O un parque a medianoche,
Quizá la poesía sea eso: una afición para los muchachos ajenos al placer
O los que como yo, retornamos de una casa de citas y la mente necesita pensar,
Algo para pensar como una canción de las de antes
Como cuando el cantante no sabía lo que cantaba
O nosotros ignorábamos qué nos quería decir con sus letras.
Sin embargo, aparte de todo esto, hay una oportunidad
Antes de cerrar bien las puertas y tirar los televisores por la ventana,
Porque la palabra pedida que el terapeuta te negó para llenarse de dinero
Con tus consultas, resultó ser una experiencia que se escribe de diferentes formas
Y cada quien la llenó de calles, cafés, habitaciones de hoteles
O departamentos donde se rió o lloró
O se conoció lo imposible
O se renunció para siempre.
Me he reído tanto últimamente de tantas interrogantes,
Dicen que el verdadero Poeta no es el que te despierta preguntas
Sino el que te alcanza sus propias respuestas.
Debe ser eso la sabiduría,
Un acompañarse entre líneas escritas, para no sentirnos tan solos
O miserables en el ojo ajeno o en el nuestro.
Otra playa debe tener un sol diferente al que veo desde mi puerta
Cuando el día se marcha y volteamos la mirada sobre las vivencias gastadas
O la fe en lo que se vivió una sola vez.
Tú le llamarías rescate para seguir obstinando en algo ya irrecuperable,
Antes de abrir la boca para espontáneamente ser deliberado
Entre las inocentes o las que se han de alimentar de mi experiencia.
La palabra perdida que la buscan  todos tiene cabida en un lecho
Y allí todo se cura,
No hay locura que se le resista, si son unos labios libres
Un cuerpo de muchacha que arde
Un préstamo de vida mutuo antes de recordar las razones que nos llevaron allí
Porque se siente uno vivo y el mundo importa bien poco
O lo que importa ha sido vivido otra vez,
Y así nacen las mejores canciones
O los mejores poemas,
Luego de muchos libros escritos desde la esperanza
Desde lo que no se conocía
Contra la hora donde no queremos ser derrotados
Y vienen a nuestros ojos: senos, caderas hermosas y grandes
Y un sexo donde entramos cantando, inspirados y felices
Antes de decirle al día que no vale la pena,
Antes de aceptar que fue vano todo.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

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Julio Mauricio Pacheco Polanco


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