SOBRE LA ÉTICA Y LA LEY








Prendió el tabaco mientras tomaba su cola negra. Estaban hablando sobre la Ley y La Resistencia. La Ley es algo tan cambiante, no es una consciencia estimado Poeta,  hoy por ejemplo puede ser normal fumar marihuana y hasta sembrarla, toda tu lucha contra las drogas por sujetarte a La Ley quedó fuera de lugar. Calé mi tabaco mientras volvía a contemplar la Plaza de siempre, había gente que se mezclaba entre extranjeros con diferentes formas de entender a La Ley. Sí, es cierto lo que estás pensando, sus leyes no son precisamente iguales a las nuestras, pero antes de venir acá, se tomaron la molestia de leer las nuestras para no ser trasgresores, es como sujetarse a dos criterios de consciencia y pensar antes de actuar, porque primero piensan con La Ley a la que pertenecen y después, con La ley dentro de la cual están, no todos pueden ser pues ciudadanos del mundo, porque no se tomaron la molestia de leerse solo nuestra Ley, sino La Ley de cada ciudad donde están, porque cada ciudad es diferente, como sus maneras de proceder y costumbres a llevar; decir que leemos para entender a los intelectuales de cada ciudad, para entender los museos y la historia, para comprender por qué tienen esa disposición las Plazas de Armas o por qué ciertas fiestas son celebradas de manera tan diferente a como ellos las celebran, partiendo desde los credos relacionados con Dios u otras interpretaciones de la vida es como tener a la vez varias consciencias dentro de muchas ciudades en otros países, donde debes negar tu idea de nación, tus arraigos o maneras de proceder; dejas de ser libre solo para poder caminar por las calles y observar en silencio los templos, los monumentos o las intenciones de querer cambiar al mundo al doblar la esquina y verte atrapado en algo que les pueda parecer injusto pero que aquí es permitido. ¿Qué hacer entonces? Dirás que las lecturas amplían el criterio, pero al pisar la tierra de otra ciudad te darás cuentas que solo fueron grafías, palabras que alcanzan otras connotaciones cuando te das cuenta que eres un extranjero y que debes ceñirte a un orden establecido que es distinto en cada lugar que esos extranjeros recorren y deben memorizar para no estar presos en menos de 5 minutos a pesar de estar convencidos que se hizo lo correcto, claro, lo correcto pero de donde provienen, no donde se está.
La Ley, expresé con desengaño, La ley la hacen los Padres de la Patria y es cambiante, qué consciencia entonces debemos tener si ésta está fuera de lo que llamé como Ética. La Ética mi estimado es un concepto tan personal, tan subjetivo. Intentar hacer un tratado sobre la Ética es atentar contra una realidad cambiante donde ahora sé, todo es cambiante, sin importar lo que ésta sugiera para una mejor convivencia social. ¿Echar la culpa a los que nos gobiernan? El aparato estatal es un caos ingobernable y, los que dirigen ese aparato atinan, y sé que suena incoherente lo que digo cuando uso la palabra: atinar, porque atinan a contentar a la muchedumbre, a darles maneras, modales, formas serias de ser decentes para de pronto, sin pedirles permiso, cambiarles las normas sociales y de primeras y repentinamente, establecer otras formas de ser decente, siempre más allá de lo que creí yo debía ser la Ética. La Ley resulta pues un concepto que es corregido, aumentando y disminuido que es sobrepasado desde sus interpretaciones, desde la voz de un abogado, hasta del que sentencia o los que la promulgan. Esa consciencia de La Ley es algo tan cambiante, tan mudable, tan manoseada por la corrupción, si acaso al decir corrupción no esté diciendo nada nuevo, si acaso La Ley solo responda a intereses de grupos de poder que estén pendientes de sus mercados, del capital con el cual son dueños del piso en el que nos apoyamos, sin poder decir que es nuestro, porque pagamos tributos por solo pisarlo, porque la Bandera que ondea desde el asta de esta Plaza de Armas representa guerras, mártires o héroes o, el símbolo de los que dominan la riqueza donde estamos ahora, ¿otra cosa?, ¿amor a la Patria? Sin Ética se me hace más ambiguo precisar ahora qué es Patria, qué es Nación, lo cual no me impida entender qué es Estado.
¿Entonces qué Poeta?, ¿fumarás un porro de marihuana? No lo creo, no tengo dentro de mis planes echar a perder mi vida en más vicios más allá del tabaco que si bien disfruto como pueden decir los consumidores de la marihuana, me quita libertad, porque no me vas a negar que si algún día estoy en un café de otro país, seguramente a alguien le incomodará que cale un tabaco y, eso es limitante, como una coacción en medio de preferencias donde me será muy difícil ser un extranjero. Mas la pregunta sigue siendo la misma, ¿tanto hemos bregado para generar cambios para dar en esto? La lucha por las libertades personales se convirtió en la perdición del ser humano y, lo único que podemos hacer es mantenernos al margen y contemplar sin volver a caer en el buen intento de escribir sobre la Ética.
En conclusión Poeta, qué Ética propones ahora desde tus escritos si corroboras que el verso es letra muerta cuando se quiere enfrentar contra aquello que considerabas era un mal lacerante para la sociedad. No lo sé, deja que sea sincero, porque lo que visiono son juventudes con excesos sin retorno, un mundo diferente donde no cabrá la reflexión o la agudeza de los pensamientos esté orientada hacia filosofías incomprensibles propias de países del medio oriente donde el opio embruteció a la muchedumbre dejándoles sin palabra, sin consciencia alguna, si acaso la consciencia a la cual me sujeto que es La Ley, me ha decepcionado y terminó por convencerme que cuando los congresistas se reúnen todos los días en el congreso para promulgar leyes, esa consciencia varía según sus decisiones sin que entienda ahora ¿qué es criterio de consciencia?, ¿qué es la Ética?, qué es lo mejor para el pueblo peruano.
¿No te bebes mejor una cerveza y nos evadimos de todo este discurso que desengaña? No estimado, a mis 46 años sé de otras formas de evadirme, solo siento que he escrito en vano, que la literatura no logra nada, que toda una vida de lucha es destruida en un día desde el parlamento y, que la Ética es una realidad propia de la utopía, no a la que se aferran los más idealistas, sino la utopía de los que tuvimos que aprender a fracasar, para dejar vivir a los demás, así no esté de acuerdo.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
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Julio Mauricio Pacheco Polanco




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