ESE EMBARAZO MISTERIOSO AÚN CON INYECCIONES ANTICONCEPTIVAS







No, ya le he dicho que no pienso hacerme la vasectomía. Buscaba su tarjeta para dármela mientras terminaba de estacionar su automóvil en la playa de estacionamiento. Mira que ya son 3 hijos y eso implica que debo trabajar más duro que antes, ella no quiere ligarse las trompas, yo no quiero operarme.  Pero y qué, ¿no se cuidaban entonces? ¡Cuidarnos!, 2 hijos, Mauricio, 2 hijos, primero fueron las píldoras, pero nació el segundo niño, consultamos entonces con el ginecólogo y nos recetó inyecciones hormonales anticonceptivas, naturalmente exigí el método más seguro, así que ella se inyectaba cada mes según como lo indicara el doctor y, mira que así estuvimos muy bien durante unos años, en realidad yo no puedo vivir sin sexo estimado Escritor, creo que nadie y, yo ya soy un hombre casado que perdió la costumbre de usar preservativos, siendo así que gradualmente se fue inyectando mi mujer cada 3 meses y todo iba bien, mi trabajo, los niños creciendo, la economía estable, por fin la casa propia y, los ahorros para el estudio de mis dos hijos. Es que tú no eres casado Mauricio, en los matrimonios el sexo es importante, no sé, una discusión y luego todo se soluciona teniendo sexo, un mal día en el trabajo y la evasión con el sexo, pero sobretodo, lo que muchos llaman: lujuria, porque el apetito sexual es muy fuerte, no sabes cómo se cuentan las horas hasta que sea la noche para que los niños sean mandados a dormir y así, poder hacer el amor toda la noche hasta decir basta para, empezar bien el día, no solo por lo que el sexo mismo representa: más vigor, más energía, buen estado de ánimo, moral para enfrentar los problemas cotidianos en el trabajo y, sobre todo, salud mental, esa seguridad que solo te otorga una vida sexual satisfactoria desde la que te puedes permitir enfrentar el día a día con mucho optimismo, el entusiasmo que se requiere para ponerle más ganas a todo lo que uno hace, porque eso no es solo con nosotros los varones, Mauricio, también es con nuestras mujeres, en este caso, mi esposa, ya que su apetito sexual es tan intenso como el mío, tanto como los beneficios que antes de te he mencionado y hace llevadera la vida; se me hace difícil entender a los solterones, esos hombres libres que tienen sexo casual con muchachas a las cuales se les paga para desfogar, como criollamente le decimos a nuestras necesidades sexuales. Ya, no me hables de ello, porque yo puedo tener sexo de 3 a 4 veces a la semana con muchachas veinteañeras y no la paso muy bien, es cierto, alguna vez conviví y entiendo lo que es la lujuria, era cosa de hacer el amor unas 8 a 10 veces al día y, es cierto, la vida era otra cosa, todo felicidad, todo perfecto, nunca antes el mundo fue mucho mejor que la vida de soltero que llevo ahora, donde debo acomodarme a tener sexo solo unas 3 veces por semana, pero lo que no me explico es cómo siendo las inyecciones hormonales tan efectivas para evitar embarazos no deseados, tu esposa ahora esté esperando otro bebé. ¡Años, Mauricio, años con esa bendita inyección!, y para qué, para ahora tener que reestructurar nuestras vidas, y digo nuestras vidas porque ahora son mis dos hijos, mi mujer y, el bebé que está por nacer, no, ni de a vainas, yo no me opero, no me hago la vasectomía. Y entonces, qué harás. Pues lo que todos hacemos, luego del parto haré que le liguen las trompas, cosa ya dialogada con el médico que trata a mi mujer y que ella no sabe, ¡es que son 3 niños!, de pensarlo siento que el mundo es tan enorme como lo es en realidad. Ya, no es fácil, nadie tiene el trabajo asegurado, además, pasan los años y uno como que va siendo relegado por profesionales más competentes dentro del mercado laboral y las posibilidades de sustento económico son menores para mantener a una familia, pero me desconciertas estimado, ¿me dices que las inyecciones anticonceptivas te fallaron? No, no fueron las inyecciones, las inyecciones son buenas, las habíamos usado muchos años, yo ya estaba de lo más tranquilo luego de hacer el amor todas las noches con mi mujer, hasta que una de las brujas de sus amigas le habló de la Rifampicina y ahora estoy jodido. ¿Qué fármaco es ese?, le dije a mi amigo mientras bajábamos del auto antes de despedirnos. Es un antibiótico que resta eficacia a las inyecciones, ella estaba tomándolo desde hacía un buen tiempo mientras que hacíamos el amor con más ganas, con más intensidad, tú sabes, fantasías sexuales donde se permitía todo lo que un hombre y una mujer pueden hacer juntos, yo estaba de lo más feliz, todo me iba muy bien tanto en el trabajo como con los amigos y el hogar, hasta que me vino con la sorpresa que estaba embarazada a pesar de estar protegidos por la inyección que ella muy regularmente se hacía inyectar en mi compañía por el doctor y la técnica especializada en este tipo de tratamientos, no, no me cabía en la cabeza, hasta que encontré de casualidad una cajita con esas pastillas entre sus cosas en una crisis de esas que te hacen poner la casa de cabeza hasta hallar la respuesta a lo sucedido. Cuando hallé la cajita con su posología y vi sus contraindicaciones, en ese momento recordé el día que nos casamos, cuando nos dimos el sí en  el altar y al besarnos, ella me susurró al oído: “tendremos tres hijos cariño”, cosa que después lo aclaramos luego del segundo hijo y, que creí, se dio por terminado el asunto en los que por años, tuvimos sexo feliz hasta este día en que debo romperme la cabeza, porque todo estaba resuelto, todo estaba marchando bien sin que esperara esto. Vaya, estimado, que me dejas sin palabras, porque si bien como soltero me las ingenio para sobrellevar la semana con 3 sesiones de sexo con muchachas liberales, cuando esté casado, qué me va a garantizar que la que sea mi esposa no haga eso. ¡Mauricio, no se trata de sexo, se trata de un nuevo niño!, pero qué me vas a entender si eres soltero, no un padre de familia que ahora debe sacar cara por otro niño más.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
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