LA NOCHE DE LOS GATOS QUE NO SE MUEVEN






Ya, está bien, la muchacha que amabas se fue con otro,
Y sabemos que lo peor de todo es que fue con tu mejor amigo.
¿Sabes que en los juegos de azar lo que siempre estuvo en juego fueron unas bragas?
Hemos pagado por las mejores muchachas para hacer el amor,
Ya es una vieja costumbre, como no comentarlo nunca
O al mirar al cielo saber que somos unos desubicados a conformidad,
Porque en el night club donde se decide el mercado
Los escritores presentes nunca se atrevieron a escribir lo que se enteraron.
¡Tantos libros y tanta nada!
Un ebrio abre una botella de whisky
Y un sacerdote se confiesa ante un sicario solo para protestar ante lo que profesa.
La muchacha la ha pensado bien y a final de cuentas sabe que siendo una luchadora
No ha logrado nada y, se ha pintado los labios de rojo carmín y se ha puesto precio.
Hay muchas historias en los bares pero nadie tiene tiempo para oírlas,
Salvo los idiotas, los idiotas siempre se creen todo lo que les dicen.
Porque sacas las cuentas, las fechas, lees otra vez las indicaciones de las píldoras
Y no tiene explicación mientras ella ya te tiene en sus manos.
Han hecho cantar a alguien a todo pulmón sin que quisiera ser cantante
Y ahora está frente a miles de personas que no saben qué hacen allí
Porque no hay más héroes en quien creer
Y lo que todos han pedido tú lo tienes y el mundo se te ha hecho inmenso
Y no tienes dónde ocultarte, como los ladrones que saben tienen el tiempo contado.
Dudas, hay dudas en todos en cada minuto que transcurre
Para algunos pueden ser las últimas, para otros el inicio de un largo día,
Y te acuerdas de esas viejas fotos donde el mundo era otra cosa
Y papá y mamá eran un muro delante del mundo donde estabas protegido,
Hasta el día en que supiste que tenías que hacerte hombre
Y te enteraste que en el mundo no hay hombres, solo esbozos de algo que nunca fue
Porque además, no puedes mentirte a ti mismo
A pesar de ser un estupendo mitómano.
Así somos, gatos quietos en la noche,
Sin esperar nada de la Luna o las mujeres,
Con billetes para romperlos con las invencibles
Esas muchachas que nunca se enamoran y se dejan amar.
Después de todo, no sabemos de qué color son los ojos de las personas de noche
Por tanto no sabemos las intenciones de los demás,
Y alguien que lo sabe todo prefiere ignorar lo que no puede resolver
Mientras los mercaderes esnifan unas cuantas líneas de cocaína
Y todas las decisiones tienen sabor a arrepentimiento
Porque sabemos que hagamos lo que hagamos, siempre estará mal.
Yo he porfiado en escribir de otra manera pero ha sido inútil,
Por eso me siento en una silla de plástico observando al mundo pasar
Sin perro ni mujer como acompañante,
Es mejor el tabaco a solas, cuando la noche solo sabe decir mentiras
Mentiras que ya conocemos, como los grandes libros obligados
Que no tuvimos tiempo de leer pero sí vivir.
Son solo gatos quietos en la noche,
Son solo intentos de lo que se quiso ser
Mas recuerden ello, solo intentos, nada más,
Aquí, nadie nunca fue el rey del mundo.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

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Julio Mauricio Pacheco Polanco

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