DIÁLOGO DESPUÉS DE HACER EL AMOR









Préstame tu baño fue lo primero que me dijo, nos reímos, le contesté que también estaba excitado, que pasara ella primero señalándole dónde estaban las toallas para limpiarse, luego, mientras ocupaba el baño, le cité lo escrito por el escritor peruano Sofocleto a propósito de lo que significaba cagarse por alguien: “el muchacho sentado al lado de esa monumental mujer, en el consultorio de espera, estaba muy incómodo a la vez que conversaba con ella, hasta que no pudo más y se levantó apresurado para ir al baño ante la pregunta de ella, quien parecía entender qué ocurría: “es que me cago por ti”, y sonoras fueron sus meconadas desde el baño que causó risa entre todos los presentes de la sala de espera; al salir ella entonces le pidió que si quería ser su pareja, tanta pasión solo puede ser explicada se esa forma”, como las mariposas que todos hemos sentido cuando estamos frente a la muchacha que tanto nos gusta, esas mariposas que son cuescos que nos hacen pasar aprietos y en esa etapa inocente causaban gracia a las que se enamoraba. Sentado desde el wáter mientras ella se contemplaba en el espejo y yo meconaba, comprendí que ella quería saber si estaba hermosa: “estás muy linda”, fue lo primero que dije. ¿Sabes qué es lo bueno de consumir cola negra?, pues que te limpia el estómago, puedes liberar cuescos o excretar como lo hago ahora y como verás, no hay mal olor, ¿cuál consumes, Coca Cola?, no, consumo KR, ¿la negra, no?, sí, la negra.
Si no has destrozado todo lo que está a tu alrededor al momento de hacer el amor, si no la has levantado en peso y arrinconado contra la pared para penetrarla, si los vecinos no han sentido los gemidos y las risas o el rechinar del somier de una cama que ha triunfado en el silencio de un barrio donde las mujeres pendientes del amor, desde sus ventanas, están fumando ansiosamente sus tabacos, si no  han escuchado los gritos furiosos, los reclamos para el sexo, las veces fuertes y constantes en que ella te pide que la penetres con cuidado, que le duele, que teme porque se haya salido el preservativo cuando el miembro viril está muy grueso y el tamaño superior al normal y tema que se haya roto, es porque no has conocido a una mujer que sea capaz de enloquecerte, una mujer que vocifere con ansiedad: “¡dame tu leche, dame tu leche!”.
Sentados en la silla, la vi afanosa y desesperada para que alcanzase el orgasmo, como cuando la hice sentar en la cama sobre mí y sentir que golpeaba su útero entrando a la derecha o izquierda de sus trompas, mientras se quejaba de dolor y me inspiraba para hacer el amor de otras maneras que en ese momento improvisé solo para hacerla más mía.
Extenuada y ofuscaba por no haber conseguido que eyaculara yo, se sentó a mis pies mientras le decía que solo había visto unos pezones parecidos, es decir, sin color alguno, en una alemana que fue mía. Ella estaba feliz sin embargo, se recostó sobre la cama mientras seguíamos escuchando los temas de una radio limeña que pasaban rock de los ochentas. ¿Sabes que el poder de la mujer está en el trasero?, una mujer con buen trasero tiene poder dentro de este mundo, más aún si es blanca, las blancas son las que más se excitan por ser las más deseadas, seré puntual, son las elegidas para hacer raza. Su rostro era sumamente agradable, siempre estás de buen humor, eso me gusta de ti, porque era cierto, nos reíamos de todo a cada momento y a pesar que la noche era fría, nuestros cuerpos tenían una temperatura bastante elevada. La vez pasada te dije que para esto había sobrevivido, pero parece que no me habías entendido: sobreviví para hacerle el amor a las muchachas más bellas de esta ciudad, valió la pena, porque fui castigado, me quitaron lo que más quiero durante 10 años, es decir, el afecto de las muchachas como tú. Ella me miraba complacida, no sabía mucho de mi pasado rebelde, de las veces en que fui internado en psiquiátricos por rebelarme contra la Dictadura, contra la corrupción y contra una probable guerra mundial en el 2003 que provocara que yo estuviera en estado vegetal durante dos semanas luego que me hicieran una cura de sueño que me hizo perder la memoria por tres largos meses, cosa que después le relaté. Me inyectaban una ampolleta de Haldol Decanoas de 100 ml que me ocasionó una dislalia y desesperación que me impedía hablar y me instaba a recorrer todas las calles de esta ciudad sin cansarme nunca, pero aquí me tienes, invencible, sonriente, testimoniando mi victoria sobre un mundo que no pude cambiar. ¿Qué edad tienes Mauricio?, 46, ¿y nunca te has enamorado?, pues digamos que lloré por amor unas 40 o 50 veces, pero eran amores inocentes, alguna vez creí amar, pero si hubiera sido así, hasta ahora seguiría amando, ¿no crees?, creo que nunca me he enamorado, tengo el carácter rígido, es decir, nunca me entrego, por qué tendría que entregarme si todas ustedes se entregan ante mí, eso me hace muy feliz; mi afán no es tener orgasmos con todas ustedes, es poseerlas, hacerlas felices y saber que son mías, ése es mi placer. Como puedes ver, no me gustan las drogas ni el alcohol, solo las mujeres, porque pienso todo el tiempo en ustedes y no hay espacio más en mi mente para otro tipo de pensamiento. ¿Entonces, no piensas casarte ni tener hijos?, no, decidí quedarme con todas ustedes. Entonces, ¿por qué me miras así?, ah, es porque me gusta admirar la belleza en las mujeres, por eso te miro así.
La noche transcurrió hasta que llegó el taxi que tenía que recogerla. La acompañé hasta la puerta mientras veía ese cuerpo de monumento acercarse hasta el taxi. Era una mujer muy bella y yo, alguien destinado a escribir sobre ellas, para certeza de los que supieron de las experiencias extremas y aún no saben de lo mejor de la vida.
Al entrar a mi habitación contemplé los destrozos que habíamos ocasionado al hacer el amor. Valió la pena tanta furia.


Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor

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Julio Mauricio Pacheco Polanco

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