EL BUEN TROVADOR Y EL PUEBLO LLAMADO AMOR
Porque alguna vez el trovador trajo noticias alegres y no
fue escuchado con detenimiento.
Había en el pueblo fiesta y las celebraciones le parecían tristes a
pesar de tanta risa,
Esas canciones, se decía el trovador, ¿cómo pueden estar
felices donde el amor no reina?
Una muchacha muy hermosa le regaló amor y el amor fue para
una nueva canción
Mas de ella nunca más supo que bien dicen los poetas, así es
el destino de los que escriben.
Así el trovador tras la noche siguiente cantó lo que henchía
en su corazón
Pues pensó que era la mejor canción nunca antes cantada
Y eso lo comentaron todos los pueblerinos, mas nadie le
festejó
Y el trovador a la muchacha no volvió a encontrar entre los
presentes,
Pensó que había que recorrer a voces entre todos preguntando
por la inspiración
Y solo desagrado halló en cada quien con quien quiso saber
de ella,
¿Qué extraño pueblo es éste?, se dijo mientras desde un
rincón no entendió la alegría de los presentes.
Las canciones tristes y de ritmo contagioso eran bailadas
con frenesí
Y las copas iban y venían entre abrazos y besos de amantes
de esa noche
¡Tanta libertad!, pensó, pero sin embargo no encuentro
coherencia en todo esto.
Banquetes en homenaje del exceso y cantares donde la
tragedia era atendida vivamente,
¿Es éste el pueblo donde debí cantar mi canción de amor?
Y la muchacha que le hizo entender la vida era un astro que
brillaba por su memoria.
Decidido como los verdaderos enamorados, se quedó donde se
quedan los que aman
Sin escuchar los consejos de un anciano al decirle: “estás
perdiendo el tiempo y, la vida es tiempo”
Joven y lleno de entusiasmo compuso entonces otras canciones
en honor a sus sentimientos
Y generoso en propósitos que son verdaderos, se ganó el odio
de los presentes
Para pedirle que se marchara, que el pueblo era todas las
noches fiestas
Mas sus canciones no eran las que ellos querían celebrar.
¿Pero si nació el amor aquí, cómo debería marcharme?,
contestó el trovador de la muchacha.
Y de noches tras noches, recorriendo las calles del pueblo
Otros conocimientos que él negaba comenzaron a cambiar las
letras de sus canciones,
Hasta que la desesperanza venció a su corazón y en el llanto
de los perdedores fue
Que empezó a ser amado por los alegres de las noches de
fiesta.
¿Es que aquí nadie se ha unido a nadie?, preguntó una noche
al percatar el desorden de los amantes,
Y entre risas y aplausos fue que la sabiduría de los
infelices otra alegría extraña le fue ganando.
¿Así es el amor entre los mundanos donde las promesas
sentidas duran solo unas cuantas horas?
¡Es la tierra del amor donde vencen y vienen los
trotamundos!
¡¿Pero este no era el amor que yo he buscado en mis largos
recorridos?!
Dijo encolerizado por fin el buen trovador, a lo que el
alcalde acercándose le tomó de la mano y dijo:
¡Ven, sígueme para que conozcas el amor que todos buscan y
hace grande nuestra leyenda!
Y seguido en paso incierto, calle tras calle, hasta una
puerta tras otra
En una habitación la muchacha del amor, halló el trovador
amándose con muchos amantes.
¡No pretendas cambiar al ser humano!, apostilló el alcalde
entonces,
No hemos pedido ser así, ¿puedes madurar un poco ya?
Cuentan los trotamundos que el trovador sin embargo allí se
quedó para siempre
Reinando en las grandes fiestas llenas de canciones desgraciadas,
Que una noche una muchacha le inspiró la mejor canción de
amor
Y que nunca más fue suya. Ahora canta lo que el pueblo
quiere bailar
Y los amantes en su desorden son felices, a pesar de que las
canciones eran incoherentes
En el Pueblo Llamado Amor.
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta
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Julio Mauricio Pacheco Polanco
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