UN TABACO PARA EL ESCRITOR
7 perros a medianoche, mejor
dicho, para recibir el año nuevo. Qué lección más dura para las que creyeron en
el amor, peor cuando te acercas a los 50 años y sabes que las amigas que tienes
son solo para beber y anular la consciencia. Así la vi en las fotos. El amor,
el amor me repetí, parece que nos enseñaron cosas erradas desde siempre, porque
no es que sea cosa solo de nosotros los hombres, esto les pasa igual a las
mujeres: es sexo, nada más, lo otro es la necesidad de conversar con alguien mientras
se folla, alguien que tenga los mismos problemas que uno, los mismos intereses,
las mismas miras. Pocos son los tontos que renuncian a sus sueños por seguir
los sueños de una mujer. Pocos somos los hombres que queremos quedarnos así sea
con una muchacha de 20 años. Hay una edad donde entendemos que el corazón ya no
puede ser entregado, por más intentos que hagamos. No nos negamos a eso que
llaman amor, ni mucho menos a la compañía femenina, ni es misoginia: nos
negamos al infierno de la convivencia. Ése es mi aprendizaje y creo, el de
muchos y muchas.
Debes estar contenta, pensaba
mientras ella se desnudaba en mi habitación. Logró lo que quiso: apartar de mí
a todas las muchachas que eran mías y las que quería conocer. Sonreía triunfante
mientras horas atrás yo había deliberado entre la vida y la muerte. Solo el sexo
podía evadirme de tan cobardes e infantiles pensamientos. Ella se recostó sobre
la cama. La contemplaba mientras calaba mi tabaco. ¿Qué esperas?, me preguntó. Quiero
acabar mi tabaco, contesté. Lo que ella no sabía era que sería nuestro último
encuentro, que ya sabía que ella sabía todo de mí. Así que le hiciste el amor a
4 muchachos antes que mí. Sí, me dijo muy femeninamente. Me pregunté qué eran
los celos, entonces dije: me gustaría amar, entregarme a una mujer, ser feliz
al lado de ella, quedarme con ella para siempre, pero el amor debe ser mucho
más que una mujer que sepa hacer el amor y me complazca en todo, ¿no crees? Las
relaciones de pareja no se definen en la cama, es algo que lo tengo claro hace
años a lo largo de todas las muchachas que han sido mías y con quienes me
entiendo bien en la cama. Cuando se marchó, borré su número de celular de mi
agenda. Ella no lo sabía, no la vería más. Lo único en común que tuvimos fue un
preservativo a cuidar para que retuviera la leche que nunca derramo.
¿Entonces nunca has usado ni
cadenas, aretes, collares, pulseras, anillos?, espera, espera, parece que no
entienden. No sé por qué recordé esa reunión de hacía un par de años con dos
norteamericanos que hacían labor social desde una comunidad cristiana aquí en
Arequipa, ¿tampoco tatuajes?, vamos, somos de mundo, los tatuajes solo son para
los chicos y chicas suicidas. ¿Entonces nunca has intentado suicidarte?, prendí
mi tabaco mientras recordaba la noche en la fábrica donde impartía seguridad,
tenía 21 años y había abandonado la universidad, era un fracaso que no
soportaba, ¿qué hacía alguien que iba a ser ingeniero trabajando como vigilante
en una fábrica donde los operarios eran gays?, recordé con claridad la decisión
que iba a tomar mientras en mi mano tenía la Taurus, solo era cuestión de saber
meterla dentro de la boca, apretar el gatillo y después de unos cuantos
segundos ya todo habría acabado. 3 años antes me habían aplicado una cura de
sueño y terapias de electrochoques, ¿la razón?, le tenía miedo a las personas. No,
no me hice tatuajes. Sorbí de la Coca Cola mientras ellos hacían lo mismo con
sus tazas con café. Me preguntaba si acaso cuando ya no hay nada qué decirle a
la mujer con quien se hace el amor, estas cosas se pueden pensar mientras ella
se viene en orgasmos tras orgasmos y mi mente evoca recuerdos que no tienen
sentido. Esto ya no ayuda, no es evasión, me dije. Pero, ¿has tenido experiencias
homosexuales? El hombre rubio de ojos celestes, quien tenía 3 niños y estaba
casado con una mujer muy hermosa que solía acariciarme el cabello cada vez que
conversábamos me dijo que habían muchos hombres casados y con hijos que eran
bisexuales, que eso es normal en Norteamérica. ¿Lo preguntas porque no estoy
casado? Sí, Mauricio, a tu edad todos los hombres ya están casados. No me
agradan los homosexuales, en ese momento recordé a la mujer que fue a mi casa
para querer conocerme, me decía que las adolescentes de esta generación tenían
mucha vida sexual sin control y, que la mayoría tenían experiencias lésbicas,
que tiene amigas que fueron lesbianas y que ahora están casadas y tienen hijos,
no me decía nada nuevo, de eso ya había escrito bastante en mis anteriores
libros, más bien me recordaba a la muchacha que me arrancó las preguntas
necesarias y elementales para ser Escritor, la había encontrado en el hospital
casualmente cuando recogía los medicamentos para mi padre. No sé por qué razón
sentí que sentía algo por ella aún, ya no era bella, ya no era la muchacha que
me enfrentó contra el mundo y la vida, era una mujer que me declaraba que había
probado de todo, que había transado con la corrupción, que era lesbiana
declarada. Ella fue mi musa, pensé mientras la contemplaba y, sin embargo sabía
que si la volvería a ver, querría saber otra vez de ella, me atraía como mujer,
no como lesbiana y ella se daba cuenta porque se ruborizaba. ¿Cambiamos de postura?,
claro, acomódate de costado como te gusta hacerlo. Ella ardía de placer, yo no
podía decirle todo lo que pensaba, su piel era demasiado blanca. Los celos,
volví a pensar, ¿así que yo soy el quinto hombre del día?, sí, el quinto, ¿y
eran de mi edad?, no, muchachos, muy jóvenes, vaya, veo que la pasaste bien
hoy, no lo disfruté Mauricio. No tenía olor a sexo, ni marcas en su piel,
marcas del amor en una piel muy nacarada, estaba demasiado bien arreglada como
para haber hecho el amor con 4 muchachos,
¿cuánto se demora una muchacha en
arreglarse para uno?, cuánto cuesta hacer que el olor al sexo no se sienta en
nuestros cuerpos. En realidad no me importaba si decía la verdad o no, total,
solo era el amante de una muchacha ninfómana, o tal vez mitómana. No, le decía
a la mujer que calaba su tabaco en la puerta de mi casa, no pienso casarme y,
no es que sea de naturaleza infiel, todos lo somos, tú eres infiel, me estás
coqueteando, eres casada y sin embargo en menos de 2 minutos hemos empezado a
hablar de sexo y ya me has dado tu número de celular, mira que podemos pasar a
mi apartamento y hacer el amor, pero no, no te conozco, no sé quién eres, lo
habría hecho a mis 17 años, no ahora, a mis 46 años que sé cómo son las mujeres, no quiero problemas. El hombre de
ojos claros entonces me miró de manera sincera: ¿y no te gusto?: era rubio, de
mi talla, blanco y de ojos muy celestes, parecía un actor de cine. Lo siento,
mi cabeza está hecha mierda hace años, no soportaría una relación homosexual.
¿Por qué?, ¿eres homofóbico? Mira, hace un tiempo me dieron la droga de la
voluntad y quisieron volverme gay, ¿sabes que esa droga la usan mucho en USA y
España?, sí, sé a qué te refieres, pero cuéntame, qué pasó. Nada qué relatar. Porque
eso le dije a la mujer que calaba su tabaco mientras no dejaba de mirarme: la universidad
es eso, allí la mayoría de muchachos han y tienen experiencias homosexuales o
lésbicas. A quien le gusta, bien por ellos, no me importa en lo más mínimo, lo mío es disfrutar de todas las muchachas que
quiera, a mis 46 años sé bien qué me
hace feliz. ¿En qué piensas Mauricio?, hasta hace un momento estabas cantándome
y ahora has guardado silencio, solo me penetras una y otra vez. Estoy tratando
de concentrarme, nada más, ¿pone la radio buenos temas, no? Estás extraño, tú
haces el amor a gritos, no eres así. Descuida, quiero esta vez eyacular. Ella rio
y dijo: ¡eso es imposible Mauricio, tú nunca eyaculas! Le di una fuerte
palmoteada en sus nalgas nacaradas que inmediatamente cambiaron de color, le
pegué con más fuerza mientras la penetraba con furia hasta que se pusieron
moradas. Los celos, había hecho según ella el amor con 4 muchachos y olía como solo huelen las
muchachas que todo el día han esperado el encuentro con quien desean tanto. Así
que te has peleado contra todas para quedarte conmigo, me has stalkeado, y
dentro del círculo donde todas ustedes se conocen, a manera de una labor de inteligencia,
se han comunicado para ver quién ganaba, pensaba a la par que le hacía el amor con violencia. ¿Me rechazas entonces?, volvió a
preguntar el norteamericano. Sorbí mi Coca Cola, calé mi tabaco, me levanté de
mi asiento sin molestarme, pago lo mío, tranquilo, no lo tomaré como algo
personal, quizás ahora entiendas porqué soy un
solitario. Salí del café y pensé en ella, o así pensaba, como si lo
estuviera escribiendo a la par que trataba de concentrarme para eyacular. Ella había
tenido ya más de 5 orgasmos. Vaya manera de hacer el amor y seguir pensando
como si uno estuviera escribiendo un relato, evocando esa imagen de la
cuarentona rodeada de 7 perros esperando las 12 de la noche para recibir el año
nuevo. ¿Para esto aprendemos tanto? ¿Esto es lo que se llama: aprendizaje? ¿No
habría sido mejor pelear por la que fue mi musa, la que me enfrentó contra el
mundo con las necesarias preguntas para escribir?, no, porque mientras yo tomé
el camino imposible que nadie quiere seguir, ella se perdió en el mundo como
todos lo hacen, argumentando que no tuvieron opción. Algo de razón hay en todo
esto: nos aferramos a la vida, hasta en los momentos más miserables, nos
convertimos en héroes sin saber para qué. La pregunta es, espera, ponte en la
posición perrito, tienes un trasero muy hermoso y blanco, quiero verte así
mientras saco todo mi miembro y lo vuelvo a meter en su totalidad. Ella obedecía como siempre.
Pero, héroes con qué fin, qué escribe el Poeta cuando ha recibido una
revelación, cuando todo se le ha esclarecido y ha dado en la sentencia que
define a su generación y que nadie antes ha podido expresarla a pesar de haber
sentido eso en sus atribuladas almas. En ese momento recordé a los clásicos de
la poesía universal, por qué pocas personas descreían de su atribuida sabiduría.
Nunca una canción de amor duró más de dos semanas como éxito mundial, otra cosa es que las personas sean masoquistas. ¿Eso dura el amor en medio
del mundo? ¿Estamos condenados a retroceder al recuerdo para decir que
estuvimos vivos? Le di más golpes sobre sus ya moradas nalgas. Tiene un cuerpo
muy hermoso. No, no hizo el amor con 4 muchachos. Recorrí con mis uñas su
espalda hasta dejarle las marcas de mi evidencia. ¿Crees que esto sea el amor?,
porque lo mismo me pasa con todas las muchachas que son mías, nunca miento al
decir que soy feliz o las amo. Lo sé Mauricio, nos pasa a todas igual, se
llama: “disfrutar el momento”. Venga, es inútil, haremos el amor toda la noche
y nunca tendré un orgasmo, vamos, ve a peinarte al baño. Ella cogió el
preservativo y lo olió: tu leche no huele a nada. ¿Y eso, qué significa? Significa
que solo has hecho el amor con las campeonas, normalmente a tu edad les apesta
el sexo a los varones. Se levantó. Bajó las gradas y se dirigió al baño. Me puse
mi ropa, era el 2018 que recién empezaba. Prendí otro tabaco, la pregunta no
estaba resuelta: ¿para qué aprendemos tanto?, qué fin tiene todo este
aprendizaje si nadie ha retornado de la muerte para asegurarnos que no hemos
vivido en vano. Quiero estar solo, como quieras. Salimos de mi apartamento, las
calles ya estaban vacías, las personas curiosamente se habían cansado de
celebrar entre cohetes y bebida la venida de un nuevo año. La dejé en un taxi
que llamé. Me paré en mi esquina, el cielo era denso, se venían las lluvias. Yo
calé mi tabaco hasta acabarlo, sabía que nada había en la ciudad que me atrajera, retorné a mi apartamento y me recosté sobre mi cama, pensaba otra vez en lo imposible: en ella, en la que ya no existe.
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
Todos los Derechos Reservados
para
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Comentarios