UNA KR Y UN TABACO PARA EL ESCRITOR
Supongo que alguna vez fue el
amor
-una muchacha de 13 años virgen
de ojos muy claros en la puerta de mi casa-
-alguien de quien no sé nada;
muchas vidas dentro de muchas vidas-
Supongo que un beso perfecto fue
recordado décadas después
Con una española más alta que yo
que también tenía los ojos claros
-una carta desde Europa donde me
prometía volver-
-tantas promesas para el amor
todos hemos hecho-
-yo también las he hecho, pero la
verdad, es que nunca me enamoro-
En esos años tal vez sí, como
tener unos labios frescos mordiéndolos
Bosa nova para ti mientras nunca
llegabas a tiempo
-la muchacha rubia se había
comprado una chaqueta idéntica a la mía-
Y nos hablábamos sin entendernos
-alguna vez tuviste el trasero
perfecto, pero pasó el verano y lo perdiste
Y no precisamente conmigo-
Un tabaco para calarlo bajo la
lluvia
Los borceguíes pisando con fuerza
entre los charcos
Tus ojos verdes ofrendados como
prueba de amor
-dijiste que te los arrancarías
si algo me pasaba, qué rápido me olvidaste-
Supongo que la rubia de ojos
azules está muy lejos de ser la mujer que amé
-me gustabas porque eres más alta
que yo y porque eras tú la que me buscaba-
Yo no sabía de estos derroteros
donde escribo sobre las muchachas
Riéndome para mis adentros
-sin duda me llevé los mejores
momentos de cada una-
-ensayaban frente a su espejo una
y otra vez cómo impresionarme-
-no era fácil conversar con un
poeta en ciernes que a sus 27 años había leído media Biblioteca-
¿Me odiaste porque no te hice el
amor?
¿Era poco entender que no quería
embarazarte o que pensara que ya estabas embarazada?
-los besos eran así, con tetas y
nada más-
-ocultos entre un parque no quise
penetrarte a pesar que lo habías hecho todo conmigo-
-al día siguiente apenas
corroborabas lo que pensaba en ese momento:
Otro muchacho te había hecho el
amor; no, no eras como yo, resistente al sexo,
O al menos, no sabías decir: No-
A mis 46 años me he apartado de
las mujeres problemáticas
Prefiero la soledad en un café
con una cola negra
El cortés saludo que no otorga
nada
Y las muchachas de hoteles donde
sé, nada es verdadero.
Yo no inventé este juego, jamás
pensé que era un juego
Solo busqué a la invencible
Y ya es tarde, enterado de que
toman la píldora desde que menstrúan
No me apresuro en nada
-es plácido escribir mientras
calo mi tabaco y pruebo de mi KR-
Es que es cierto lo que les digo
a las muchachas mientras les hago el amor:
Me voy a quedar solo
Yo no me enamoro nunca.
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta
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Julio Mauricio Pacheco Polanco
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