EL CASANOVA DISCRETO






Tenía esa virtud de pasar desapercibido en las muestras pictóricas que se daban en las galerías de arte de la ciudad. Era silente y no hacía notar su presencia, nadie pensaría de él que era un gran mujeriego, ¿la razón?, el 60% de los varones con vida sexual activa tienen Papilomas; si de por sí el varón había tenido 3 parejas de relación estable, era muy probable que fuera un portador y, él no había tenido 3 parejas, mejor dicho, lo suyo no era tener parejas, era tener sexo ocasional con determinadas mujeres que podían reconocerlo sin comentar nada públicamente, solo en sus reuniones de baño o cuando ningún varón estuviera presente en sus conversaciones.
En la universidad no se le conoció enamorada alguna. Sin embargo estaba lleno de aplomo y guardaba una serenidad con un sentido del humor que evadía cualquier rumor por parte de los muchachos mancebos, los que aún no tenían sexo con las muchachas y alardeaban siempre haber besado a una y a otra como plenos conquistadores o machos alfa. Eso le venía sin cuidado.
Alguien alguna vez lo vio en un consultorio de un dermatólogo leyendo una revista de política sin mucho interés, como quien pasa el rato. El muchacho que le vio tenía un desarreglo hormonal lo cual le motivó un acné juvenil  severo que era comentado por señoras grandes presentes en la sala de espera que, ese acné se le pasaría cuando se casara. Apenas un hola con el hombre discreto y nada más, ningún ánimo de entablar una conversación fuera de cualquier tema. El muchacho del acné severo lo comentó con sus amigos y ellos conjeturaron muchas cosas, pero él era hermético, inexpugnable y extremadamente solitario; nunca daba confianza a nadie, era aplicado en sus estudios y su conducta aparentaba ser ordenada. No se le vio en discotecas donde ellos iban a la caza de muchachas para conquistarlas ni tampoco en café alguno con alguna fémina con quien se le vinculara emocionalmente. El grupo de gays que frecuentaban discotecas de ambiente entendieron rápidamente cuál era la razón de su impasible personalidad y misterio y no comentaron nunca más sobre él.
A veces solía llegar en buzo, recién duchado y con el olor que solo las muchachas que tenían sexo podían reconocer. “El deporte es salud”, les decía para salir de cualquier comentario mientras esbozaba una sonrisa irónica que ellas consentían sin decir nada. “Es un buen muchacho, sigan su ejemplo, ¡hagan deporte!”, repetía la más avispada, la más lista del salón de clases.
No usaba en su celular WhatsApp y nunca fue llamado en plenas clases. Terminó su carrera sin que nadie se diera cuenta salvo por sus notas destacadas lo cual motivara que le dieran el cargo de regente en una  Farmacia. Estudiaba Química y Farmacia en la universidad. Su cutis era limpio y el color de su piel siempre tenía la lozanía de los que gozan de una buena salud.
Años después, cuando recién me casara, por esos azares del destino,  al pasar por un barrio de madrugada para hacer una diligencia, lo vi salir de una casa a las 05:00 a.m. bien duchado y con un agradable aroma a eucalipto. Al parecer en esa casa tenían sauna propio. Le quise pasar la voz desde mi auto, pero al verme, apenas me hizo un gesto con la mano conservando siempre la misma sonrisa indescifrable con la cual se despidió de la universidad.
Mis rutas por madrugadas me obligaban hacer entregas a diferentes barrios de la ciudad. y no bien llevaba una semana trabajando, mi sorpresa fue el verlo salir de 5 casas diferentes en esa misma semana, siempre con el semblante tranquilo, diría, satisfecho y relajado, lo cual me instó a detener el auto y con mucho temor, preguntarle la razón del por qué siempre salía de madrugada de diferentes casas.
Me enteré que te casaste. En ese momento me puse un poco nervioso. Percaté que era la primera vez que intercambiaba unas breves frases con él. Eh, sí, me casé, mi mujer está esperando un bebé. Qué bueno. Me palmeó el hombro mientras me decía: recuerda vacunarlo. Y no dijo más mientras empezó a trotar haciéndome evocar a la muchacha avispada de la universidad que celebraba con una complicidad que no entendía bien cuando se refería al deporte y la salud.
Terminada la jornada, le comenté esto a mi esposa quien empezó a reírse mientras se sonrojaba y me pedía que le alcanzara unos mates para la digestión. Y bien, qué opinas de él. Entonces algo ocurrió, de pronto todo tuvo sentido, ella era como un oráculo donde todo se esclarecía frase tras frase para finalmente decirme: “hay hombres que no nacieron para casarse ni para ser padres de familia”. No se habló más sobre el asunto por la vergüenza que sentí al enterarme de lo muy aficionado a las mujeres que era ese hombre, era pues sin duda, un casanova discreto, un elegido que me dejó pensando durante media hora en todo lo que calló y que yo juré callar delante de mi esposa.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor

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Julio Mauricio Pacheco Polanco

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