LA CONDICIÓN HUMANA Y EL SEXO
¿En serio que hizo eso? Lo recordaba
de cuando quiso tirarse del puente principal de la ciudad, le hablaba a ella a
gritos desde su celular, lloraba, le repetía una y otra vez que se iba a matar. No tuve opción,
llamé a la policía. Llegaron de inmediato. Un policía me dijo que la juventud
estaba perdida. Lo miré de reojo y le dije: ¿usted nunca se ha enamorado?
¿Qué?, apenas me contestó el efectivo que estaba con la radio Motorola a la
mano reportando el suceso. A los minutos llegó ella, él no paraba de llorar, le
decía las cosas que un hombre enamorado dice cuando ya no sabe qué más hacer
para retener a su amada. Estaba muy alterado, dos policías cuidaban que nada
ocurriera. Él seguía llorando e intentaba abrazarla. ¿Usted conoce a ese pobre
hombre? Sí señor policía, es un hombre correcto. ¿Está seguro que no está
bebido ni drogado? Yo diría más bien que está enamorado. Los problemas de este
tipo suceden a diario en la ciudad, en lo que va de este año, muchos se han
tirado del otro puente, no entiendo por qué se suicidan. Salí del automóvil
policial de donde conversaba con la fuerza del orden para prender un tabaco
mentolado. Pensaba en los 2 años que él había convivido con ella. Es duro señor
policía. ¿Por qué?, me preguntó el hombre que cuidaba que los otros policías
salvaguardaran a la pareja de enamorados. Es muy probable que se eche a beber. No
sea alarmista amigo, lo que necesita ese hombre es unos cuantos baldazos de
agua fría y aprender a hacerse hombre. ¿Usted cree señor policía? Lo veo
diario, la vida no se puede basar en el amor a una mujer que paga mal.
2 años de sexo continuo, muchos
planes, amor que fue verdadero en su momento. Solo veía la tragedia en ambos,
perdidos tras una derrota que los conllevaba a caminos donde se va a la deriva.
¿Qué puede hacer un hombre en desamor que tiene el miembro erecto todo el día y
extraña a su amada sin que ya pueda hacerle el amor otra vez? Espera, ¿y no has
pensado en ella? ¿Ah?, le pregunté a mi amiga mientras tomábamos una Kola Real
desde un café decente y de tertulias. Pues
que ella no la está pasando igualmente bien, al menos tú no te la has tirado,
te aseguro que ella ya ha hecho el amor con todos sus amigos y cuanto pendejo se
le haya cruzado en el camino para consolarla, las mujeres también sentimos en
el desamor el deseo de seguir teniendo sexo, lo peor que le pueda pasar no es
que se haga feminista, lo peor es que pueda caer en las garras de la seducción
de una lesbiana y le convenza que no necesita más a ustedes los hombres.
Todos tememos al amor, recalqué,
sabemos a qué nos atenemos estimada. El sexo constante altera la bioquímica de
las personas, tanto en varones como en mujeres, piénsalo, 7 veces haciendo el
amor diariamente para ahora no saber qué hacer con tanto apetito sexual. Al menos
ustedes tienen a las putas. Y ustedes a todos nuestros amigos. ¿Te dijeron
Mauricio que el amor es una maldición? Vaya, he escrito muchas veces que el
amor es una enfermedad de la que solo los más fuertes se reponen, no todos
quedan igual después del trauma de una ruptura, sé de personas que a pesar del
pasar de los años, aún siguen en sus borracheras hablando de sus ex parejas, lo
normal en estos casos es retornar con viejos amores. Ése es un error. Lo sé,
por eso te digo estimada que solo los más fuertes se reponen de los desamores
sin necesidad de echar a perder sus vidas. ¿Y qué fue de él? Los apuros,
estimada, los apuros y la falta de dinero para tirarse putas. Se había convertido en un hombre que tenía
el miembro viril erecto todo el puto día, alguien que solo necesitaba penetrar. ¿Y? Pues paso lo
que se temía, entró a la web y buscando encontró una sección donde se hablaba
de sexo por placer, hizo una llamada y alguien le dijo que le esperaba en su
apartamento, que era una persona muy discreta. ¿Cómo sabes eso? Es una larga
historia como la de todas las personas. ¡Oh, qué terrible! ¿Y ella? Ah, pues ella
se llenó de tatuajes, se cambió de tinte de pelo varias veces, perdió su autoestima,
se dedicó a beber y hacer el amor con cuanto hombre se le cruzara en el camino.
¿Bonita manera para intentar querer amar otra vez, no? ¿Ahora me entiendes
Mauricio cuando te repito una y otra vez que nos dá miedo amar otra vez? Sabemos
a lo que nos exponemos, porque el amor dura poco, mas la pasión, el deseo, no
se va por mucho tiempo, hasta que terminamos por cagarla y nos recetan
pastillas desde los psiquiátricos o nos hacen cura de sueños. Obviaste los lavados
gástricos. O los cortes de venas. O los embarazos no deseados y los abortos. O las
venéreas Mauricio.
¿Aún quieres hacer el amor
conmigo Mauricio? La miré con deseos, pensé en los días siguientes, en los
malentendidos, la conocía de muchos años, sabía que su humor no era el mismo
siempre, que pocas veces era agradable, que después de hacerle el amor, si no
lo volvía a hacer con ella los días siguientes la pasaría muy mal. Es la vida
de los solteros, pensé. Es peor en la vida de los casados Señor Escritor,
porque tú que sabes de la convivencia, entiendes bien a pesar de no padecer de
celos, que la libido se multiplica y va creciendo cada vez más hasta que hayas
perdido totalmente la cabeza y seas solo una máquina de follar que necesite del
sexo a todo momento.
Prendimos un tabaco mentolado
mientras pagamos la cuenta y paseamos por el cercado de la ciudad. ¿Ahora
tienes más clara la idea de lo que es la condición humana Mauricio? Saqué de mi
pastillero un Clonazepam mientras decía, me estoy volviendo adicto a estas
pastillas, calman mi libido, no me busques por un tiempo por favor. ¿Sí? ¿Me
deseas como yo a ti también, no Escritor?
Caminamos por rumbo fijo por la
ciudad. Estábamos tensos, sentía vivamente el olor a su sexo húmedo mientras a
mí me importaba ya nada caminar con el miembro viril erecto en plenas calles. Una
muchacha lloraba desconsolada en una banca de un parque, lloraba por amor, mas
nadie se acercaba.
No hay retorno en los placeres,
pensé y, eso lo sabe todo el mundo.
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
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Julio Mauricio Pacheco Polanco
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