DIATRIBA FURIOSA CONTRA EL ADIÓS






-No suelo decir estas cosas
Porque sé que se quedan en el corazón-
La muchacha me miró para siempre
-Quién sabe cuánto dura un adiós cuando es verdadero,
Apenas unas horas, unos años, apenas todo el tiempo, como debe ser-
Sus dedos largos y bien cuidados me hablaban del amor
Y fue entonces que me inquieté por querer saber
Lo que sus ojos verdes conocieron, supieron, en el momento del placer
-No nos marchamos así demos la vuelta al mundo,
Solo cambiamos de pareja para hacer el amor-
-Y sin embargo sé de las palabras prohibidas,
Las que se quedan en la memoria
Para ser repetidas a lo largo del tiempo
En muchas generaciones
Cuando han sido dichas por amor-
Sujeté con fuerza su cabello rubio
Y vi la perdición en sus labios,
No mi perdición, sino la de los que ya nunca podrán descansar en paz
-Es curioso, nosotros somos los que morimos
No lo que escribimos de cuando estuvimos aquí-
No me esperes donde no sabemos qué hay
-El deseo se cumplió-
No soy memoria de nadie y soy la memoria de todos
Solo me atreví a decir con claridad lo no antes dicho
-Por eso, no suelo decir lo que siento
Porque sé que se quedarán en el corazón
Y en otra noche, cuando mi voz retorne
Ya no estaré para decir otra vez: calma, ya pasó-.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

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Julio Mauricio Pacheco Polanco





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