LAS ESTRELLAS QUE VEMOS CUANDO HACEMOS EL AMOR
De la vida no he inventado nada
Apenas sé lo que todos sabemos
Solo queremos tener sexo,
Nadie quiere trabajar ni mucho menos
Dar nuestras horas a otras personas
Para poder subsistir.
Por mi parte siempre he sabido alejarme de las muchachas que
no entienden esto
No nací para criar niños ni mucho menos estar casado con
mujer alguna,
Suele suceder que este sentir es común
Que tanto varón como mujer
De los placeres de la carne solo queremos disfrutar,
¡Ah, estudiar cuando sabemos que en las universidades no hay
sabiduría!,
Apenas años donde las personas terminan mentalmente enfermas
¿Cómo podría decir sobre una nueva forma de vida si esto lo
sabemos todos?
Trabajar duramente para volver cansado sin ganas de hacer el
amor
O volver a escuchar lo mismo: “he vivido poco, me he cansado
mucho”.
¿No es sabiduría el hacer el amor con cuanta muchacha lo
pida?
¿Quién hace milenios, negoció nuestra libertad para vivir de
esta forma?
Porque la gente va y viene, entre horarios impuestos
Me dirán lectores que no hay otra manera
Que este escrito es demasiado anárquico,
Y no es esa mi intención, mis negaciones son verdaderas,
La vida cabe en un lecho dentro de una habitación
Donde el amor reina y del cual no queremos salir jamás.
¿Fue entonces acuñada la moneda de nuestras suertes desde
antes?
Que para estos escritos venturosos todos me comprendan pero
nadie pueda.
Unas manos maltratadas o el olor fresco que se mezcla entre
miserias
¿Sabe alguien de otra manera para con la vida?
La juventud sea quizás eso, meditarán con justa razón
ustedes
¿Y qué hace un hombre de 46 años que no se ajusta a nuestro
proceder?
Mira que de las revoluciones y las propuestas me he cansado
Que es bien cierto lo que dicen muchas mujeres
Hay hombres que no nacimos para casarnos
Y así se habla de los afortunados, de los que hemos
aprendido
De lo que muchos reniegan al llegar la noche
Al pensar en todos los errores que los hizo adultos.
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta
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Julio Mauricio Pacheco Polanco
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