LAS OTRAS HORAS QUE DEBIERON SER ESCRITAS






Quién escribió esto antes que mí.
Quién se hizo las mismas interrogantes
O pensó lo que ahora pienso
En otra noche de otros años en otras centurias
Para bajo la noche silente
Con la palabra intentó lo que quiero decir.
Ya no importa si es que escriba el mejor poema
O si éste nunca se escriba;
Quizá lo mismo sintió El Poeta
Y tal vez en sus largas meditaciones
Ordenó el universo como ahora lo hago yo
Sin pretensiones de hacer un tratado
O revelar viejas verdades con las cuales siempre nos encontramos.
Alguien, me dirán, contempló en paz la noche
Y seguramente recordó como yo, las noches del espanto
Las tardes de soledad, las horas, ¡esas horas!
¿También las conoció, mi lector?
Las horas donde lo dicho se lo llevó el viento
O el viento lo era todo en medio del silencio.
Recuerdo los días del verbo y todas las ausencias,
Las gradas de La Catedral y la carencia de una amada
Y la ciudad, un barullo donde solo podía escribir.
Solo sé que en mi estar, he llegado a tiempo para el libro verdadero
Sin quejas y pocas, escasas contradicciones.
Apenas es mínima la diferencia cuando las palabras lo dicen de otra forma
Porque alguien, en otro tiempo, lo mismo seguramente debe haber escrito
Y en esto me siento común, un igual,
Como la vieja voz que retorna de las primeras noches
Cuando aprendíamos a hablar o a escribir
¡Como los primeros escritos!
Como la renuncia de los sabios cuando cerraron sus propias Biblias
Y sentados se dieron  cuenta que no había más nada qué explicar
O responder, o tal vez descifrar.
Solo las palabras dichas cuando fueron necesarias,
¿Si algo eso alteró la historia del hombre o si fue inútil?,
O tal vez la memoria de los manuscritos donde todos estamos
O yo escriba y usted lea, o usted escriba y yo lea.
Afirmación donde no me repetí
Negación con seguridades que los años me han dado.
¿Por qué calle del mundo está mi amigo lector?
¿En qué cama es feliz ahora muchacha que fuiste mía?
Alguien sin duda escribió lo mismo
Quizás usando otras palabras, otro idioma, en otros calendarios
Bajo hemisferios que desconozco
O circunstancias donde otro acontecer hacía al hombre.
Nadie es igual a nadie, me dirá joven lector
Mientras pruebo del zumo de naranja y prendo un tabaco
Y entiendo que ya no hay más misterios para mí
Por supuesto, fuera de lo que es tonto
Es decir, lo que nunca será entendido
Eso que es inalcanzable a nuestro entendimiento
Y que en esta hora no me perturba
Porque hay razones halladas
Y sé que puede ser poco, pero a veces eso es suficiente
En medio de todo lo ya escrito y por escribir.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

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Julio Mauricio Pacheco Polanco



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