TODOS LOS HOMBRES Y EL SILENCIO






Dijo el muchacho al hombre:
¿Y cuando ya no hay nadie más fuerte que uno, qué se debe hacer?
El hombre inmutable permanecía quieto
No pronunció palabra alguna
El sol era intenso hasta que se marchó y el cielo se hacía gris
¡No va a decir nada!
Estoy buscando al hombre más fuerte,
¡Necesito ayuda!
El hombre inmutable no pestañeó
¿No es usted un hombre sabio?
A usted acuden siempre y la leyenda dice que tiene la respuesta
¿Por qué calla?
El silencio era como la soledad, infinito y difícil de acoger con la mirada
¡Estoy en el extremo!, ¿puede usted ayudarme?
Sus ojos contemplaban serenamente como si nada ocurriera
¿No va a contestarme?
¿No entiende que estoy en el extremo del cual usted siempre escribe?
¿Qué hago, me mato, me drogo, me lleno de bombas en medio de la ciudad?
¿No me entiende?, he llegado al límite,
Siento el deseo de guerra dentro de mí
¡Diga algo por favor, no se quede callado!
El hombre se levantó al ver que la noche llegaba
Caminó hasta perderse en medio de las colinas
Subió una cuesta sin decir nada
Llegó a lo alto de la montaña y se guardó para  dormir
El muchacho no obtuvo las respuestas
Estuvo un par de semanas caminando sin sentido
Sin razón, perdido entre sus contradicciones
Dicen los que han escrito la historia y sostienen a este mundo
Nunca más lo buscó
Mientras retornaba con su respuesta personal
El frío en su mirada le hizo entender muchas cosas:
Un hombre nunca pide consejo así sea al más fuerte
Y se hizo en parte hombre y en parte fuerte
La próxima vez no lo buscaría
Y así lo buscan mucho
Y así es el misterio de cada uno de nosotros
Cuando guardamos silencio y quietud.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

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Julio Mauricio Pacheco Polanco



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