YO ESCRIBÍ ESTO PARA TI






No tengo ningún guion. La muchacha de ojos castaños tenía los labios como dos gajos de mandarina, secos, carnosos y muy sexys. No me tomé en serio todos los libros que leí, solo quise saber qué pensaban otras personas. ¿Entonces no tuviste nunca un patrón de conducta a seguir? Saqué uno de mis tabacos para encenderlo. Los árboles de eucalipto con su aroma me relajaban, quería sentir con más intensidad su olor, el mentol del tabaco despejaría mis fosas nasales. Eso es una pose. ¿Qué, prender un tabaco porque soy Escritor? Sí, estás jugando a ser un intelectual. Recordé lo que me dijo alguna vez una muchacha de piernas muy hermosas que me hizo perder el control en pleno dentro de la ciudad desde donde la seguí a mis 20 años hasta alcanzarla al bajar del bus y entrando a la universidad nos hicimos amigos, ella me decía que solo las personas tensas estudian los gestos de las demás personas, que tratar de saber qué piensan los demás por sus reacciones, manera de poner las manos, moverse el cabello o mirar detenidamente o a intervalos, significaba algo. No Mauricio, eso no es cierto, estudio Psicología y sé lo que te digo, no hay manera de saber qué piensa una persona por sus gestos, por cómo cruza las piernas o si acaso bajase la mirada o sonriese nerviosamente, inclusive si tosiera sin poder detenerse, no, no hay señales para saber qué hay dentro de las consciencias de las demás personas, solo las más tensas se dejan llevar por esas teorías, que si es para mantenerse a la defensiva y no bajar la guardia o querer tener control sobre la conversación, es una total, total pérdida de tiempo, ni siquiera es posible saber qué piensan esas personas a quienes identificamos como “transparentes”. ¿Crees que prendo el tabaco solo para impresionarte? ¿Ése es tu guion, no, el de ser Escritor? Me cansó la pregunta, estábamos rostro a rostro y sus ojos eran grandes, hermosos, como sus pestañas y su olor. Ser espontáneo, hacer lo que uno desea en el momento solo tiene dos respuestas: sí, o no. ¿Puedes voltearte para tenerte más cerca?, quiero sentirte  cercana a mí. Prefiero verte a los ojos, me gusta ver los ojos de los hombres con quienes converso. Esto no es una conversación. Ella se volteó y recogí su cintura entre mis manos, su piel estaba caliente y de esa parte descubierta, el término preciso es: desnuda. Con un suave movimiento la acerqué más a mí hasta estar casi piel a piel. Recosté mi mejilla en su cuello llenándome del aroma de su cabello castaño. Hacía rato que el tabaco había sido apagado, era ella mi fascinación. Uno no elige ser un rebelde con causa. ¿Tampoco lo que va a escribir? Si uno cuenta con tiempo, sí se puede elegir. ¿Y qué se requiere para poder escribir además de tiempo?, ¿talento?, ¿lecturas?, ¿vivencias? Se requiere de muchachas como tú y, claro, mucho tiempo para meditar sobre los momentos compartidos. ¿Eso demanda una vida libre de responsabilidades, no? Todos quisimos ser escritores, si hubiera embarazado a todas las muchachas que conocí seguramente ahora estaría haciendo cualquier cosa menos perseverar en  escribir. Pero el amor es sexo, estimado Escritor, sabes bien que cuando se tiene mucho sexo, no hay cabeza para escribir, solo para vivir y, el que vive, no escribe, salvo sienta que la pasión por la muchacha que le inspira y le enseña a vivir lo que ella vive, se apague. Pues sí, es cierto. ¿Entonces qué soy para ti, un nuevo libro? Se volteó de inmediato para estar rostro a rostro conmigo como si en ese gesto quisiera la verdad total. Eres la memoria de los momentos felices que pocas personas conocerán en esta vida, personas que quizá solo puedan leer la vida de los que siendo afortunados, terminó por convertirse en la fantasía que no se pueden permitir en sus largas horas de trabajo tedioso, rutinario, donde todo es igual. ¿Son entonces infieles tus lectores y lectoras con tus escritos? Sonreí con alegría y la abracé con fuerza. ¡Espera, porqué haces eso! Porque eres brillante. ¿Por qué  soy una buena historia? Pues sí. Me gusta la idea, pero dime, qué quedará de mí cuando todo esto acabe, ¿te importan mis sentimientos?, ¿has pensado que puedes lastimarme? Cogí su cabello largo entre mis dedos y antes de besarla le dije: igual moriremos de algo.
La besé.
Ella correspondió a mi beso apasionadamente. El mundo a nuestro alrededor no existía. Tal vez me olvides señor Escritor o, tal vez no te has dado cuenta de algo, que todas las muchachas que has conocido sí lo han percatado, dices no tener un patrón de conducta subconsciente ni menos un guion a seguir, porque cuando te vi a los ojos supe qué era lo que quiero de ti; si sobrevives a mí seguramente seguirás escribiendo. Por qué crees que podría no sobrevivir a ti. Porque veo que nadie te ha enseñado lo que es el amor a pesar de haber escrito demasiado sobre éste. Recuperé mi postura para prender otro tabaco. Okey, respondí. Pensé en ese momento: dos semanas, dos semanas a partir de ahora sin ella, si en dos semanas no comete los mismos errores de las demás, me la juego por ella, a veces dos semanas para el mundo raro de un Escritor puede serlo todo.
La vi con 4 muchachos salir de clases tomada de la mano en ese lapso. No había perdido nada. Solo la había conocido un poco más, supe a qué me hubiera expuesto de haberla hecho mi pareja. Me pregunté en ese momento: me estoy equivocando una vez más, más que ella que nunca más me tuvo, porque en dos semanas ya me había perdido, nada había pasado en realidad, nada importante como cuando sentados me contempló impasible sin ningún reproche o reclamo. Las palabras sobraban, como ahora al momento en que lees lo que escribí sobre lo que pudo ser nuestra historia, porque no sigo ningún guion, el guion lo ibas a dar tú, ¿no crees que mejor habría sido decir que lo nuestro iba a ser una relación abierta? Tómalo con calma, me esperan las muchachas que no besan, puedes hacer lo que quieras con este escrito.
Mauricio
El Escritor

Julio Mauricio Pacheco Polanco
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Julio Mauricio Pacheco Polanco






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