EL OTRO ÁNGEL





He conocido un hombre más rebelde que yo
Alguien que se mofa del orden establecido
Y es un tratado de la libertad no antes concebida
Yo que había pensado en el superhombre
Al verlo he quedado fascinado de su proceder
Desigual a consciencia, se ha negado a todo
Y con nadie desea conversar en arrebato prepotente
Se ríe de Dios y se dice que él ya ha probado de otros saberes
¿Pensaste en esa forma de vida donde no se necesita a nadie?
En su ira genuina ha demostrado qué es ser diferente
No quiere amar ni mucho menos saber de mujer alguna
Es alguien a quien la muerte ni la historia le interesa
Los verdaderos misterios son extrañezas para todos
Y él sabe como nadie de rebeliones en una vida como ésta que es una sola
Lleva años así y ni siquiera se molesta en pensar en la derrota
Otros pensamientos seguramente le son propios
Destino tenebroso donde el Diablo huye
Expulsado de donde nunca fue
Es la amenaza que permanece para los sabios
Hace tiempo busqué otra forma de entender la vida
Pero jamás imaginé un extremo superior
Y lo que sé es que hace décadas guarda silencio
Ni tampoco ánimo alguno tiene de dialogar con nadie
Así nos desprecia como en desdén de saber valorar otras cosas
Él habita en laberintos donde es feliz
Y su inspiración parece ser la búsqueda de los intelectuales más difíciles
No sabe de melodías que calman el alma desde que decidió ser así
No le importa el silencio de las almas guerreras
Ni tampoco el significado de todos los porqués
Está solo nadie sabe desde cuando y nada quiere saber de nosotros
Hoy lo vi pasar en medio de la ciudad
Desnudo y lleno de poder para la poca cosa que somos
He intentado alcanzarlo y tocarle
Y en un ademán donde el arrepentimiento no conoce de perdón
He visto sus ojos y he temido por todo lo que sabe el ser humano
Y en desamparo he dejado este escrito para que lo leas
Porque lo he visto todo y ese todo era lo que no debía verse
En su mirada que es de mucho tiempo, como si fuera de siempre
Mientras lo he visto perderse entre el río y sus aguas
Para quedarse quieto entre guijarros y las voces de la ciudad
Sin que haya podido soportar tanto caos para mi ordenada vida
Donde todo huele bien y una mujer me espera cada noche
Entre mis horarios de oficina y los domingos de misa
Porque los buscadores y los manuscritos milenarios
Nunca hablaron de lo que él conoce
Y esta decisión es mía, no hay nada ya oculto
Y sí mucho por desmentir.
No tengo más nada qué decirle señor Escritor
Sus ojos me han dicho que soy un hombre muerto
Que mis errores son como la sabiduría perseguida
¡No me preguntes del porqué he decidido seguirlo como a un nuevo dios!
Si bien, sabía que nada es cierto
La realidad es otra
Y eso es algo que no puedo soportar.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

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Julio Mauricio Pacheco Polanco 



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