CUANDO YA NO SE ESPERA NADA






Yo sabía que no era una buena idea reunirnos. El hombre de rostro bronceado probó del agua mineral, hacía unos momentos había esnifado cocaína en el baño y su rostro de fastidio era como el de todos los días. Estas reuniones no tienen sentido, recorremos cerros todos los días y ya me he cansado de ver cielos de diferentes colores, de estar bajo climas insoportables, qué, debo decir que me cansé de viajar y conocer personas que fuman marihuana o que son desviadas. La morena se acomodó en el asiento, quiso decir algo, pero no tenía moral para un momento tan verdadero, un momento donde la hipocresía se había acabado. De qué me sirve tener tanto dinero, ¿alguien me puede decir? Para pagar nuestros gustos dijo la pelirroja teñida que fumaba de una pipa mientras no paraba de reírse tontamente. Ella tenía el título de arquitecta pero no lo ejercía, fue una estudiante mediocre que nunca hizo una maqueta y todos sus trabajos fueron pagados para no saber cómo acabó la carrera. No, no me mires así, le dijo a la morena que era Ingeniera, tú te tiraste a todo el salón y terminaste por malograr tu útero a punta de venéreas, mira que ya tienes 30 años y así, con esas características ni el yoga te va a salvar, qué hombre quiere una mujer portadora. Esta mierda iba a pasar en cualquier momento. El muchacho parecía famélico, tenía una barba espesa y llevaba una bufanda alrededor del cuello, bebía un whisky mientras que no paraba de tomar un lexotan tras otro lexotan a la vez que calaba nerviosamente sus tabacos como si estuviera a punto de entrar en una crisis de nervios, ¡pero es que nada ya les importa!, al menos ustedes tienen más años de vida que yo, me estoy pudriendo en vida, el VIH me está consumiendo, no puedo seguir inyectándome más esteroides por mucho tiempo, me estoy quedando ciego y no tengo pareja desde hace años, ni los más promiscuos quieren acostarse conmigo. El hombre de rostro moreno alzó la vista, la selva  debía ser hermosa, pero el encanto se había acabado, el viagra que tomaba ya no le hacía efecto, tampoco cualquier brebaje selvático, y qué quieren que haga, que me dedique a comer, es que ustedes no me entienden, tengo 33 años y ya no puedo hacerle el amor a todas las muchachas que quiera, si al menos tuviera un hijo, pero nada, hice abortar a todas mis mujeres y lo peor de todo es que le he perdido el gusto a la vida, qué clase de perdedores somos. La arquitecta se miró en el espejo a los ojos, tenía las pupilas dilatadas de tanta marihuana que se fumó en la pipa, tranquilo viejo, te quedan las drogas y el alcohol. El tipo de rostro moreno la miró con extrañeza sin deseos de beber del whisky. Y qué, entonces seguirás acostándote con el primero que te coja de las nalgas. El sexo, querido, cosa que ya no puedes disfrutar, es algo que me evade. ¿Así no sepas el nombre del hombre que te posee?, mejor dicho, así te llene el útero de esperma y tengas que usar pastillas abortivas para no quedar embarazada. Ése es mi problema. Yo pensaba igual que ustedes, sexo indiscriminado con quien fuera, sea hombre o mujer, no pensé que la juventud fuera tan corta. ¿Por eso te llenaste de tatuajes? La muchacha morena en realidad era una mujer que se moría por ser madre, una mujer cuyo útero era inservible y cuyos secretos pretendía llevárselos a la tumba, cambiaba de pareja cada mes y hacía un buen tiempo que había dejado de cuidarse ante las enfermedades de transmisión sexual, varias gonorreas le dejaron la poca esperanza de ser tomada en serio, quizá hacía el amor con cuanto varón fuera posible solo para contagiar a tanto lujurioso que no se mide al momento de hacer el amor y lo único que quiere es tener sexo sin protección y darla adentro. La cocaína ya no me hace efecto, estoy empezando a inyectarme y siento que eso tampoco me ayuda. ¿Para eso hemos viajado y leído bastante?, hemos conocido todo tipo de personas y hemos estado en orgías memorables, pero ser impotente a los 33 años es algo que no lo puedo superar. Vamos hombre, no es para tanto, yo no tendré hijos jamás y hace años que no alcanzo orgasmos, ¿ser frígida es peor?, ¿no crees? Tú tienes el útero lleno de pus. ¿Vamos a empezar con los ataques? Qué pensarán entonces de mí, es decir, si ella tiene el útero lleno de pus, yo que tengo VIH de qué estoy lleno. Para lo que cuenta, ninguno de los 4 es feliz, las drogas ya no nos ayudan, mira a nuestra pelirroja, está demasiado drogada y es probable que vuelva a hacer el amor con algún extraño esta noche para que mañana esté en apuros con sus lavados vaginales para no traer hijos dementes a este mundo. ¿Qué tienes en contra de las drogas? Dijo la Ingeniera, tú las consumes a cada momento. ¡Que ya no me hace efecto ninguna! Ya cálmense, relájense, que no nos hemos reunido para deprimirnos, recuerden que hoy conoceremos a una linda muchacha argentina que quiere conocer todo el Perú y cree que somos gente bien, al menos guardemos la compostura hasta antes que nos la tiremos todos. ¿Pero qué me la voy a tirar si ya no me hacen efecto viagras de 200 mg? Al menos puedes mirarnos mientras te inyectas, ¿no crees?
Una hermosa muchacha que era artista plástica se acercó a la mesa y se presentó. Era ella, alta, de cabello rubio y piel bronceada por el sol. Los rostros de los presentes eran perfectos, saludables, felices, las risas empezaron a fluir espontáneamente y el tema de conversación fue muy fluido, total, la pelirroja tenía un sentido del humor muy agradable cada vez que fumaba pipas con marihuana. Está demás decir que solo querían más gente para cagarles la vida. Y pensar que todo empezó con la fortuna del hombre de rostro moreno.
Horas después se comió bien, se bailó bien. Sin duda habría mucho qué compartir hasta ser entrañables amigos, entrañables amigos que estarían al asecho de una nueva víctima.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor


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Julio Mauricio Pacheco Polanco


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