EL HOMBRE INEVITABLE SOY YO






¡Hey, nena!
No hay nada qué temer
Mi frecuencia es aterradora al principio
Pero te aseguro que la experiencia vale la pena.
No conozco entre mis mujeres alguna que haya llorado de dolor
A no ser que sea por placer
¿Sabes que los movimientos los tengo en mi poder?
¿Quién te dirá la respuesta final cuando estés acorralada?
La oscuridad a veces es señal de vida plácida
Unos ojos que te clavan con fuerza la mirada
No solo han ido hasta el inicio de tus días
También contemplan las otras noches donde el delirio sean enseñanzas
Dime qué pides que no sepa yo dónde termina el secreto
¿Te han tocado hasta querer no morir nunca?
Mi nombre es Eternidad
Yo poseo los saberes por donde la vida empieza
¡Cuídate de no poder controlar escuchar mi nombre en tu mente!
¡Hey, nena!
El placer tiene mi nombre
Y el límite del calor para mí es algo insignificante
Puedo entregarte la dicha antes que te des cuenta dónde estás
¿Has visto nacer al sol con violencia?
No, lo ignoras todo, ignoras su violencia
O tal vez aún no comprendas que todas las direcciones de todas las brújulas
Reúnen todas las huellas de las muchachas insatisfechas
Y dicen que mi nombre es pecado
Y sin embargo nunca sienten culpa.
Es cierto, hay una puerta donde yo habito
¿Y te preguntas por qué nadie quiere cruzarla para irse?
Porque esta es la pregunta final
En la que concluyen todas tus preguntas
Si es que las niñas alguna vez se hicieron preguntas elementales
En mis primeras Biblias
Las que escribí cuando aprendías a entender a los astros
Antes de desear lo que es el deseo
Sin sospecharme, sin saberme
¡Sin saberme inevitable!


Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta

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Julio Mauricio Pacheco Polanco


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