EL PÁNICO EN LA CIUDAD DE LAS MUCHACHAS ACOSADAS








El grafiti era claro: “la paz está en Cristo”, lo curioso es que el Cristo había sido tachado y habían añadido:" en que no me acoses". Naturalmente todos queremos pasear tranquilamente por la ciudad sin ser molestados. Porque una cosa es que yo mida 1,80 cm, pese cerca de 100 kilos y sea atlético de contextura y sepa hablar y tenga los números de la policía ante cualquier provocación por parte de tipos desadaptados y ponga solución de inmediato ante cualquier problema, pero, una muchacha de 18 años que está con sus amigas a las 10 de la noche, en ropa muy propia de la moda, paseando por las calles principales de la ciudad un fin de semana, si es que no tienen amigos, estarán expuestas a cualquier tipo de agresión verbal si es que no aparece un energúmeno que las viole bajo  el efecto de drogas y un vaso con alcohol en un café donde ellas buscan curiosamente lo que se buscaba en mi generación, los ochenta, divertirse. Porque hace un año, en las fiestas de la ciudad,  vi entre un numeroso grupo de varones que poblábamos la calle principal de la ciudad, a un grupo de muchachitas pasadas en copas, a las cuales les decían de todo y ante lo cual, solo les quedaba bajar la cabeza.
Es cierto, hay cámaras en todo el centro de la ciudad, pero también es cierto que los policías que detienen a los muchachos que alteran el orden, los demandan los familiares porque vienen de familias pudientes con cualquier tipo de argumento expuestos por abogados que dejan encolerizados a los efectivos del orden a quienes, hasta a los más corpulentos les faltan el respeto si es que hace ejercer La Ley cuando encuentra muchachos drogándose en la vía pública, generando desorden. Porque si para mí que puedo defenderme, entiendo que se siente cierta psicosis a pesar de que la ciudad de Arequipa es la más segura de Perú y hay patrulleros de policía rondando a toda hora del día y la noche, el temor es latente, debo pensar que para muchachas de 1,60 cm de estatura, cuyos brazos son la 5ta parte del grosor de los míos, el miedo debe ser muy intenso, si acaso,  hay un derecho a transitar libremente por la ciudad, si es que no se está cometiendo ningún delito y se desea pasar un fin de semana en tranquilidad. Porque debemos aceptarlo, los hombres sentimos cuando vemos a una muchacha muy bella, otra cosa es que al piropearlas, el piropo sea grosero y ofensivo y atente contra la fe pública y la seguridad ciudadana.
Lo establecido en esta ciudad es ver máximo, o mejor, contemplar a las muchachas, con recato, no más de 5 minutos, sin tensar la mirada ni generar miedo. Los consejos prácticos es que ellas usen el celular y estén en contacto desde el WhatsApp con sus amigos, porque el miedo o la agorafobia es algo ya generalizado, a pesar de reiterar que Arequipa es una ciudad muy tranquila, pero el miedo es real, el miedo existe y lo sienten a todo momento y, en esto debo puntualizar, ellas tienen todo el derecho a pasear por toda la ciudad sin ser acosadas a tal manera de generarles algún daño psicológico que si hay deseos sexuales, pues aquí en Arequipa, la prostitución no es un delito si es que tienen carné de sanidad y, las atenciones que ellas brindan es la mejor que pueda haber en el mundo, que si esto genere sentimientos o apegos, es cosa que no es materia de este escrito, pero si se tiene muchos deseos sexuales y se está en copas, debe entenderse que hay muchachas multiorgásmicas que brindan un buen servicio y exigen siempre usar preservativo.
Reparé mucho en ese grafiti y pensé que algo estaba pasando no solo en esta ciudad sino en todo el mundo, que si las muchachas están protestando de manera iracunda, si es que nos remitimos a que los mecanismos de defensa son contrarios: a mayor miedo, mayor expresión violenta, explique que las relaciones entre muchachos y muchachas está en plena guerra y, las respuestas que se buscan para encontrar una conciliación no se manifiestan por parte de ningún intelectual o filósofo.
Tengo en mi mente muy presente una imagen de muchachas con los pechos descubiertos protestando ante muchachos católicos en un reclamo que me parece es justo: el derecho a abortar, que al fin y al cabo, los hombres no nos preñamos y con una mísera cantidad de dinero que no llega a $100.00 se cree que se cumple con las demandas por alimentos, cuando la muchacha hecha ya madre de familia se ha dado cuenta que su vida cambió para siempre, que con un bebé en los brazos tendrá menos oportunidades para trabajar o estudiar para ser profesional, si es que el bebé en cuestión no termina por desquiciarla.
Les dejo este escrito para que mediten un poco y para que los colectivos busquen soluciones, porque en esta generación de los celulares y el autismo tecnológico, peligran ya no solo las adolescentes, sino esta nueva generación que vino a este mundo y, lo ideal fue para ser felices, no para sentir miedo o agorafobia, como  en el caso de las muchachas, si ya se tiene bastante con tener que responderse: ¿quién soy yo?, ¿cuál es mi destino?, ¿dónde está mi lugar dentro de este mundo?

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor

Todos los Derechos Reservados para
Julio Mauricio Pacheco Polanco


Comentarios

Entradas populares de este blog

MANUAL PARA NO DESPERDICIAR LAS NOCHES

EL POEMA QUE HONRÓ AL MUNDO

EL CORAZÓN QUE VOLVIÓ A SU DUEÑO