¿PUEDES ESTA VEZ ABRAZARME DE VERDAD?
¿Estás hablando en serio? Había volteado
con una sonrisa llena ironía y descreimiento, tenía a la mano un tabaco
mentolado y un vaso con Kola Real negra sobre el escritorio. No puede ser, eso no existe, el mundo, mira
lo que es el mundo, mira lo que tengo aquí sobre mis escritos, son unos
billetes, te estoy pagando por hacer el amor y me dices que ella me extraña,
pero si soy solo un Escritor, un hombre que está a punto de cumplir en pocos
años 50 y que se extraña ante este tipo de cosas. Ella al parecer no quería
vestirse, seguía sentada a mi lado mientras se hacía el cabello negro corto de
un lado a otro. ¿Por qué te niegas?, ¿cuesta tanto amar? Calé de mi tabaco y
después de botar unas volutas, sentado desnudo, sin ganas de volver a tener
sexo, no salía de mi asombro. Así que hizo eso. Pues sí, se tomó todo el frasco
de pastillas, ahora está hospitalizada. No tengo nada que ver en ello, apenas
fui un hombre más de los muchos de los que le hicimos el amor, ¿puedo confiar
en una mujer que toma pastillas para dormir y de quien nunca supe su verdadero
nombre?, ni siquiera sé el tuyo, no sé quién eres, solo has sido un cuerpo al
cual necesité sin querer conocer su pasado o cuántas veces se enamoró o cuántos
hombres fueron tuyos, ¿por qué tendría que ceder a reclamos en historias donde
no sé qué papel he cumplido? Entonces no harás nada por ella, es decir, no irás
a visitarla a donde está. Supongo que es lo mejor, ¿no crees?, a lo mucho le
recordaría qué soy yo para ella. Miré los billetes sobre el escritorio, al
parecer no quería tomarlos. Espera, no es la primera vez que me pasa esto,
tienes que tomarlos, no soy nada de ti ni quiero serlo, los tratos serán
siempre así, si te he llamado, es porque sé que la pasión con una sola mujer no
dura mucho tiempo, no quiero que confundas las cosas. ¿Quieres que tome los
billetes? Ella los alzó con sus manos blancas, aún calientes y se levantó del
asiento para acercarse a uno de los cajones y meterlos allí. Los vas a
necesitar algún día, para mí hacer el amor cobrándolo o no, no significa mucho
o nada y, eso no quiere decir que estoy confundiendo las cosas, solo quiero que
tengas algo para cuando no tengas para tu Kola Real o tus tabacos mentolados.
¿Y qué he hecho para merecer esas gracias? Ser un Escritor. Así que sabes que
escribiré sobre ti. No es solo por eso, me comentaron tu larga historia en una
borrachera de todo un fin de semana antes que tomara la decisión de venir a tu
apartamento y, mira que me pareció bastante graciosa y me reí a más no poder,
pero luego ya, cuando los tragos se me pasaron y en retorno de madrugada a mi
departamento, comprendí la magnitud de tu soledad y locura, Mauricio, nadie ha
hecho las cosas que te atreviste a hacer, ¿son pocos los tipos como tú?, pues
creo que sí, pero no por ello, la próxima vez lo haré gratis, te aseguro que me
llevaré los billetes como lo haría cualquier persona que ha hecho bien su
trabajo, porque al fin y al cabo, entiendes bien que esto es solo un trabajo y,
eso me da ciertas garantías, diría, seguridades de saber que podré contar
contigo digamos, un año, como lo fue con tu anterior mujer, mujer que por
cierto también aguantó que le hicieras el amor a cuanta muchacha quisieras,
pero en este tipo de casos, ni tú ni yo podemos reclamar nada, ¿no es así? Entonces por qué dejas estos
billetes. Porque te quiero para un buen tiempo, es una forma de asegurarme que
me llamarás tan a menudo como lo hacías con ella, pero, entonces, ¿no visitarás
a la muchacha de quien te hablé? Sonreía como quien se dice, ¿por qué no fue
como con todas las personas normales, es decir, las que entraron a este mundo
sin necesidad de ser arrojados con furia contra las aceras de la ciudad sin que
nadie explicara por qué? ¿Divagas mucho mientras calas tus tabacos delante de
otras personas? Estimo que también sabes qué he pensado. Pues creo saber algo,
no literalmente, pero creo entender lo que has pensado y, sí te doy la razón,
antes de haber cruzado la línea desde donde nos encontramos, alguna vez, amamos
de verdad y decir te amo era algo muy serio, no hablo de intenso, porque el
sexo es muy intenso de otras miles de formas más entre un hombre y una mujer, a
pesar que se termina por acabar, pero sí, alguna vez tomamos en serio los
sentimientos y veo que eso te pasó a ti muchas veces, de todas formas te diré
que ninguna de las muchacha ha ido a visitarla, creo que deberías hacerlo, me
comentan que está ida todo el tiempo y menciona solo tu nombre. Tal vez
empeoraría las cosas; así que existo par alguien más allá de los servicios que
fueron pagados. Existes para muchas de nosotras, estás envejeciendo y eres
incapaz de enamorarte a pesar de disfrutar mucho de nuestros servicios y,
existes porque ya nos hemos convencido que no te casarás con nadie, que
prefieres la soledad y nuestros servicios y ya no tienes nada más qué temer,
que los años que se vendrán serán siempre los mismos, siempre con tus tabacos,
tu cola negra y tus escritos; nosotras no soportamos tanto, alguien debe
servirnos de inspiración para vender nuestro cuerpo y saber que hacemos feliz a
muchos hombres, ¿no? Apreté el tabaco sobre el cenicero y apostillé: no puedo
visitarla, debe ser un error, debe ser otro Mauricio, debe ser alguien que en
su pasado llevó mi nombre o por esas casualidades que nadie entiende, yo llevo
el nombre de una idealización a la cual se aferró dentro de un mundo de mierda
donde todo se compra con billetes. Puedes tener razón, lo cierto es que todas
estamos atemorizadas, se quiso quitar la vida, Mauricio, no sabes qué se siente
querer quistarse la vida siendo una trabajadora sexual; nosotras no le tememos
a nadie, estamos acostumbradas a hacer el amor con tipos muy rudos que
desconocen la piedad, lo de ella es un bajón muy fuerte para cada una de
nosotras, porque ya no es el temor a quedarnos solas, de no casarnos o algún
día tener hijos, ella se quiso quitar la vida mi estimado, qué te puedo decir,
es muy duro hasta para nosotros que hemos dejado de amar. Probé de mi vaso con
Kola Real negra y después de un trago dulce y lleno de gas hablé como pocas
veces lo hago en estos casos: “¿no elegimos esto, no? No Mauricio, claro que
no, ¿puedes esta vez abrazarme de verdad?
Dejé a un lado el vaso con Kola
Real, hacía tiempo que no abrazaba de verdad.
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
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Julio Mauricio Pacheco Polanco
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