EL DERECHO A DECIR: ME SIENTO MAL






Durante algunas décadas, se me condicionó a no decir: me siento mal,
Decirlo era recibir más drogas enervantes
Ser otra vez internado en un psiquiátrico
Y vivir en la incertidumbre de no saber qué harían conmigo los médicos.
Se me obligaba de manera condicionada a mentir
A decir siempre: me siento bien
Así fuera lo único que pudiera decir, hablar
Entre la dislalia, la poca articulación de habla que me dejaba el tratamiento
Y las preguntas constantes del personal médico
Sobre el cómo me sentía.
Si reclamaba por la fuerte sedación, eso era señalado como una reacción beligerante
Y anotado en la historia clínica
Para luego ser aumentado en las dosis de embrutecimiento
Desde donde apenas podía ver el ordenador
Sin poder hacer uso de mis articulaciones o manos
Para poder escribir una sola palabra.
Tenía siempre que responder: me siento bien,
No tuve otra opción, no hacerlo era ser más sedado
Con fuertes neurolépticos que alteraron mi bioquímica
En los años en que perdí mi libertad
Justamente por alzarme en esta ciudad, en nombre de esta.
Solo sé que estaba contra todos, que me escapaba de casa
Por estar bajo la amenaza de ser internado en un psiquiátrico
Y mi rebeldía era extraña: estaba en contra de las drogas, del alcohol
De la corrupción que hasta ahora permanece en mi país.
Ahora puedo decir que me siento mal
Pero esos años que me robaron de mi juventud
Nadie podrá devolvérmelos
A pesar de ahora poder hablar y escribir en el ordenador
Como en su momento no fue, por las fuertes drogas que me recetaban
Y que no podía rechazarlas porque sería internado una vez más
Solo por haber mantenido hasta ahora una conducta constante
Defender mis ideales, mi fe, en una mejor sociedad.
Con los años por los testimonios en AA y NA supe que no estaba equivocado
Y las noticias siempre señalan a la corrupción como un daño lacerante
¿Y vienes a decirme Alberto Fujimori que se te tenga piedad?
¿Qué puedes responderme de todos los jóvenes rebeldes que internaste?
Con ellos no tuviste piedad
Y de ellos nada se sabe, si acaso fueron vidas destruidas
Desde tu Dictadura
Si debemos recordar que diste la orden de muerte 
Contra todo aquel que se te rebelase.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
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Julio Mauricio Pacheco Polanco

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