EL HOMBRE OBJETO Y OTRAS VENGANZAS
Así que eres heterosexual. Ella se
recostó sobre la cama mientras encendía un tabaco. Yo probaba de mi jarro con
té inglés caliente. Al escucharme sonrió. Si te refieres a que no busqué “amigas”
para que me consolaran, pues tienes razón, no lo niego. Lo sé, normalmente las
lesbianas están siempre al asecho de las mujeres que han acabado una relación
para seducirlas e iniciarlas en el lesbianismo, esto me recuerda a una muchacha
que era muy popular, ¿sabes?, las amistades, esas personas que te juran alianzas
y que repiten que te quieren más que tus propios padres, en el fondo, lo que
quieren es destruirte, ¿la razón?, no sé si sea maldad consciente o
psicopatología, pero entiendo que en ambos casos hay responsabilidad, sí,
responsabilidad, ¿no se puede andar destruyendo la vida de las demás personas,
no crees? Qué pasó con esa muchacha. Pues como te mencioné, ella era muy bella
y popular, era la que destacaba por su belleza e inteligencia, ¿pero, nadie es
tan listo como para no librarse de desgracias, no? Por qué lo dices. Ah, porque
debo aceptar, hay hombres tontos, muy tontos y, el novio de esta muchacha lo
fue, se acostó con la mejor amiga de ella y le rompió el corazón, ¿es que una
mujer no puede tolerar la frustración ante el dejar de ser la única bella desde
donde se desenvuelve? La belleza es una maldición, señor Escritor, al menos
para nosotras las mujeres, cuando no hemos ganado a todas y otra demuestra que se puede acostar con el hombre de una; la gracia se puede perder en
segundos y, la más bella puede ser la más horrible. Sí, sé cómo cambian los
rostros después de la desgracia, pero ella no soportó la infidelidad y dudó de
sí misma. ¿Y qué pasó? La maldad va más lejos de lo que podamos imaginar, la
muchacha que se acostó con su novio, también la sedujo a ella y allí fue cuando
exclamó el lugar común que muchas veces hemos escuchado: “ya nada me importa”.
¿Te refieres a ese tipo de experiencias que te parten la vida y cuya fecha y
hora nunca olvidas? ¡Boberías!, pero bueno, en este caso, ella era muy joven y
la otra, la que se interpuso en su relación, una psicópata sin escrúpulos que
carecía de moral. ¿Entonces, me vas a oír? No, no deseo saber nada de tu ex y,
si he de serte sincero, solo estoy pensando en tener sexo contigo; la puerta de
mi apartamento está abierta, sino lo aceptas, te puedes marchar, no te obligaré
a nada. Pero, pensé que me ibas a oír. No, no lo haré, nunca permito que
ninguna mujer entre en mi mente, el sexo que cualquier mujer me pueda brindar
lo tengo a la mano y, si deseo dialogar, pues para eso tengo mis escritos, pero
si me vas a hablar continuamente de tu ex, pues estás perdiendo el tiempo;
tampoco quiero ser usado como “objeto” venganza, los hombres perdemos en ello,
porque sé que volverás con él y le dirás que me aproveché de ti en tu momento
de dudas y tendré problemas tontos por unas cuantas horas de sexo que las puedo
tener con quien yo quiera, como verás, no soy como los demás, conmigo no
funciona esa frase que dice: “más fuerza tiene un vello vaginal que una soga de
hierro que atraca buques”, porque el sexo lo tengo a la mano y, si no hago el
amor contigo, puedo llamar a una docena de muchachas para elegir entre
cualquiera de ellas o, traerlas a mi apartamento a todas, para que me
complazcan como yo lo desee. ¿No me vas a apoyar? No, porque sé que me estás
usando; ¿no has pensando cómo la está pasando tu ex pareja ahora? No me
interesa. Pues a mí tampoco, pero mi tranquilidad sí me interesa, así que,
dime, conociendo la fama de mujeriego que tengo, por qué aceptaste venir a mi
apartamento, ¿quieres humillar a tu ex con el hombre más ardiente de la
ciudad?, mejor vete, esto me lo sé de memoria, anda arregla tus asuntos con algún
bobalicón sin nada de mundo. Cogí mi celular y marqué el número de una muchacha
de 19 años, le ordené que viniera en 45 minutos, ella aceptó. Ya has escuchado,
vienen por mí, así que debes retirarte sino, me veré obligado a llamar a
serenazgo para que te retires bajo otros términos. ¿Qué, me desprecias? No, no
te desprecio, solo que no eres libre y, hay un hombre que puede muy bien ahora
estar pensando en quitarse la vida, ven, te acompañaré a la puerta, he grabado
esta conversación en mi defensa. ¡Me iré con las lesbianas entonces! Es tu
decisión, no la mía, que si bien, uno se hace hombre en el mundo tarde o
temprano, las mujeres deben aprender a respetarse a sí mismas y dejar de pensar
que pueden usarnos como “objetos sexuales”, para sus venganzas.
A los 45 minutos llegó la
muchacha de 19 años, sonreía como un ángel. Hace semanas que no me llamas, a
qué se debe. Ah, nada, es que me han provocado una calentura y te elegí a ti
para hacer mi higiene sexual, ¿trajiste los preservativos XXL? Sí cariño, los
traje.
Hicimos el amor, le pagué y fumé
un tabaco pensando en el amor, las relaciones tóxicas y las complicadas. No saben
nada sobre el amor, pensé, mientras me preparaba una ducha para dormir.
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
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Julio Mauricio Pacheco Polanco
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