LOS AMANTES QUE NO PERTENECEN A NADIE






Sí, es cierto, escuchamos canciones de amor
Y nunca pensamos en que son intentos suicidas de atormentados
¿Sabes que hay un atardecer con rock fuerte que es necesario volver a entender?
Te diré que otras muchachas al igual que tú sonríen
¿Hemos tenido mucho tiempo para llorar, no?
Qué puede ser mejor sino el no conocernos plenamente
Porque en el sexo nos entendemos bien
Pero apenas empecemos a hablar
Nos arrepentiremos como todas las parejas de esposos lo hacen.
¿No nacimos  algunos hombres para nunca casarnos?
Porque me han hablado del legado y la perpetuidad del apellido
¿Y eso tiene importancia?
¿Mi nombre no se ha ganado el derecho a ser inmortal con mis escritos?
Dime pequeña de esta tarde, muchacha que sabes hacer bien el amor
¿Tendríamos tiempo para el placer y hacernos la guerra entre niños nuestros?
¿Sabes?, el rock está muy fuerte
Y me apetece volver a hacer el amor contigo
Solo para sentirte una vez más
Como solo las que se merecen ser amadas por horas sin parar
Para retener tu cuerpo entre mis manos mientras estoy dentro de ti
Y permites que me quede en tu alma
Si es que solo sé hacer el amor a gritos
Y eso te atraiga en estos días de mí
¿Que sea incapaz de llorar por una mujer?
Esa no es mi enseñanza en el amor
Porque allí donde mis dedos señalan
Hay mundo libre que es propio para los que no tememos a nada
-te confesaré que no me gusta el vino-
-te confesaré que prefiero ganar el tiempo haciéndote el amor-
Ya en otros días, cuando quieras saber de mí
Podrás leer todo lo que escribo
Y sabes que podrás buscarme para estrellar contra mí todo lo que te duele
Mientras aprietas con fuerza mis manos en el momento del amor
Para querer saber otra vez qué es la vida
Para recordar que en mí descansa lo que un día olvides
Si es que te he hablado de la libertad
Y de los hombres que no pertenecemos a ninguna.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
Todos los Derechos Reservados para
Julio Mauricio Pacheco Polanco





Comentarios

Entradas populares de este blog

MANUAL PARA NO DESPERDICIAR LAS NOCHES

EL POEMA QUE HONRÓ AL MUNDO

EL CORAZÓN QUE VOLVIÓ A SU DUEÑO