PARA ATARDECER






Para atardecer, luego de haber cenado, mordido los trozos de pollo
Deglutido el arroz con las papitas cortadas a cuadritos enjugadas
Y subir las gradas que dan a mi habitación,
Para sentarme a escribir, debo antes haberme lavado bien los dientes
Las manos, haber pasado la toalla por la boca, para sentarme frente al ordenador
Y probar un poco de mi jarra con leche de la tarde
Con mi tabaco mentolado, más allá de las noticias y de lo que ocurre en el mundo,
Porque se puede atardecer con el sol entrando por la ventana
Como también desde un aula universitaria o frente al mar,
Tal vez desde el rigor de las oficinas o con un libro entre las manos,
También escuchando una balada que me hable de ellas,
Preguntándome con quiénes harán ahora el amor
Qué hombres las han hecho suyas, cuántos orgasmos hay entre mi tarde
Y las de ellas, pensando en las horas en las fábricas, en las tardes de Mall´s
En las caminatas por las largas avenidas llenas de comercio
En un café en soledad que es por cierto agradable desde la Plaza de Armas
O en la ciudad que no conoceré jamás y desde donde me leen
Sea desde un pueblo alejado de Ucrania o en una Plaza pública en Madrid.
Para atardecer, cierro mis ojos para recordar los otros colores
Para tratar de visualizar la hegemonía de las águilas entre las montañas elevadas
O la muchacha que ha intentado de todo para querer saber para qué es útil,
En el amigo que ahora intenta escribir un libro, un cuento, un poema
O conversa ebrio en un pasaje de la ciudad sin tener conciencia que
Los diálogos perdidos son sabidurías reconocidas como innecesarias
Porque alguien maneja un bus escuchando su propia música y sabe
La libertad es un privilegio que solo es otorgado a los Poetas que superaron
Todos los rituales, todas las maneras que se requieren para atardecer
Sin tener que necesitar de nadie, sin buscar abrigo ni respuesta a lo que se escribe
Como quizá lo entienda la muchacha irlandesa que quiere aprender español
Y trata de entender mi universo, mundo, espacio, habitáculo desde donde soy
Mientras enciendo otro tabaco y alguien comenta en General Pacheco
Que hay un Escritor que hace tiempo tiene la fórmula para derrotar al vacío
Al tedio, a ese sopor que los grandes pensadores no pudieron resolver
¿A tiempo?, ¿antes de rendirse sin eurekas?
Si lo sé o no, si es mejor volver a probar los labios de la primera muchacha
O sentir el olor de la piel de las mujeres que salen del mar y se llenan de arena
No sé, y sé que no se necesita respuesta para ello, ni desde Mollendo
O alguna playa alejada de México,
Porque para atardecer, el cielo oscuro de ese bosque en Alemania
O la claridad del amanecer en Arequipa, se eximen de respuesta,
Estamos aquí, entre hospitales o mercados, cualquier lugar donde alguien respire
Y La Palabra sea enunciada, como si todo se resumiera en soledades diferentes
En soledades que terminan siempre entre un tabaco y una jarra con leche
Con el torso descubierto, sin tatuajes, un jean y los pies sobre los pisos de felpa desnudos
Manifestándose una vez más la interrogante:
¿Qué pensaré en el último momento antes de partir?
¿Habré cumplido mi misión?, si acaso pocos tienen esa certeza,
De saber, saber a dónde se irá uno, cuando finalice todo este estar
O el libro se haya completado, sabiendo que se requerirían algunas décadas
Algunas décadas para ser entendido, si acaso
Todo deba resumirse en un solo verso o párrafo o Palabra
Cuando atardece y los ojos de ellas cuando sienten placer vuelven a mis memorias
Y concluyo que el pronóstico en contra fue vencido con todos los honores,
En este atardecer,
Para atardecer, entre todos los errantes y los pocos complacidos
Y pueden escribir un poema, como éste.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
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Julio Mauricio Pacheco Polanco

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