UN HOMBRE SOLTERO PARTE V





Al pasar a mi habitación, lo primero en hacer fue quedarse en ropa interior y correr las ventanas. Sigues con tus arrebatos exhibicionistas o, solo deseas marcar territorio. ¿Territorio, Mauricio?, por favor, solo quiero darte la bienvenida a tu vida de soltero. ¿Tú te casaste? Ja, me gusta eso de ti, sigues siendo tierno a pesar de ser un hombre de mundo, no, no creo casarme nunca señor Escritor porque amo el placer tanto como tú. Entonces, cuando no tienes sexo, ¿te sigues autocomplaciendo? Yo lo diría de otra manera, visualizo a los tiernos inocentes sin experiencia en el sexo pero prohibidos para la seducción, solo espero para cuando me hagas tuya otra vez, no me sorprendas con extrañas maneras de amar. Ah, eso fue hace muchos años. Je, sí, lo recuerdo bien, tu maltrato no me agradó, sentí miedo, temor porque me hicieras daño. Mira cómo son las cosas, muchos varones le temen a las muchachas peligrosas antes de hacerles el amor y se les hace un mundo, pensando en sus mejores técnicas para el sexo y tú aquí, como siempre, sometida a mi voluntad sexual. A alguien debemos respetar, ¿no crees?, Mauricio, Mauricio, Mauricio, Mauricio, Mauricio, Mauricio, por qué creciste tanto, me dejas el sabor a nostalgia del hombre seductor e inexperto en el lecho para con nosotras las mujeres, no tengo dudas ya sobre el hombre, lo masculino vence de todas maneras, tarde o temprano y, en tu caso, la soltería es un privilegio aprovechada al máximo por ti, tú no naciste para el matrimonio, naciste para escribir sobre cada una de nosotras. Entonces perseveras en ser otra de mis Musas. Y por qué no. Mientras unos varones intentan jactarse de sus conquistas con las mujeres, tú más bien nos endiosas desde tus escritos, si es acaso tu fama ya mundial como amante latino.
El olor de ella me remontó al río de la ciudad, a los miradores llenos de eucaliptos, a noches de cena bajo la luz de las velas donde alguna vez fue la mejor de todas en la ciudad. ¿Y se puede saber quién te avisó que estaba libre? Pues tu ex, Mauricio, ella te ama de verdad, ¿no es una forma rara de amar para los inexpertos? El amor, mi estimada es eso, cuando se acaba y no se quiere pasar a la crisis de los odios, ese infierno donde los mejores momentos se echan a perder y todo parece encaminase a las relaciones tóxicas y complicadas, propone el bien a quien se ama. ¿Y tú has hecho lo mismo para con ella? Ella debe estar en el terminal sin tener en sus pensamientos el deseo de un arrebato mío para pedirle un quédate, no te vayas. ¿Ama a otro hombre? Diría más bien desea, atracción, algo finalizado entre los dos. Es lindo amar de esa manera, sin ataduras, ni amenazas, ¿estamos muy lejos de los feminicidios, no? Me sonreí mientras me servía de una KR Limón y prendía un tabaco. Estaba ya desnudo sobre la cama y ella contemplaba mi erección impresionada. Te has superado, Mauricio, en nuestro último encuentro no la tenías tan grande. Bueno, son los misterios de los veteranos. Veteranos, me haces sufrir, no me digas que acabarás primero el cigarro y después me harás el amor. Ya es una costumbre muy arraigada en mí. Tu habitación huele bien como siempre, me gusta, todo en tu propio orden. Quien diga que la vida de un Escritor no es interesante, pues no ha conocido a un verdadero Escritor. No me hables de eso, alcanzada la fama, lo mejor es guardar lo más posible el perfil bajo. Entonces ella se abalanzó sobre mí y besándome con ganas me susurro: “hazme el amor con violencia, porque eso es ahora lo que me gusta, el maltrato en el amor”. En ese momento pensé que en el sexo, todos crecemos.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
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