UN HOMBRE SOLTERO PARTE IV
Al despertar, tuve el impulso de
llamarla. Esta vez no tenía por qué reprimirlo, era libre otra vez, pero había
pasado mucho tiempo, lo más probable es que hubiera cambiado de número. Me levanté
y fui al escritorio y encontré con alivio la vieja agenda. Allí estaban varios
números de quienes eran mis muchachas preferidas. Los reclamos que me
esperarían o, en todo caso, la alegría de saberme dentro de los solteros una
vez más, siempre dispuesto para hacer el amor, pero con novedades. 12,000
polvos significaban ser todo un gurú que las enloquecería. Pero los intentos
fueron vanos, todos los números marcados estaban fuera de servicio. Vaya soledad.
Y entonces vi el Facebook. ¿No me traía recuerdos esa red social? Porque la usé
durante muchos años para publicar mis escritos. Ahora, más bien, sin mucho
éxito, vanamente no hallé a ninguna. Tanto tiempo y desatención me hizo perder
el rastro de cada una de ellas quienes estimo, debían tener otras identidades,
algo que me ocasionó un fuerte dolor de cabeza. Solo me quedaban los amigos,
pensé en uno de ellos, él me daría el número de contacto. A los años, Mauricio,
para que me estés llamando algo debe haber pasado contigo, qué ¿se acabó por
fin tu relación? Bueno, sí, veo innecesarias las explicaciones. Entonces todo
bien, ¿unas cervezas? No, gracias, sabes de mi rechazo al alcohol. Ya, ya sé
por dónde vas, puedes preguntar. Y fueron entonces esos relatos de cada una de
ellas: una ya casada y bien casada con su niño de 3 años, otra que se ordenó de
monja, lo cual me causó gracia porque era una mujer con mucha experiencia
sexual, ardiente, fogosa, leona en la cama. Pero ¿te sorprende ello, Mauricio?,
simplemente se aburrió del sexo y se entregó a Dios. Vamos, eso es fabulación o
una excusa decente, aceptemos su variación de gustos para con la cama. Okey,
estás como si nada, tu relación se ha acabado y conservas la ecuanimidad propia
de los lúcidos, pero el caso de ella es diferente, no se metió de monja por
despecho o mucho sexo, se cansó de tener relaciones con varones, descubrió otra
formas de placer y halló el lugar indicado para ser feliz sin El Dedo de Dios
acusándole. Es curioso, justamente allí no podría acusarle nunca, en un
monasterio, pero bueno y, de las demás muchachas por las cuales he preguntado
aún no me das razón. Fueron ¿4 o 5 años?, Mauricio, mucho tiempo, algunas se
fueron definitivamente del país, otras no dejaron rastro alguno como para saber
si están vivas o muertas, entiendes, ¿no?, romper con el pasado definitivamente
para no andar dando explicaciones sobre los excesos de la juventud, pero calma,
sabes bien dónde hallar nuevas muchachas. ¡Ah, perfecto!, entonces tienes el
celular de nuestro amigo en común. Para eso estamos los amigos, creo poder
afirmar que se alegrará de saber de nuevo de ti. Yo también me alegraré de
verlo y conocer a sus nuevas muchachas. Espera. Qué. Cómo vas con la próstata,
te vas para los 50 años. Pues como la de superman, consumo mis 5 litros de agua
diarios y tanto mi control del orgasmo como el descarte de la necesidad de un
urólogo me hacen estimar por lo menos unas cuantas décadas más de placer sin
apremio o temor. Vale, es bueno saberlo, más bien, llámalo más tarde, yo mismo
quiero darle la buena nueva, recuerda tu leyenda, nada más y nada menos que 2
Biblias escritas de todas tus experiencias con esas muchachas. ¡Las mejores! Amén,
tú lo has dicho. Entonces, ¿no celebramos tu vida de soltero con unas
cervezas?, mira, conozco unas muchachas muy golosas para quedar más tarde. No gracias,
el sexo para mí nunca necesitó de alcohol para pasarla bien. 4 años, Mauricio,
de esta no te libra ya nadie, tienes más resistencia física inclusive a la de
los maratonistas. Ya sabes, el hombre puede hasta morir con cáncer a la próstata. Larga vida entonces,
Mauricio, a los hombres solteros. ¡Larga vida!
Acabada la llamada, saliendo de
la ducha, como suele suceder, el celular empezó a sonar insistentemente, era
ella, la rubia de ojos azules a quien dejé de darle mis atenciones y a quien
había ya olvidado. Al contestar, lo primero en decir fue: te paso a buscar, no
te muevas.
Continuará...
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
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Julio Mauricio Pacheco Polanco
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