UN HOMBRE SOLTERO PARTE XXIX






“Domíname, Mauricio, el día que dejes de hacerlo, ya no te amaré”. Porque así fue, una noche de pronto mostré mis sentimientos y eso hizo perder la curiosidad o interés en mí. ¿Qué somos pues los hombres ante las mujeres, libros a leer hasta que nos acabemos? Porque en otras relaciones ese dominar fue acusado de controlar y, no fue precisamente por celos infundados, sino por evidencias de infidelidades encubiertos en la mentira y la traición con la seria advertencia que era yo un manipulador. ¿Perdió pues entonces credibilidad la mujer en el amor? Para mí sí. Un zopenco que puede despertar deseos muy fuertes pueden hacer a un lado hasta al hombre más rico del mundo. En esto no había solución alguna. Cuando una mujer decide desaparecer de la vida de un hombre, lo hace para siempre. Esas llamadas cuando uno está por olvidarla y se siente en paz y de pronto, ella vuelve a despertar sentimientos que se creyeron olvidados, solo con el fin de jugar con los sentimientos quizá sea la razón del porqué no crea en los sentimientos de las mujeres. 20 discursos a la vez para luego no tener un inicio ni fin en medio de un enredo de mentiras cuando uno se ha entregado y ha caído preso de la confusión. Esto me recuerda al amigo que me contacta con las trabajadoras sexuales que tampoco aman: “¿con cuantas ya has enamorado, Mauricio, porque todas gozan diciéndote sí a pesar de saber que no volverás a estar con ellas? ¿Un hombre sin sentimientos?, no, no me había convertido en eso, mucho menos en alguien que se protegía del amor, era alguien que simplemente sabe, el amor, es solo, para los principiantes. El matrimonio por ello está fuera de mis planes y, no me trago esa idea de quemar etapas hasta decir que la vida ya no duele y el amor es para todos en un gran compartir. Los muchachos y hombres mancebos, los carentes de mundo y vivencias, los crédulos de las ya vividas, esos destinados a la misoginia y la soledad, abundan en un mundo donde las mujeres han dado a conocer su lado más vil: el descaro y cinismo, desde donde se victimizan apelando a todo recurso, desde el llanto a la sororidad, para tener un enemigo en común: nosotros. Porque podemos prometer de todo cuando estamos verdaderamente enamorados y, el alcance de nuestras promesas jamás será aceptado como algo concreto. Nos convirtieron en proveedores de todo para las que no quieren trabajar y, los amantes de turno, para las que trabajan y hacen de su vida lo que quieren, total, no tengo nada en contra de ello, salvo, el gastar ni dinero en una cita donde la muchacha deje bien en claro que no desea sexo y, quiere que uno corra con todos los gastos de la invitación. Lo acepto de una muchacha virgen, no de una muchacha que tiene experiencia sexual y quiere verme la cara de tonto, porque sabe que el dinero gastado por mi persona, bien puede ser gastado con trabajadoras sexuales. Porque dejo siempre bien en claro cada vez que conozco a una muchacha: yo lo veo todo sexo, puedes continuar tratándome o apartarte, no creo en la amistad entre nosotros los hombres y ustedes las mujeres, tampoco prometo matrimonio ni amor, si crees que voy a acosarte, dímelo y no te llamo más, no te escribo ni te llamo desde mi celular y me aparto con la misma frialdad que ustedes me enseñaron a tratarlas, que ser amable y no ser grosero es mi estilo y, si no te gusta, puedes hacerte a un lado porque hay muchas muchachas y mujeres anhelosas de saber de mí, así sea desde hoteles donde solo buscan placer, no diálogos donde ambos buscamos una sola cosa: sexo sin compromiso, de lo contrario, puedes marcharte, para mí es fácil eliminarte de mi agenda de celular y no saber más de ti, no, no es fuerza de voluntad, es la certeza de saber que hay cientos de muchachas por conocer.
Y en todo esto, ¿quién enseña a amar?, ¿uno o las mujeres?, ¿quién motiva el descreimiento en ustedes?, ¿no son las mismas experiencias?, ¿o es mi aprendizaje muy particular y esto no les pasa a los demás de mi género? Porque los favoritos siempre suelen ser los tiernos, los cándidos y carentes de palabras no pronunciadas antes de decir: te amo, porque los hombres vividos, reconocemos inmediatamente a las mujeres con quienes tratamos y, sabemos, los tratos son claros, al menos desde mi sinceridad, frontal, que tiene mucha relación con las solteronas, esas mujeres con un hijo para otro hombre y una historia que no me corresponde, porque no me interesa saber en lo más mínimo la historia de los ex’s, sus personalidades, sus costumbres, el dolor que les causaron y el hijo abandonado que les han dejado, porque hay métodos científicos para inducir el menstruo fecundado hasta remedios caseros, sin necesidad de llegar al segundo mes de embarazo, si es que la mujer desea solo ser mantenida por una pensión, mientras se pasa todo el día desde el WhatsApp coqueteando con la mayor cantidad de varones solitarios posibles, solo para no tocarse con el dedo, para sentir placer. Porque si tienes más de 20 años y no te has casado, algo está pasando contigo, 25 años es mucha vivencia, muchas parejas u hombres con todo tipo de aprendizajes y abortos de por medio, ya que las monjas entran a los conventos no por feas, sino porque les gustan las mujeres y, por supuesto, la bisexualidad con los sacerdotes.
Tener 47 años y ser un invencible en el amor suena cursi, tener 47 años y poder disfrutar de muchachas nuevas que no se enamoran, es otro panorama para quien  tiene contacto con veinteañeras de todo tipo de raza, incluyendo esa mujeres maduras de treinta o cuarenta años que les fascina la idea de ser putas, es decir, tener muchos orgasmos y, de paso, dinero, dentro de la doble moral que hay en el mundo.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
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Julio Mauricio Pacheco Polanco


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