ALAN GARCÍA Y EL FINAL DEL ESTADO DE DERECHO EN PERÚ






Ni siquiera un audio, ni un escrito, ni un mensaje por whatsapp, ni una sola prueba incriminatoria, nada que lo señalara como culpable en las decenas de Audiencias a las que fue y de las que él se jactara una y otra vez salir sin pruebas que lo condenaran como culpable. ¿Por qué si todos sabíamos de su enriquecimiento ilícito jamás se le pudo demostrar nada? Porque siempre tuvo a todos en sus manos, porque de manera descarada lo hacía frente a frente, sin temor a que lo grabaran para condenarlo, él lo sabía todo, sabía que el actual Presidente de la República de Perú, Martín Vizcarra estaba en sus manos, como todos los Grupos de Poder, como los que manejan el Narco Estado o El Narcotráfico, Las Mafias, las evidencias para joder al Perú de una vez y por todas tirando dedo desde la prisión, generando una hecatombe donde el golpe de Estado era inminente, como las preguntas a Vizcarra por Chincheros, ese aeropuerto que favorecía a amigos suyos y que obligó al preso Pedro Pablo Kucynski, también ex Presidente del Perú, enviar a Martín Vizcarra a Canadá como Embajador. Porque no solo Alan García Pérez tenía toda la información en su memoria, sabía que el momento llegaba, que ni las familias más poderosas se iban a librar de sus declaraciones, que ni los medios de comunicación iban a poder callarlo. Era un: “muera Sansón y todos los Filisteos”.
Alan Gabriel era el hombre incómodo que el pueblo pedía fuera encarcelado, era el hombre al que no se le podía demostrar nada y que José Domingo Pérez lo tenía a la caza de su mirada obedeciendo órdenes desde la Presidencia. De alguna manera se debía mantener a la gente unida contra enemigos públicos, para no querer ver la corrupción que se da desde las universidades públicas y privadas, desde las instituciones del Estado, desde los escándalos diarios en nuestro Congreso donde opera la carencia de Ética y los congresistas se burlan del pueblo peruano, un pueblo peruano que convive con la corrupción, un pueblo al cual no le dejaron otra opción que la de aceptar empleos y obedecer así el dinero sea mal habido, así sea desde puertos por donde la droga sale y levanta economías y hace crecer el comercio en las ciudades importantes, un pueblo peruano humillado que se embriaga cada vez que cae un ex Presidente corrupto, porque sabe que no tiene otra forma de señalar su discurso diciendo: “él es más corrupto que yo”.
Fue un allanamiento de domicilio, una misteriosa petición para subir a su habitación para hacer una llamada, testigos que callan de miedo, El Ministerio Público solo obedeciendo órdenes, porque si no se mueren de hambre, porque si no, los hijos se quedan en la cochina calle, porque si no, otros lo harán. Y un balazo en la cien y una confabulación por espíritu de cuerpo total, donde se asume que intentó suicidarse. Pero no, no puedes decir esto, ni siquiera en nombre de la Libertad de Expresión o la Justicia, porque todos están de acuerdo, Alan García era el hombre que lo sabía todo y tenía a todos los poderosos del país en sus manos y estaba decidido a todo, a que rueden todas las cabezas, a que el caos reinara en Perú, a que los Militares tomaran el poder y se cerrara el Congreso y nuestro país se viera sumido en una crisis económica catastrófica, con personas muy poderosas presas, canales de televisión cerrados como diarios y radios y, hasta el mismo Presidente, Martín Vizcarra, procesado por las 200 millas marinas y La CONVEMAR, donde solo nos hemos quedado con 12 millas de las 200 millas que nos corresponden por Ley Soberana desde el Gobierno de José Luis Bustamante y Rivero, porque los favores de Chinceros no se olvidan, porque por los puertos sale cocaína al extranjero, porque los mejores estudiantes de Ingeniería Química se van a la selva para preparar la mejor droga,  porque Alan sabía que le esperaba una cárcel dorada como la que tiene Abimael Guzmán o Alberto Fujimori o Vladimiro Montesinos o quien tuviera o tuvo poder en Perú.
Lo mataron simplemente porque Alan se iba a prisión y desde las Audiencias, Perú, iba a arder y, todas las cabezas iban a rodar y esta Democracia que no funciona, iba a pasar a ser Gobierno de Militares y, tú sabes bien que los Militares están de acuerdo con la pena de muerte a los traidores a La Patria, si es que eso te recuerdo, Martín Vizarra, con nuestro Mar Peruano, porque nos íbamos a ir a la mierda para ser más directo, ya que, nunca se le demostró nada, pero las presiones eran  fuertes y constantes, la pus había saltado demasiado, ese círculo mediático de un país sádico que convive con la corrupción y que sabe bien de ésta, expiando sus miserias con ex Presidentes a quienes se les condenaba a justicia, sin contar con la determinación de un hombre acostumbrado a las masas, al calor humano desde mítines, dos veces Presidente del Perú,  herido en lo que más le dolía, su imagen pública.
Era él o nosotros como Democracia, eran sus declaraciones echando vociferaciones contra todos los Grupos de Poder, ex Militares, ex Ministros, ex Congresistas,, Capos de La Mafia, El Crimen Organizado y ¿miles?, diría, ¡millones de peruanos que se llenaron de dinero de la noche a la mañana! y que ahora silencian esta ausencia de Estado de Derecho, porque todos en consenso hoy beberán hasta morir, celebrando su muerte, porque saben que se libraron de la soga que se les venía al cuello.
Esto no ha terminado aquí.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
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