ESOS PECADOS QUE GRABO EN TU PIEL
¿Sabes?, hay un rock que apenas se escucha desde todas las
lejanías
Hace tiempo una muchacha me advirtió que es perceptible
Segundos antes que el sol muera y
Que pocos mortales saben de su hechizo
-no le crean nada a, Mauricio, él les hace las mismas
promesas a todas
Pero nunca las cumple, él se alimenta de cada una para seguir
escribiendo-
-¿vienes aquí para obtener inspiración?-
El sexo de ella tenía el olor de las que aún no cumplen 20
años
-siempre me han gustado las mujeres de este hotel, son
limpias, su trasero no huele a nada-
¿Es necesario adueñarme del alma de la muchacha que aún no
sabe del extremo?
-¿de verdad me amas?-
La puerta era abierta como de costumbre
Esas muchachas que les encanta verme haciendo el amor con
violencia
Hace tiempo que se vienen aguantando el deseo de hacerlo
todas conmigo a la vez
-supongo que el momento está llegando-
-los honores me son dados siempre, lo sé porque sonríen y
son felices-
Unos brazos libres de todo y una mirada que retrocede en el
tiempo
Mis dedos apenas saben de úteros abiertos donde he de
penetrar
-nunca hago el amor con la luz apagada, eso lo saben todas-
-es el placer de penetrar viendo sus rostros-
-es el saber que cada vez que entro en ellas digo
insistentemente: "Te Amo”-
Prendo un tabaco mientras pienso en las horas perdidas
-suele suceder que mis uñas a veces se llevan pedazos de
carne-
¿Puedes decirme cómo haces para no suicidarte?
-marcar un número para esperar una nueva muchacha a iniciar
es mi respuesta-
Me gustaría no decir nada y quedarme hasta el día siguiente
en la playa de los últimos
-otra vez el mar llamándome para decirme que necesita de mí-
Porque La Luna es una mujer que me amó cuando necesitó amor
-también sabía que no la volvería a poseer-
¿Puedes amar a una y a otra sin querer retenerlas?
Estimado lector, apenas he abierto los ojos y he visto un
Paraíso que nunca acaba
-supongo que esto les pasa a todos o supongo también que no-
¿Qué embrujo es ese que quieres que repita?
-mientras la penetraba le ordenaba el conjuro antes del
orgasmo-
Entonces sintió miedo
Nada había más qué hacer, solo seguir penetrándola
Hasta saber todo de ella, sin haber sabido nada.
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
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Julio Mauricio Pacheco Polanco
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