LA PROGESTERONA Y CUANDO LA MUJER YA NO QUIERE SEXO






Es conocida esa frase: “el hombre hasta cuando puede y la mujer hasta cuando quiere” y, se refiere al sexo. Pero la progesterona es la hormona femenina, la que tiene relación con la menstruación y el apetito sexual. Pero la mujer solo tiene contados óvulos en sus ovarios, hasta que llega la menopausia, que es la última menstruación, para ser preciso, cuando ya no hay progesterona en su organismo, la hormona que las hace femeninas.
En los días de ovulación, la mujer está acostumbrada a sentirse sexy, deseada o a que se le incremente su apetito sexual a expensas de un probable embarazo. Así es la biología. Un cerebro femenino que es influenciado por la progesterona, hasta que ésta deja de ser segregada por su organismo, porque ha dejado de reglar, porque ya no tiene óvulos en sus ovarios, si es que la progesterona permite que la regla se dé dentro de todos los estímulos para el apetito sexual. Es entonces cuando la mujer ya no quiere ser tocada, cuando ya no quiere tener sexo. Hay una seria descompensación en su organismo que le afecta en su psiquis.
El poder de la mujer radica en su juventud y su belleza, en la capacidad de ser sexy, bella, peligrosa y capaz de despertar pasiones fuertes en nosotros los varones, pero cuando la edad aumenta en ellas, dejan de ser bellas en la magnitud que lo fueron y es entonces cuando el espejo se convierte en su peor enemigo, ese mismo espejo donde ellas eran muy bellas y reafirmaron el poder de su sensualidad para con nosotros. Al ya no segregar la progesterona, el conflicto de identidad sexual se manifiesta, eran un cerebro femenino que de pronto ha dejado de ser condicionado por la hormona de le feminidad. Algo ocurre, dejan de sentir deseos sexuales, ya no sienten su feminidad y nos rechazan a nosotros los varones en la intimidad fuera de ya no reglar y saber que su función como mujer ha acabado: ya no pueden dar vida, ya no pueden embarazarse porque ya no tienen óvulos en sus ovarios y, reitero, su organismo al ya no segregar progesterona, les hace dudar de su condición sexual., es un cerebro que habiendo sido femenino y acostumbradas al deseo de ser penetradas ya no quieren tener más sexo. La experiencia es traumática cuando se dan cuenta que ya no son femeninas y, esto genera todo un problema de identidad sexual por enfrentarse al hecho de ya no sentir deseos femeninos para con nosotros los varones, mejor dicho, no sentir nada ante nosotros, añadiendo que han envejecido y que ya no podrán ser madres nunca más.
Los pensamientos que poseemos son producto de nuestra bioquímica. Un organismo descompensado que durante décadas estuvo acostumbrado a ser femenino por la hormona de la progesterona que tenía mucha relación con la menstruación, la ovulación, el dar a luz o ser madres, la belleza en el cuerpo de la mujer y su capacidad de atracción con ésta a nosotros los varones desequilibra la concepción del mundo y de la vida a las mujeres que teniendo su última regla o menopausia les hace meditar: ¿entonces ya no somos mujeres?, ¿qué somos entonces?
La recomendación que se les inyecte progesterona a las mujeres que ya no reglan parte por problemas emocionales en torno a la sexualidad de la mujer, los cambios en su cuerpo por carecer de la hormona de la feminidad o el trauma de ya no tener deseos sexuales, si es que el sexo es fundamental a lo largo de la vida de las personas en este mundo, porque equilibra nuestras emociones o define según sea el caso, nuestra condición sexual,  sea en lo masculino y en lo femenino.
“La belleza es tirana, pero su poder dura poco”, refrán popular al cual hay que añadir, el ya no sentirse mujeres, si es que la menstruación fue durante todas sus vidas una experiencia difícil de afrontar con los cambios de humor y el sentirse muy sexys en los días de ovulación y el embarazo, cosa que cambia totalmente sus vidas con la venida de la menopausia y, la ausencia de la progesterona, la hormona de la feminidad, que es cuando la mujer ya no quiere tener sexo si es que debemos agregar que el conflicto no solo se basa en no sentirse femeninas sino, contemplar a muchachas de 15 años que menstrúan, que segregan progesterona y, son muy bellas.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
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