LA MUCHACHA QUE ME ENSEÑÓ A DECIR: TE AMO







En el invierno del 88 –scorpions y still loving you-
Por alguna razón solía recorrer por esas tardes, las playas
Y sentarme en un Mirador desde donde el mar era mío
-Mauricio, cada vez que pienso en ti, te veo frente a tu ordenador escribiendo
Sí, escribiendo todo el día como lo hace un verdadero Escritor-
Creo que busqué todas las palabras para decir algo tan simple: Te Amo
Pero a los 16 años las palabras son intuiciones abstractas que no comunican nada
-¿puede el Poeta escribir algo lúcido sin tanto artilugio?-
Nunca una persona fue más inteligente por lo denso de sus escritos
Lo que es simple revela lucidez y claridad
Porque en el invierno del 88 ella me observaba y sabía que era capaz de todo
-cada hombre encierra una locura diferente al de la mujer-
-cuando aprendemos a utilizar la palabra a veces ya es tarde-
Cómo le decía entonces ello sin que pensara que iba muy rápido
Si sabía que me iba a contestar: ¡no sabes lo que eso significa!
Y pensaría que ella era un capricho, una terquedad
Un deseo, ganas, sensualidad y luego más nada
Ya que en el invierno del 88
Cuando acudía al mar para que me diera las palabras
Inmerso en sus voces, mi interior empezó a cuestionarlo todo
Y en vez de amarla a ella, empecé a amar a mis escritos
-quizás ella notó eso en mí como todas, para dejarme libre-
-nadie escribe tanto todos los días sin temerle a la soledad-
-¿quiénes son esos los apasionados que renuncian a todo por una vocación?-
Y mis ojos veían cosas muy hermosas pero no sabía nombrarlas
Mis dedos señalaron un mundo aparte pero mi voz era muda
Qué vivencias debería tener para entender lo que está a vista de todos
Pero nadie logra entender.
En el invierno del 88 ella renunció definitivamente a mí
Y me dejó para que escribiera las historias donde el mundo fuera otro
Y creo que de esa forma me enseñó a decir: Te Amo.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
Todos los Derechos Reservados para
Julio Mauricio Pacheco Polanco








Comentarios

Entradas populares de este blog

MANUAL PARA NO DESPERDICIAR LAS NOCHES

EL POEMA QUE HONRÓ AL MUNDO

EL CORAZÓN QUE VOLVIÓ A SU DUEÑO