CAPÍTULO XIII NOVELA: EL ÚLTIMO RITUAL






No creo que soportes la convivencia con la ucraniana, Mauricio, te conozco, sé que te llenas la boca diciendo que eres incapaz de sentir celos, pero eres muy territorial con tus mujeres. Sé que las compartes con tus mejores amigos, pero otra cosa muy distinta es que no sea puta, allí la relación que estableces rompe totalmente tus principios para el sexo y las relaciones de pareja. Has tenido varias relaciones abiertas pero era porque ellas solo te importaban para tener buenos orgasmos, jamás una relación donde hubiera mucho más que sexo. ¿Sientes celos? Qué tiene que ver lo uno con lo otro, yo te hablaba de soportar a alguien. Espera, de eso no me estás hablando, fuiste clara en relación a los celos y los sentimientos de pertenencia. Llegaré en octubre a tu país, te visitaré, espero que esta vez seas más comprensivo conmigo. ¿Sucede algo? Nada, el trabajo que me tiene harta y que me cuesta día a día. Aquí en Alemania las cosas son muy diferentes a como son en tu país, además la vez pasada tuvimos un mal entendido y como siempre, me dejaste ir, nunca te das cuenta cuando una mujer se interesa en verdad por ti, por cierto, tu trato con las putas te ha convertido en un hombre muy extraño e interesante. ¿Interesante?, ¿pero si estábamos hablando de otra cosa?, me hablaste de los sentimientos de pertenencia y los celos y ahora de soportar al alguien. ¿Yo dije eso?, no lo recuerdo, hemos hablado de muchas cosas en menos de 3 minutos y ya empiezas a querer sacarme razones sobre cosas que no entiendo tan bien como tú. En fin, sobre qué puedo hablar contigo si cuando te digo una cosa me sales con otra. ¡Ay, Mauricio!, no tienes por qué ser tan complicado, deja que las cosas fluyan solas y olvídate de estar pensando que te irá bien con ella, no es para ti. ¿Así, y quién es para mí entonces?, ¿desde cuándo sabes tú quién es para mí? Mauricio, no he dejado en vano que escribas sobre mí en tus libros, pero parece que no te das cuenta de nada. ¿Darme cuenta de qué?, si siempre me sales con evasivas, contigo nada es seguro, siempre me dejas en incertidumbres de no saber si sientes algo por mí o solo me retienes por ego. ¿Ego?, ¿ves cómo lo mezclas todo?, ya, entiende que no tengo tanta cabeza a estas horas como para meditar en tus dudas, solo espérame en tu apartamento cuando llegue en octubre, ¿sí? ¿Y si me encuentras con otra muchacha? ¡Ah, eso es algo que debes decidir tú!, porque no me agradará en lo más absoluto, debes quedarte con una o sino, seguirás como estás hasta ahora, sin  ninguna y con muchas a la vez, ¿no te das cuenta que percibo hasta aquí tu soledad? ¿Soledad?, pero si ése es mi elemento, solo de esa forma puedo escribir. ¿Ves que no se te entiende?, primero me dices que vas a estar con otra muchacha y ahora me dices que no sabes qué es lo que quieres. Espera, en ningún momento he dicho eso de no saber qué es lo que quiero ni tampoco he dicho que voy a estar con otra muchacha. ¿Y la ucraniana?, ella debe estar ahora preparando sus maletas para irse a vivir contigo, pero tú no entiendes que no soportas a nadie. ¡Uf!, cada vez es más difícil conversar contigo. ¿Por eso te agrada conversar conmigo, no? No he dicho eso en ningún momento, me parece de lo más tóxico, no busco eso en una relación de pareja. Mauricio, me acabas de decir tóxica y en ningún momento te he dado razones para ello, solo que tus celos son cada vez más insoportables. ¿Celoso yo?, espera, ahora el que no entiende  nada soy yo, cómo que siento celos por ti. Está clarísimo, siempre me hechas en cara lo de tus mujeres, ¿crees que no me doy cuenta que lo haces solamente para evidenciar que sientes celos por mí? ¿Qué?, me estás confundiendo más. ¡Nada de confusiones, Mauricio, nada de reproches!, toma las cosas con calma, solo te recuerdo que para cuando te visite y no te estoy diciendo en qué fecha del mes de octubre, no quiero sentir el olor a sexo de una mujerzuela, mucho menos de esa ucraniana que no la vas a soportar y deja de celarme, ahora, dime, por qué eres tan lindo conmigo, ¿te importo bastante, no? ¿Puedo decirte basta en medio de esta conversación?, me está empezando a doler la cabeza, es en serio, ya no entiendo nada de lo que estamos conversando. Sigues siendo el mismo hombre tierno que ha tenido centenas de mujeres con quienes no ha tenido mas que trato para el sexo, nunca para la convivencia, ay, Mauricio, hace rato habrías enloquecido con cada una de ellas si hubieran formado parte permanente de tu  vida, porque pocas te conocen como solo yo te conozco. ¿Y desde cuándo me conoces tanto se puede saber? Hice unas galletas que me salieron deliciosas, tal vez te agrade que las prepare para ti cuando esté en tu apartamento alojada. Espera, cambiaste de conversación radicalmente y me dejaste con las palabras a medio hablar. Es que las estoy preparando con esmero para que te agraden. Me rindo, está bien, cómo vas con esas galletas. ¿Y así nomás?, ¿así de fresco eres para hablarme de las galletas mientras me quieres provocar celos con esa ucraniana? ¡Que no se puede contigo! Mauricio, soy la única que te soporta, tu ego es insufrible, tú y tus mujeres y todas las fotos que pones en tus redes sociales, ¿puedes pedir más de mí? Pero es que ni siquiera sé que debo pedir de ti. Ése es tu problema y sobre ello debes hacerte responsable. Pero responsable de qué. ¡Bah!, nunca entiendes nada, pero como te habrás dado cuenta, sigues escribiendo sobre mí y eso pocas mujeres te lo dan o, me vas a decir que tus relatos sexuales muy descriptivos no son tan infantiles. ¿Infantiles? Mauricio, a quién dime le interesa cómo les haces el amor a tus mujeres, ello en una novela apenas ocupa unos párrafos a lo mucho, pero entre todas las cosas que se debe decir en una novela te has excedido en el sexo hasta decir basta. Entonces en qué concluye esta conversación que me deja enfadado. ¡Ah, no!, a mí no me eches la culpa de tu mal humor, yo solo trate de ser amable como siempre y encima te hablé de las galletas que quiero prepararte cuando te visite. ¿Quieres que mejor dejemos esta conversación aquí? A ver qué haces con todo lo que hemos dialogado y escribes algo diferente y, por cierto, deja de celarme con eso de hablarme de mujeres y más mujeres que ellas solo están de paso, bueno, debo retirarme que me esperan labores para mi trabajo, ¡tú nunca valoras nada de todo lo que hago por ti!, pero se te perdona porque eres tierno. Te extraño, cuídate y espérame solo para cuando llegue en octubre, espera, ¿te sientes bien?, sabes que lo más importante para mí es que te sientas siempre bien.
No supe qué más decirle, porque una cosa es hacer el amor con ella y otra, conversar sobre todo sin estar seguro de nada. Era el ritual de la pertenencia ante alguien que no quiere pertenecer a ninguna mujer.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
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Julio Mauricio Pacheco Polanco

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