CAPÍTULO III NOVELA: LA ERA DE LA SUMISIÓN





Mauricio, puedes hablar de amor, pero no puedes pedir a ninguna de nosotras que seamos tu enamorada, ése es el trato, le tenemos fobia a los hombres que se enamoran, nosotras no queremos tener una relación estable ni queremos que al momento de hacer el amor, ningún  varón se enamore, ése es el trato, sí lo aceptas, serás muy feliz con todas las muchachas que desees y, siempre estaremos en estas casas de citas para atenderte, en todo serás complacido y nos verás felices haciéndote el amor, pero no cometas el error de otros hombres que confundieron las cosas al venir a estas casas de citas: no queremos hombres fastidiosos que estén detrás de nosotras como si fuéramos sus parejas, eso nos espantaría la clientela y solo ocasionaría problemas; ya debes haber visto a tantos tontos esperando afuera de las casas de citas como si nosotras estuviéramos buscando eso: tener pareja, no, no, Mauricio, no queremos tener pareja y, eso debes escribirlo para todos tus lectores, y así entiendan de una  vez y por todas que lo nuestro es algo difícil de explicar, somos diferentes a las demás mujeres, nos gusta lo que hacemos y pueden decirnos que somos chicas malas, pero tú que nos conoces sabes bien que no lo somos, otra cosa es que no estemos dispuestas a tener una relación de pareja, nos gusta el puterío, Mauricio, no queremos cambiar, nadie nos hará cambiar, sabes que es tan sencillo atrapar a algún varón para “salir” de aquí y llevar una vida normal como la de las demás muchachas, pero no queremos eso, nos agrada sentarnos a conversar de ustedes, los hombres con quienes hacemos el amor y esto puede ser identificado como un estilo de vida, ¿incomprensible para otras mujeres?, pues nos vale un carajo, a mí me encanta estar vestida de puta todo el día, en bragas, mostrando mi cuerpo mientras camino, dejándome escoger entre los varones apurados para el placer que sé, me pedirán cosas que una mujer decente jamás haría, somos otro tipo de mujeres, Mauricio, y eso debes puntualizarlo bien, el amor es algo que se le hemos dejado a las mujeres normales que se complican la vida entre drogas y alcohol, nosotras solo queremos orgasmos con hombres sanos que no se aferren a ninguna de nosotras, solo pedimos algo: que nos dejen llevar nuestro estilo de vida; sabemos la importancia que tenemos dentro de esta sociedad, muchos varones dejaron de ir a la psicóloga apenas nos conocieron y, fueron más felices cuando se dieron cuenta que nosotras no pedimos exclusividad alguna para con los varones, que vamos de ciudad en ciudad entre casa y casa y así vivimos, ¿por qué entonces rendir explicaciones a algún hombre?, haz hecho el amor con muchas en estas casas y eres igual que nosotras, no te gusta repetir de mujer, le hallas el gusto en saber de nuevas muchachas, no rompas entonces la cadena, porque el día que quieras estar con una de nosotras, te cerraremos las puertas, ese día te habremos perdido y, deberás buscar amor en otra parte, donde sabes, no encontrarás todo lo que te damos nosotras. Está en ti, Mauricio, déjanos ser y ten bien siempre en claro que si quieres ser feliz a nuestro lado, todo te lo daremos, menos una relación estable, eso es algo que no está dentro de nuestros planes si es que meditas en nuestra forma evolucionada de ser ante eso que las demás mujeres llaman amor y las hace sufrir.
¿Te puedo preguntar algo? No, Mauricio, solo hazme el amor, puedes decir lo que quieras mientras me disfrutas, pero no menciones la palabra compromiso, eso nos aterra, nos espanta y, no es que te vea enamorado de alguna de nosotras, pero sé que escribes sobre tus experiencias con cada una de las que les has hecho el amor y sé que te leen muchas personas, por eso era necesario decírtelo, para advertirles a los demás varones cómo es el placer en estas casas, cuando ya todo el mundo sabe qué es el amor: una total pérdida de tiempo.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
Todos los Derechos Reservados para
Julio Mauricio Pacheco Polanco

Comentarios

Entradas populares de este blog

MANUAL PARA NO DESPERDICIAR LAS NOCHES

EL POEMA QUE HONRÓ AL MUNDO

EL CORAZÓN QUE VOLVIÓ A SU DUEÑO