LA LIBERTAD SEXUAL MASCULINA






La vi con tristeza, era una mujer muy hermosa, muy sumisa en la cama
Había tenido buenas sesiones de sexo con ella muchas veces
Sé que lo iba a entender, era el verla por última vez
Desnuda sobre mi cama, con su piel muy blanca, su cabello desordenado por la fuerza de mis manos
Su rostro complacido mientras escuchábamos a Roberto Carlos y Cóncavo y Convexo
Ocurría de nuevo, no la volvería a llamar, dentro de todas mis certezas sabía bien eso
Y así explico una vez más por qué no me gusta hacer el amor muchas veces con la misma mujer
-¿Pasa algo Mauricio?, me preguntaba mientras tomaba algo de café frío para la sed-
Me recosté a su lado mientras encendía un tabaco mentolado
Nunca les he preguntado a mis mujeres si les gustó cómo les hice el amor
Siempre he pensado que ese tipo de preguntas las hacen los tontos o carentes de vida o mundo
Con sentir su orgasmos sabía que ellas fueron felices, que siempre acababan antes de mí
No solo por reírnos cuando les decía que sus úteros botaban fuego
Para antes de sus orgasmos decirme: -es que somos fogosas-
Me había acostumbrado a hacer el amor con mujeres que me decían en pleno acto:
-hazme el amor bien que estoy con muchas ganas de sentir placer-
Y las risas iban y venían como sus clímax y los tiempos extras que no me cobraban
En realidad no me querían dejar ir de sus lechos, la pasaban bien sin duda
Pero mi fama de eyaculador tardío correspondía no a una falta de empatía con ellas
Siempre las primeras veces con ellas eyaculaba en menos de 45 minutos
Meditaba si debía controlar la eyaculación más tiempo
O darles la leche previa verificación de que el condón estuviera bien puesto
Entonces la vi con tristeza sin decirle nada
Estaba todo claro, 3 horas de sexo continuo me decían que ella ya no vendría más a mi lecho
Que para mí 3 o 4 horas de sexo continuo era aburrido a pesar que ellas lo disfrutaban mucho
Que era necesario conocer a nuevas muchachas para que yo tuviera mis orgasmos también
-eres muy linda, le dije-mientras acariciaba su rostro
Ella comprendió de inmediato todo y sin tomarlo con mucho drama añadió:
-descuida, sé qué es lo que te pasa y no eres el único,
Otra muchacha me remplazará, eso es normal-
Entendí que lo mío era también gozar con el sexo
Que yo también requería de orgasmos fulminantes
Y así esclarecí mi necesidad de no repetir de muchacha
Para hacer el amor, y de verdad que era linda
Porque una compañera o pareja no lo habría entendido así
Me habría hecho la vida un infierno y odiado a más no poder
Porque no habría soportado la idea que ya no me brindara más orgasmos
Si es que así defino la libertad sexual masculina
O el derecho a no repetir de mujer.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
Todos los Derechos Reservados para
Julio Mauricio Pacheco Polanco





Comentarios

Entradas populares de este blog

MANUAL PARA NO DESPERDICIAR LAS NOCHES

EL POEMA QUE HONRÓ AL MUNDO

EL CORAZÓN QUE VOLVIÓ A SU DUEÑO