NO FUE FÁCIL ACOSTUMBRARSE AL SILENCIO
El poeta tenía 18 años y no tenía con
quien conversar
Y la ciudad seguía su marcha
Algunos de su misma edad hacían el
amor
Otros eran felices como solo se puede
ser en la juventud
Pero el muchacho de 18 años no tenía
con quien conversar
Y así fue durante varias décadas
Y acudía todos los días a las
bibliotecas
Para acompañarse con los autores
Para saber lo que no lograba saber de
la ciudad
Pensó que los autores le explicarían
cuál era el misterio del amor
De los amaneceres en otras ciudades
De la canción que le conmovió tanto
una noche que despertó llorando
Cuando se preguntó por una muchacha y
quería gritar porque no podía ser suya
Así, tuvo la oportunidad de conocer
sobre lo que aconteció en la historia
En las versiones de la soledad de los
poetas universales
Los adioses para quienes se amaron
Las guerras que no entiende hasta ahora
por qué son vistas como un gran negocio
O el por qué los que gobiernan el
mundo no solucionan nada
¿Se puede resolver la vida de las
personas con libros y más libros?
El muchacho de 18 años se sentaba en
gradas asoleadas que daban a plaza vacías
Y solo quería saber de los labios de
alguna muchacha
Antes de partir otra vez a las
bibliotecas
Antes de volver a casa cuando en sus
recorridos nocturnos
Veía a los de su generación ir de la
mano con muchachas felices
Y así la vida poco a poco aparentaba
ordenarse para casi todos
Y conocía una tras de otra para saber
de los encuentros de un solo momento
Donde la aventura llevaba el nombre de
poesía
Porque además, el poeta hablaba en
metáfora
Y ese fenómeno corrió de boca en boca
De su afición empedernida por los
libros
Y por abordar a las muchachas que le
hacían escribir versos incomprensibles
A fuerza de no querer seguir
soportando la soledad
Pero el muchacho de 18 años no sabía
que esa era una experiencia común
Que en urbes importantes, las personas
no conversan con nadie
Que las comodidades y lujos como la
civilización no garantizaban nada
Apenas una calidad de vida desde la
que nadie quería saber nada de los demás
Y así su sueño de escribir fue
concretándose
A empeño y demasiadas horas para
observar, leer
Y llenarse de golpe de mundo, vida
Desde la universidad, hasta las causas
del pueblo
Y de esto fue hace mucho tiempo
Entre lo que son ahora las horas del
placer
Y la quietud de los que han encontrado
lo anhelado
Entre todos los testimonios de los
poetas y poetisas que se quitaron la vida
Y no se dieron la oportunidad para
esperar varias décadas
Para escribir como escribe ahora ese
muchacho de 18 años
Ese muchacho que soy yo
Y que sonríe a esta hora, mientras
alguien me lee
Y comprender que el estar aquí nunca
fue fácil para nadie
Ni siquiera para el poeta que leyó
toda su vida
Por no tener con quien conversar, ni
tampoco muchacha para amar
En esos entonces.
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta
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Julio Mauricio Pacheco Polanco
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