EN EL PISO DE MI HABITACIÓN HAY MUCHOS PRESERVATIVOS Y CABELLOS DE MUJERES
Es muy normal al
entrar a la habitación de mi apartamento
Encontrar sobres
de preservativos usados, condones con esperma
Que debo recoger
cuando hago la limpieza diaria
Como cabellos
largos de las muchachas a las cuales les hago el amor.
Esto es muy
normal, como sentir el olor a cigarrillos mentolados
Y ver mi jarra
con café de la que me sirvo cuando estoy escribiendo.
Casi siempre
estoy escuchando música o viendo entrevistas a autores
Me entusiasma
saber qué respondieron los autores- los que ahora son clásicos-
-los que pasaron
a la inmortalidad-
También es normal
apagar mi celular mientras escribo para no escuchar los WhatsApp
Para no ser
interrumpido.
A veces el
desorden me gana y mientras estoy recostado en mi cama
Contemplo los
preservativos por el cerámico aporcelanado blanco del piso
O los cabellos
largos con los que me enredo debajo de mi edredón azul.
Es cierto, me
gusta hacer el amor escuchando música a todo volumen
Y suelo hacer
pausas a pedido de las muchachas con quienes hago el amor
Para poner en
YouTube los temas que quieren escuchar para excitarse más.
Sin duda soy
recompensado en creces por ellas cuando escuchan sus canciones favoritas
Y se entregan en
el lecho de mi habitación.
No hay tiempo
para más después de asearlo diariamente,
Apenas para
escribir y mientras el tiempo transcurre, meditar sobre qué he de escribir.
Es normal que me
sienta bien estando solo
Mi soltería es un
estilo de vida que es compartido con muchachas siempre nuevas
Porque también es
normal que frecuente hoteles para saber de las novedades
De las nuevas
muchachas que han llegado a la ciudad.
Entre café y
cigarrillos mentolados suelo pasar mis días sin muchas complicaciones
Hace mucho tiempo
dejé de pensar en el pasado
Mi mente solo se
concentra en lo que quiero escribir
Y alguno que otro
recuerdo reciente de cuando le hice el amor a alguna muchacha.
Así son los días
de un Escritor, al menos de la mía
Como ahora que me
siento a escribir sin tener que pedirle permiso a nadie
Por sobre lo que
escriba, ni esperar cierta hora para hacerlo.
Entonces puedo
decir: escribo a placer, entre preservativos regados por el piso
Y cabellos de
muchachas que se peinaron en mi delante, antes de marcharse.
Julio Mauricio Pacheco
Polanco
Poeta
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Julio Mauricio Pacheco
Polanco
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