LA EDAD DEL HOMBRE FELIZ






Mira tú a saber esto, de los rostros de la mujer, bendito seas si te toca contemplar
La belleza total que ella reserva para el que debe amar.
Dos miradas que se encuentran, más allá del sexo, se quedan para siempre en nuestra memoria
Y así como escribo en este poema, suele suceder que ellas a pocos varones se dan a conocer.
He visto tantos rostros felices en plenos orgasmos
Me he llenado de tanta dicha al saber de lo mejor de ellas
En la penetración y el clímax, cuando las he visto disfrutar felices
Reconociéndome como el escritor que escribiría como ellas
Que quizá un poeta no tenga la fortuna para mantenerlas
Tiene el don de hacer de cada una de ellas un espacio entre el tiempo y la historia
Si es que los biógrafos se preocupen por saber de quienes fueron sus mujeres
Dónde el escritor halló la paz y se fue sonriente por las calles silbando una melodía inédita
¡Ah, mis lectores deben saber que de estos placeres no se deben privar!
Desde el ver sus ojos cuando te hacen los orales
Hasta los gemidos previos a sus orgasmos donde no dudaron nunca en entregarme sus almas
Si es que mi costumbre es hacer conjuros donde arrebato el alma de ellas
Por toda la eternidad, como si fuéramos amantes de toda una vida
A pesar de solo conocerlas segundos antes
Cuando elijo a la muchacha que debe saber de mi simiente o manera de amar
Cuando les recuerdo que fui el muchacho que peleó toda su vida por esas horas de placer
Y quizá sea eso lo que más les excite, el que sea el hombre al fin y al cabo que
No se suicidó cuando tuvo todo en su contra
Para finalmente ahora gozar de lo que sus cuerpos en entrega total
Me inspiren a escribir poemas hedonistas o sensuales
Desde donde hablo del amor de otra manera.
Y tú mi estimado lector, ¿ya vives lo que yo vivo cuando pruebo de cada una de ellas?
¿Ya estás en la edad de los felices?

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta
Todos los Derechos Reservados para
Julio Mauricio Pacheco Polanco



Comentarios

Entradas populares de este blog

MANUAL PARA NO DESPERDICIAR LAS NOCHES

EL POEMA QUE HONRÓ AL MUNDO

EL CORAZÓN QUE VOLVIÓ A SU DUEÑO