LA MUCHACHA Y EL ESCRITOR QUE ESCRIBE ERECTO





La muchacha quiere saber cómo es el manantial de donde fluyen mis escritos
Cómo fue la búsqueda del saber en mi primera juventud cuando leía cientos de libros
En qué noches amé con frenesí hasta decidir quedarme con todas y no renunciar a ninguna
La muchacha está inquieta cada vez que me siento a escribir
Quiere ser amada como si fueran mis escritos para ser su piel mi nuevo libro
Que al momento de penetrarla ella sea una vivencia inolvidable
Quiere saber de esas pasiones que están en los libros y abren surcos en la historia
-me sirvo de los huevos pasados a la sartén con un par de panes, café y bistec-
Al despertar he notado que el día es mucho mejor que el pasado
Que mis deberes se han limitado a realizar las compras para los alimentos del día
Papas con zanahoria, repollo, brócoli y carne de primera en corte fino con arroz blanco.
La muchacha añoraría que le lleve con ese mismo encanto el desayuno a la cama
Y le repita una y otra vez que solo deseo amarle a ella
A pesar de saber que le estoy mintiendo, que no soy el tipo de hombres que se quedan con una sola
Que pasados los días febriles del amor, no esperaré su retorno
Que haré el amor con otras muchachas y de mí, no saldrán palabras de reclamo u odio
-un grato recuerdo libre de celos y la posibilidad que pueda volver para hacer el amor-
Sabe que detesto el vino como otros licores y que de mis labios solo saldrán besos
Dientes mordiendo su carne, palabras donde digo verdades que deben ser honradas
Y orgasmos que sean ofrendados a Dios.
La muchacha quiere estar en mis escritos a pesar de saber que no escribiré solo sobre ella
Apenas quiere un libro extenso de sabidurías que le pertenezcan
Mientras enloquece de saber que mis días son placenteros de esta manera
Y en su desesperación está quebrantando sus reglas más rígidas
Que el territorio donde reinaba está desmoronándose y ya no puede más estar sin mí.
Mis dedos teclean con frenesí y ella quiere que así mis manos dominen su cuerpo
Que mis uñas recorran dejando surcos rojos como si fueran el papel blanco para llenarlo
Y así en mi misterio no he forzado nada, mientras escribo erecto
Como es rutinario en mí cuando escribo.

Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta
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Julio Mauricio Pacheco Polanco




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