DUELOS DE AMOR Y OTROS HONGOS Y BACTERIAS pag17,18,19,20,21 NOVELA
Y
es así que debo retroceder unas horas en esta novela para volver a la mujer
fatal que aún rumiaba sus penas de amor con el hombre que le hizo entender que
ella era imprescindible en los lechos, para entrar al apartamento que compartía
con su hermano, si es que debo puntualizar que eran los hermanos del poeta de
18 años que, majadero, se hizo pagar el alquiler de un mini apartamento, no con
lo poco que ganaba su hermano mayor que era el obrero a quien le habían agarrado a patadas y dejado los dos ojos
morados por sus conductas desviadas en la fábrica, sino con el dinero de la
dama que se las ingeniaba siempre para sacar dinero a sus viejos amantes, esos
hombres canos y con poco cabello que urgidos de amor, accedían a los pedidos de
ella, solo para sentir la alegría que da el sexo y sentirse vivos, así se
sintieran perdidamente enamorados de ella, a quien por cierto, acostumbraron
compartirla, por ser una mujer que sabía complacerles en todo tipo de detalles
propios del placer y las angustias cuando no se tiene con quien conversar a
pesar de tener mucho dinero y, la soledad los termina por enloquecer y hacer
temer por impulsos donde pudiesen quitarse la vida, vidas trajinadas de hombres
solitarios que se dedicaron a trabajar desde muy jóvenes y tuvieron pocas
oportunidades para el amor o para conocer mujeres excepcionalmente bellas cuyo
arte radicaba en el saber hacer un buen uso de su vagina como trasero, y tener
el diálogo que les recordase por qué se debe seguir vivo, cuando el dinero no
puede comprar eso que está al alcance de
los jóvenes como el poeta de 18 años, cuando se ignoraba lo valioso que es la
juventud, lo bello que es un rostro
donde la gracia libre de arrugas y vivencias, convierten a las jovencitas o
muchachos en el centro de atención de los que andan a la caza de placeres.
Entonces lo vio allí y no le hizo pregunta alguna, no le pregunto por qué razón
se había agarrado a golpes. En una reacción rápida como las que devuelven el
alma al cuerpo después de una gran confusión, se acercó a su hermano para
abrazarle y decirle: no es tu culpa, está bien, ya pasó, ¿te pongo tu
inyección? El hombre olía a masturbación, había estado viendo unos videos porno
en la computadora y su olor era a esperma mezclado con materia, pus para ser
preciso. Dejó el bolso sobre el sofá para sacar del botiquín del baño la
descartable que rápidamente llenó de penicilina para dejarla sobre la mesa y
con unas gasas y antisépticos, limpiar ese miembro viril lleno de protuberancias
mayores que el acné, llenas de pus, limpiándolas con cuidado, hasta tenerlo
listo y pincharle con la jeringa. El hombre lloró y dijo que era una mierda
todo, que no quería que le pasara eso al hermano menor de ellos, pero él nunca escuchaba,
estaba tan imbuido en sus aspiraciones tontas de ser poeta, en sus lecturas, en
los recitales donde acudía cada fin de semana donde se embriagaba a más no
poder, exponiéndose a cualquier tipo de contagio. Ella lo recordó de sus años
mozos, cuando fue un hombre de mundo, de aspecto varonil irresistible para las
muchachas que se le metían entre los ojos y
a las cuales les hacía el amor sin mucho cuidado, muchachas que se
embarazaron de él con el único requisito de tener el apellido de ese semental
que ahora tenía sífilis y ya no servía para el amor. Ya no soy el de antes,
mira en lo que he venido a dar, echó a llorar desconsoladamente como un niño a
pesar de tener casi 30 años, ¿qué es el amor sin salud, hermana, dime, qué es
el amor sin salud? Ella no contestó, le revisó las costillas para saber si
tenía rota alguna, cortó unas rodajas de tomate para ponerle en sus ojos
morados y decirle, mejor descansa, hoy fue un día de mierda para todos, pero
él, él tiene lo que yo no tengo, tiene una mujer que le es fiel con 3 lindos
niños varones, ¿no merece que lo vuelva homosexual?, ¿sigues pensando en él?,
pero veo que es tu obsesión, apenas es un muchacho que se hizo hombre de la noche a la mañana y que
a sus 21 años tiene la vida desgraciada,
tan desgraciada como las nuestras, pero tiene
hijos, ¿sabes que sus hijos son muy lindos?, uno de ellos es una promesa
para el fútbol, ella le frotó del mentón y le dijo: tus hijos también son
hermosos, hermosos, hermosos, refunfuñó entonces, ¡si son criados por otros
hombres!, ¡sabe Dios qué les habrán hecho ya!, ¡no me dejan verlos!, ¿sabes lo
que eso significa para mí?, cuando tengo días libres y paso por ellos al
colegio para entregarles dulces me rechazan, se avergüenzan de mí, me niegan
delante de sus compañeros de clases y dicen que soy un loco muy peligroso de
quien deben apartarse, bueno fuera que todo quedara allí, sus mismos padrastros
salen y los defienden como su yo fuera un monstruo, de qué me sirve tener hijos
si no puedo acercarme a ellos sin temer a que llamen a la policía y les haga
pasar por momentos que sé para ellos serán imperdonables, y claro, tuve muchas
mujeres que solo quisieron tener un hijo varón de mí, pero ahora ninguna me
llama, ninguna quiere saber de mí, ¿sabes que cuando las llamo ni siquiera contestan?,
apagan el celular y es allí cuando me siento el hombre más miserable y
solitario del mundo, ellas no quieren nada de mí, qué rápido se olvidaron del
amor que sintieron por mí, ¡qué rápido!, pero no, él tiene una linda esposa
que se saca la mugre por sus 3 hijos y
le es fiel y no lo dejará a pesar que los vecinos me comentan que está
aburrida, que ya no puede más con las labores del hogar, pero lo espera, ¿sabes
qué significa eso para un hombre?, ¿sabes qué significa para un obrero como yo,
haber pasado por un día de mierda y al llegar a casa tener una mujer que
siempre está esperando por uno?, ¡mira las llagas de mis pies!, cada día
sangran más, este daño que me hicieron es imperdonable, me quitaron lo que más
amaba, las mujeres, y más aún, los hijos que ellas me dieron, qué puedo esperar
de la vida ahora que estoy viejo, con sífilis y sin posibilidad alguna de
volver a ser amado, ¡ya no habrá mujer para mí!, ¿entiendes eso, hermana?, pero
no, mira al tonto, nuestro hermano menor que cree saberlo todo de la vida y
echando a perder lo más valioso que pueda tener un ser humano: su salud, deja
de pensar en ello, piensas en muchas cosas a la vez, mientras esté viva, no
estarás solo, te acompañaré como lo sigo haciendo hasta ahora, sabes que odio a
los hombres y por ninguno de ellos te dejaría, hermano, ¿lo dices en serio?,
¿lo dices en serio hermanita?, porque yo ya no soporto más este infierno, ya no
soporto el tener que verme en el espejo y saber que el amor murió para mí
definitivamente, ¡el amor!, pensando en bobadas, tuviste tantas mujeres y aún
sigues creyendo el amor, no te esperances en lo que la vida se encargó de
enseñarte no vale la pena, ¿pero, y el sexo?, ¡tengo 30 años y estoy condenado
a masturbaciones donde boto esperma con pus!, lo mío ya no es vida, es un
suplicio, ¿no se merece una vida desgraciada él también? Entonces ella con un
rostro diferente al que puso cuando estuvo en mi apartamento, un rostro sereno
y hermoso, le dio el amén diciéndole, claro que se lo merece, él no es más que
tú, por qué pues tendría que ser feliz mientras tú sufres, sabiendo ambos que
eres mejor que él y toda su familia, ¿me ayudarás entonces hermana a
desgraciarle la vida?, mira lo que me hizo, me agarró a golpes dentro de la
fábrica, lo volviste a hacer, ¿y por qué no debería hacerlo una y otra vez?,
¡ese culo debe ser perforado!, ¡quiero su desgracia ahora y ya! Remontarse a
los odios gratuitos es algo que puede servir para explicar parte de la historia
de muchas personas, familias enteras o biografías ocultas de personas célebres
que pasaron a la historia solo por el afán de derrotar a alguien, ¿ego?, quien
sepa precisarlo, que escriba un libro sobre ello, lo cierto era que le odió
desde que pisó la fábrica hacia un año y empezó a laborar como todos los obreros
que recién empiezan su trabajo, dialogando con afabilidad, una afabilidad
propia de un hombre de 20 años que está esperando a su tercer hijo varón y es
sumamente feliz, algo que no fue perdonado por el agresor a quien vio de
inmediato como el ejemplo claro de los hombres que son capaces de esforzarse
hasta el extremo por sus hijos y esposa, ¿decir que uno es feliz no es
exponerse ante un mundo donde pocas personas pueden serlo? Hermana, lo tenía
asimilado, pensé que podía vivir con esto, que mi resignación debía ser asumida
con madurez, pero de pronto ella empezó a aparecer con las viandas de comida,
los niños de piel rosada, rebosantes de salud, diciéndole: ¡papá, te amamos,
eres el mejor papá de mundo!, ¿entonces, yo que creía que por fin había alcanzado
mi paz, por qué debía ver a un muchacho de 20 años ser tratado con tanto amor?,
¡el amor que debió ser para mí!, ¿entiendes eso, hermana? ¿Cuántos días de
licencia médica te dieron? 3, mientras tanto él seguirá laborando, ¿sabes?, he
pensado en cómo destruirle su vida. Se hará como tú lo digas, mientras tanto descansa, ven,
iremos a la cama, debemos dormir, ya es
tarde, en el camino he recibido un par
de llamadas de esos viejos panzones magnates que necesitan de mi amor, debo sacarles dinero
para que te trate un buen médico y para pasarle la pensión a nuestro hermano
menor que se cree poeta. Me gustaría ser como tú, es decir, fuerte, invencible,
a veces pienso que no ha nacido el hombre que te haga sufrir. Ella lo miró a
los ojos, le cambió de rodajas de tomate y de la mano lo llevó a la cama donde
ambos dormían juntos. Se quedaron con la ropa que llevaban puesta, ella apagó
la luz y entonces recordó el día en que esa mujer rubia de ojos claros apareció
en la vida de su hermano para apartarlo de todas sus mujeres y sumirlo en la
peor de las soledades, hasta macharse y dejarle una sífilis que no podía ser
curada, una enfermedad del amor crónica que debía ser atendida por ella todas
las noches con inyectables de penicilina, luego de regresar a la casa, con el
olor a sexo de hombres cincuentones, hombres que estaban enamorados
perdidamente de ella y que solo servían para sacarles dinero, dinero que era
ahorrado con severidad por ella en el banco, para esos años cuando dejara de
ser una mujer hermosa, una mujer que despertara pasiones que llevara a la
quiebra a esos cincuentones que trabajan duro pensando en todo momento en ella,
solo para recibir de sus atenciones, para tener orgasmos precoces y conversar
horas de horas sobre temas que ella sabía escuchar, fingiendo un interés que
era correspondido con la generosidad sin límite de ellos. Siempre pensó que su
hermano debía dejar ese trabajo de obrero, pero cuando lo hizo, tuvo que
internarlo en un sanatorio mental porque empezó a mutilarse los brazos,
haciéndose cortes que eran producto de una severa depresión por la falta de
amor de una mujer de verdad, por su abuso con el porno por tener un miembro
viril que ya no servía para nada, porque el psiquiatra le advirtió que no debía
pasar mucho tiempo solo, que debía tener una ocupación en donde mantuviera la
mente ocupada, lejos de las mujeres que al verlas, le provocaban crisis y
arranques suicidas por su inutilidad como hombre, de por vida. Desde entonces
ella decidió dormir a su lado, no como su mujer, sino como la debió quedarse a
su lado, así sea solo para darle calor corporal por las noches y no despertara
como un hombre desesperado, condenado a la soledad.
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
Todos los Derechos Reservados para
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Comentarios