CUANDO UN POEMA SE ENFRENTA CONTRA LOS MALES QUE LACERAN EL MUNDO Y ALGUNOS SE SIENTEN MUY ALUDIDOS
Hacía más de un mes que no
entraba a mi Blogger para escribir, lo consideré innecesario porque la gente
andaba más preocupada en cómo salir de esta pandemia que en mis escritos
dejados hasta ese momento que se basaban en mis experiencias mundanas con muchachas
de 20 u algo más años de edad.
No, no pueden venir, en mi
apartamento hay un adulto mayor y no puedo exponerlo por culpa de ustedes que
tienen furores uterinos y que les vale nada la cuarentena y quieren hacer el
amor. Medité en ese momento que ellas habían estado haciendo el amor todo el
tiempo de cuarentena ordenado por el Gobierno, que probablemente estaban
infectadas o eran asintomáticas. En suma, me había quedado sin muchachas para
hacer el amor, cosa que por cierto no me afectó en lo más mínimo, primero
estaba la salud de mi familia y yo. No eran días precisamente para darle rienda
suelta a los apetitos de la carne.
Entonces pensé en que sería bueno
escribir un poema partiendo de todo lo que habíamos pasado el planeta entero,
recordando los buenos votos para un mundo distinto, diferente, donde no
existiera el mal, no hubieran jóvenes drogándose ni bebiendo, ni mucho menos,
hogares o familias destruidas por el alcohol o las drogas.
La economía había afectado a todo
el planeta y pensaba en las riquezas corruptas de aquellas personas que todos
rechazamos, de nada ahora les servía su dinero, la pandemia mataba a todos sin
distinción alguna, sea de clase, raza o condición económica. Era bueno pues
acusar a los corruptos para hacerles ver que el dinero mal habido que tienen no
los libró de la muerte.
Pensé también en los padres de
familia temerosos, (hablo de padres de familia, no de hombres o mujeres que no
tienen hijos e ignoran qué es ser padre de familia), por llevar a sus hijos a
los colegios para que les enseñen que a pesar de sus cortos 6 años de edad, no
podían afirmar si es que eran hombres o mujeres, que eso era algo que nada
tenía que ver con sus penes o vaginas y que serían bien orientados por un
transexual para cualquier tipo de duda. Creo que millones de personas meditaron
bastante sobre ello y algunos pidieron perdón, arrepintiéndose por sus
maldades. Debo recordarles que en plena pandemia han muerto decenas de miles de
personas en todo el mundo y que las ciudades más importantes del mundo tienen
las calles vacías, en pleno silencio, aterrorizadas con la muerte que les
asecha. Entonces pensé en quienes promueven el aborto, no hicieron nada, esas
muchachas que salían a las calles a promover el aborto mientras causaban
desórdenes y destruían el patrimonio de las ciudades, con cientos de millones
de dólares donados por ONG’S, nada, nada habían hecho por salvar al mundo, más
bien se habían escondido en sus casas para pelear por sus vidas, olvidándose
del lema: NiUnaMenos, peleando más bien por sus vidas, olvidándose que pelearon
semanas antes por el derecho a matar a las vidas que llevaran en sus vientres,
porque no vi a ningún colectivo que se ofreciera para ayudar a los médicos, al
menos, limpiando los pisos y baños, de los hospitales, donde el virus estaba
infectando a todos. Pensé si habría ayudado en algo el Lenguaje Inclusivo en
este momento para comunicarnos entre personas, pacientes, médicos, policías,
personal del ejército y demás personas que batallaron y siguen batallando
contra la muerte, creo que el lenguaje inclusivo solo habría generado más caos
o desorden, no habría ayudado en nada y, medité que quienes lo promovieron,
fueron personas llenas de odio, egoístas y desadaptadas, rencorosas, que solo
querían la incomunicación total de las personas, considerando que se utilizó la
palabra para comunicarse y salvar a las personas desde las llamadas que se
hacían segundo a segundo a los números dados por el Estado, con el fin de
brindar ayuda.
Y es cierto, no hubo quejas por
parte de las mujeres que reclamaban por las violaciones en las calles a plena
noche porque salieran en minifalda, no tenían cómo, hay Toque de Queda, es
decir, está prohibido salir a partir de las 6 de la tarde hasta las 5 de la
mañana, razón por la cual, no hay bebedores ni drogadictos en las calles, mucho
menos abusadores sexuales que se aprovecharan de indefensas señoritas que
salían antes a media noche en minifaldas por la ciudad.
Y entre otras cosas, me felicité
por no haberme casado, por no haber tenido hijos, por estar solo, por no tener
pareja, y por ser libre, porque las noticias revelaban los conflictos de pareja
entre hombres y mujeres que ya no se soportaban y tenían que guardar cuarentena
bajo un mismo techo por Ley. Es ventajoso ser soltero y sin hijos en plena
pandemia, pensé.
Y escribí algo sobre todo esto.
Está demás decir que parte de esto exasperó e
inquietó a quienes defienden todo lo podrido de este mundo que en su momento,
la gente clamando, oró, para enmendarse y cambiar. Pero no deja de ser una
anécdota. La pandemia continua, yo sigo quedándome en casa, que esto durará
sabe Dios cuántos meses, o años, tal vez.
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Escritor
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Julio Mauricio Pacheco Polanco
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