EL CAPITAL SOCIALISMO, CAPÍTULO TERCERO

Desde la restricción de las libertades y vulneración de derechos humanos bajo un totalitarismo donde una sola persona dice qué se debe pensar, hacer y cómo debe interpretarse la vida, sin eximirse de la corrupción y otros delitos de lesa humanidad, hasta el libertinaje provocado por el libre mercado donde se dan exceso de libertades en tolerancia con la degeneración del ser humano, haciendo también un abuso del poder, donde la supremacía blanca no se desvincula de denuncias de corrupción y tratos con el narcotráfico, con políticas intervencionistas en nombre de la Democracia, más por intereses económicos que por valores de un modelo de convivencia que se sujeta constantemente ante una derrota en enfrentamientos contra el Crimen Organizado, ambas posturas, no dejan de ser imperialistas, sean posturas conservadoras a ultranza de izquierda o, posturas ultraconservadoras de derecha y en consecuencia, modelos de mercado donde ambas posturas imponen condiciones para su beneficio, sin importar el ser humano en cuestión, al cual es usado, para fines particulares, sin respetar sus derechos humanos, sean desde las guerras o una vigilancia extrema que parte de una verticalidad de pensamiento que siguen la linealidad del pensamiento de una sola persona, o el capital de hombres poderosos que dentro de sus mercados, deshumanizan a las personas, contentándoles con vicios, donde se dé la complacencia populista de los lados más aberrantes y perversos de la condición humana. Si bien, se acusa a los regímenes comunistas de un rigor sobre la poca libertad de sus ciudadanos, si es que se les puede llamar ciudadanos bajo un orden de libertades restringidas, donde todo pasa por un control riguroso que no es ajeno al poder, ocasionando sensaciones paranoicas sin espacio para la disidencia u otra forma de pensamiento, con una vigilancia hasta en el diálogo, con el uso de la inteligencia informante por parte de personal que acata a quien domina ese imperio, ahora, con la tecnología del siglo XXI, el control es total, si esto no es diferente en el caso del imperio capitalista que a través de “estados” dentro de un solo estado, manejan bajo intereses de capital, datos logísticos a nivel planetario, sobre hábitos, costumbres, consumos y perfiles psicológicos que van desde la salud a los vicios, en redes que son rastreadas a la misma usanza por los regímenes totalitarios comunistas para, no dejar nada al azar, y tras un rastreo tecnológico, en base a palabras mencionadas desde las telecomunicaciones, sean celulares, o el internet, nada es extraño al momento de saber qué ocurre en el mundo, tanto para los comunistas como para los capitalistas, si es que no quieran dejarse sorprender ante alguna reacción o contesta por parte de ciudadanos de postura cualquiera que, atente contra intereses de ambas partes, siendo así, que todo es de conocimiento de la inteligencia que almacena en su base de datos a, quienes promuevan o atenten contra un orden establecido que usa las mismas herramientas, para ejercer el control total, bajo diferentes formas de enfrentamiento, usados a conveniencia, para su perpetuación en su poder, siempre, regulando a su conveniencia la socialización o socialismo basado en el capital, una filosofía de vida que intentó responder a las preguntas elementales con rotundo fracaso, en medio de sociedades de consumo que quiso convencerse que fue feliz, sin serlo. Que si bien, las democracias de derecha, dieron pie a la libertad de expresión, ésta, dentro del acceso a la educación, se prestó para ideologías trasnochadas siempre en relación al capital con las personas, señalando que el capital era el responsable de la pobreza y otras injusticias, (bandera propia de los capitalistas y el individualismo como derecho al nombre “marca” y el éxito dentro de la competencia), lidiando así con posturas anárquicas inconsecuentes por adolecer de vicios perniciosos propios del caos y de leyes dentro de La Ley, corrompidas por el Crimen Organizado y adoctrinamientos donde no se respetó nunca la libertad de fuero interior y el derecho de credo y elección de destino a seguir, si es que dentro de las democracias, los grupos de poder, perpetuados generacionalmente, con sus vínculos con la corrupción, reflejan los mismos errores de las posturas comunistas y el ejercicio de La Ley dentro del capitalismo, que, convencidos en sus creencias ancestrales del derecho de conquista y su sentimiento de superioridad ante el resto del mundo, planeta disputado por el dinero, capital que genera empleo para miles de millones de personas que solo acatan, bajo trabajos explotadores o, la vía informal del blanqueo de dinero provenido del Crimen Organizado que, mueve economías en los países donde se evidencia la extrema pobreza y en el día a día para conseguir sustento, se desentienden de La Ley por estar ésta hecha a conveniencia de los Grupos de Poder, dejando una sociedad dentro de otra sociedad, desde la que el capital se mueve, para beneficio de los formales e informales. De otra forma no se puede definir mejor al capital socialismo, desde donde todo puede quedar impune con argumentos legales basados en leyes que se prestan para defensas libres de condena, entre enriquecimientos ilícitos que no son condenados por las fuerzas del orden, si es que una de las características de este modelo de convivencia social es la corrupción, solución exacta para comprar consciencias y voluntades, silencios desde donde la política democrática escoge lo mejor para sus gobiernos ante posturas contestatarias destruidas por vicios que son deslegitimizadas y llenas de consignas claramente entendidas, cuando se intenta llegar al gobierno, para cometer los mismos delitos señalados como oposición, ante lo que es motivo de contesta, por falsos líderes que se dan a conocer cuando ejercen dentro de las democracias el poder, siendo reiterativo el fracaso de las leyes y un orden establecido que puede ser comprado para nuevos ricos o, para la incrementación de la fortuna de los Grupos de Poder tradicionales que, tienen de su lado al Cuarto Poder, desde el que son accionistas y, pueden desprestigiar a todo aquel que sorprenda con convicciones genuinas, si es que el sistema se encarga de destruir moralmente a toda persona honesta, para no representar un peligro dentro de la democracia, si es que llegase al poder, cuando se supo que todo Presidente en ejercicio, es sometido a la extorción por un pasado donde no pudo ser un santo al cual no se le pudiera acusar de nada. Así, este socialismo, condicionado por el capital, resigna a las personas al consumo y los vicios, donde el sentido de la vida es inducido a la degeneración, dentro de los excesos de las libertades, desde la cuales, el placer como evasión, busca experiencias nuevas que terminan en aberraciones donde moralmente el ser humano es destruido y, a su criterio, es indigno ante el juicio de un ser superior o Dios, de quien renegará, por culpar de una condición humana de la cual se siente preso, sin querer asumir sus abyecciones, desentendiéndose de sus responsabilidades ante sí mismo y, defendiendo posturas extremas donde nada ha quedado del ser humano, desde el ser iconoclasta o nihilista, apátridas cuya única bandera es el dinero, único medio para socializar, dentro de un modelo de competencia laboral e intelectual, donde las apariencias son compradas por el que tiene el capital y, como paradigma, puede mentir y elaborar discursos aceptados, porque es quien da el trabajo, sustento de millones de familias a las cuales se les hace sentir la necesidad de éste, para tener como identidad a la empresa por la cual llega a exponer su vida, siendo esa la única filosofía de vida al alcance de quienes se sienten ninguneados, en un sistema donde todo es valorado en base al dinero. Otra forma de contraponer esta realidad desoladora es el totalitarismo comunista o nacionalista, donde la libertad de conciencia, de expresión y el reclamo de derechos humanos, es dejada de lado, para supeditarse a la voluntad de quien en nombre de revoluciones y genocidios registrados en la historia, hacen suya a la historia, para ser dioses vivientes, mesías, dueños de la verdad, aceptada por personas que desde ambas posturas, nunca se atrevieron a querer pensar por sí mismas e ir contra corriente, si acaso a eso se le llama la soledad, una enfermedad condenada por un sistema donde el capital regula las normas de la conducta, para ser sociables. Siendo así que en plena pandemia, crisis mundial de inicios del silgo XXI, seguimos sin respuestas a lo que somos, o al menos, a los que acatan lo que otros condicionan, en nombre de una comodidad de vida, desde la que, nadie es feliz, siendo esa la razón, del vacío sentido, desde el transexualismo o las fuertes adicciones, con voluntades corruptas que contribuyen a crisis que motivan expresiones violentas sin norte, por el solo hecho de querer provocar un caos, origen de sus tragedias y, deseos de destrucción total, en venganza por creencias legitimas de vidas robadas. Julio Mauricio Pacheco Polanco Pensador Libre ESTE TEXTO ES DE DIVULGACIÓN LIBRE, PUEDE IMPRIMIRSE, FOTOCOPIARSE, REPRODUCIRSE, SIN SER ALTERADO O MODIFICADO Y ES DE DOMINIO Y BIEN MUNDIAL, DONDE EXIJO, SE RESPETE MI AUTORÍA, SIN REMUNERACIÓN ALGUNA.

Comentarios

Entradas populares de este blog

MANUAL PARA NO DESPERDICIAR LAS NOCHES

EL POEMA QUE HONRÓ AL MUNDO

EL CORAZÓN QUE VOLVIÓ A SU DUEÑO