EL HOMBRE QUE VIO A DIOS
Hay una paz muy dulce cuando amanece
El color del cielo parece ser irrepetible
Poner Toccata de Paul Mauriat me inspira a escribir
Todo es quietud y tranquilidad
Es una armonía que pocas personas pueden entender
Es levantarse de la cama, asearse
Limpiar la habitación
Ordenar mi ropa y luego prender un tabaco mentolado sin ser molestado.
Sé que la vida no es igual para todos
De esta manera, me siento a escribir sin miedos o temores de hace años
Cuando destrozaba las máquinas de escribir
Cuando sabía qué era la angustia
Y las respuestas no llegaban
Porque eran búsquedas en libros tras libros
Preguntar en silencio a los Maestros de la Literatura
¿Qué ocurre con el mundo?
¿Qué pasa con las personas?
¿Por qué pocas personas son felices?
¿Por qué el mundo se complica la existencia?
Creo que hice lo correcto
Pensaba en las luchas de los grandes hombres
En sus aciertos y errores
En sus momentos de gloria y sus tragedias
Y también buscaba afanosamente a Dios.
No sabía que el mundo no cree en Él
A lo largo de muchos de miles de años
Porque no se les ha manifestado nunca.
La paz reina conmigo porque tengo una certeza
Vi a Dios para mi gloria
No hay nada qué temer
En mi bendición sé que todo tiene sentido
Que soy un privilegiado
Y que puedo vivir en su Amor
Y así, mi soledad es dulce
Y sin preocupaciones,
Tengo mi propia respuesta
La que no hallé en los grandes Maestros de la Literatura
Que bregaron por un mundo mejor
Pero que no vieron lo que yo vi.
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta
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