LA RESPUESTA ES EL SEXO, NO EL AMOR

De estas noches de extrema vivencia Tuve razones para insistir en creer que la vida es hermosa Si acaso a cada momento, los rostros de ellas, en sus múltiples orgasmos Me hicieron entender que la vida está aquí Que el Paraíso prometido a los judíos yo lo encontré Que ante las noches de locura y pensamientos enfermos Todos esos lechos donde fui feliz, fue una motivación para tener esperanza Que nada estaba perdido Si es que dudé y me quise entregar al más allá Pero es tan bello el placer, tan intensa la dicha que me entregaron Como un amante al cual se le debe amar para siempre Que entre mis alientos entrecortados y mis renuncias Mi consciencia en paz me hacía pensar que quizá la muerte no fuera mala Pero meditaba en mis seres queridos Sin temerle, reitero, a la muerte Y entonces pensé que era la voluntad de Mi Señor Quien decidiera que ahora esté vivo Para testimoniar que larga debe ser mi paciencia Para volver tras mis pasos de buen amante Del que no se satisface jamás con muchas horas contínuas de sexo Si es que todas se me entregaron para mostrarme el rostro de la vida Sin querer retenerme y con todos los ánimos de compartirme Para no solo entender de los misterios de la mujer Sino honrar el goce que ellas entregan Porque entienden que el sexo es la respuesta No el amor, el sexo sí, Sin pertenencias ni celos Ni feminicidios O deseos de que sean todas para mí Si acaso se me hizo varón libre Con la determinación de elegir entre todas ellas Y así escribo desde esta noche plácida, en soledad Dándome la licencia de probar de mi jarra de limón por fin con azúcar, Un cigarrillo mentolado, y La pasión de los que no dejamos de escribir Cuando hemos encontrado el norte Y sabemos el camino, por donde la felicidad existe Así, se tenga que esperar unos meses o años Para sonreír como solo sonríen los vencedores. Julio Mauricio Pacheco Polanco Escritor

Comentarios

Entradas populares de este blog

MANUAL PARA NO DESPERDICIAR LAS NOCHES

EL POEMA QUE HONRÓ AL MUNDO

EL CORAZÓN QUE VOLVIÓ A SU DUEÑO